Artemis III: Por nuevas huellas en la Luna

Por primera vez desde 1972, una misión espacial podría pisar el satélite natural de la Tierra. El programa Artemis de la NASA ha retomado el legado de Apolo y busca transportar humanos hasta la Luna para 2024, así como establecer una base lunar permanente y servir de impulso para futuros viajes tripulados al planeta Marte


El hombre podría pisar la Luna nuevamente dentro de unos tres años. La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, acrónimo en inglés) ha trabajado durante décadas en su programa Artemis para hacerlo posible. La misión, que lleva el nombre de la hija de Zeus -diosa de la caza, los nacimientos, la luna y el medioambiente- necesitará más que una fuerza sobrenatural procedente de la antigua Grecia para concretarse.

Un colosal despliegue de infraestructura y más de 50 años de desarrollo tecnológico se articulan para hacer que la humanidad vuelva a dejar su huella en el satélite natural de la Tierra.

La carrera por llevar al hombre de vuelta a la Luna no se detiene. / space.com

La última vez que se aterrizó en la Luna fue en diciembre de 1972, cuando la tripulación del Apolo 17 pasó poco más de tres días en su superficie para luego regresar al planeta. Antes, otras misiones de Apolo inscribieron en las páginas de la historia espacial, nombres como el de Neil Armstrong, Michael Collins y Buzz Aldrin, los primeros que tocaron el astro en 1969.

El proyecto Apolo nació en medio de un agitado contexto político. Era la baraja con la que Estados Unidos apostaba al triunfo en la carrera espacial contra la Unión Soviética. Una vez concretada la hazaña, el juego terminó y, con él, el tiempo de vida de Apolo.

Fue en el año 2005 que comenzó a gestarse entonces lo que sería su heredero, Artemis, el mayor proyecto espacial que se encuentra en marcha actualmente, no solo a nivel técnico, sino también financiero.

Rumbo a Artemis II

El programa espacial Artemis, de la NASA, es, digamos, el proyecto más sólido para la “colonización” efectiva de la Luna. Aunque liderado por el emporio científico estadounidense, cuenta con el apoyo de varias agencias espaciales y un gran número de empresas privadas.

Artemis busca establecer una presencia sostenible en la superficie y la órbita lunar, y se considera la antesala del programa espacial de la NASA para poner a un hombre en Marte para 2030.

La misión se divide en tres fases: Artemis I (no tripulada), Artemis II (primer vuelo tripulado) y Artemis III (con aterrizaje lunar tripulado). Cada una se articula en torno a una serie de misiones principales llamadas SLS, siglas que responden a Sistema de Lanzamiento Espacial. Se trata del primer cohete lunar para misiones tripuladas que ha puesto la NASA en pie desde el Saturno V.

Cohete del Sistema de Lanzamiento Espacial (SLS, por sus siglas en inglés) utilizado para la misión Artemis I. / nasa.gov

Tras numerosos intentos y retrasos, la agencia espacial estadounidense logró despegar la misión Artemis I en diciembre último. El SLS y la cápsula Orion que lleva dentro salieron el 16 de noviembre de 2022 desde el Centro Espacial Kennedy, en Cabo Cañaveral, en el este del estado norteamericano de Florida, y concretaron un amerizaje exitoso en el océano Pacífico, frente a la costa de México, el 11 de diciembre.

Sus ocupantes fueron entonces tres maniquíes de prueba equipados con sensores de vibración y monitores de radiación.

En poco menos de un mes, Artemis I consiguió recorrer 2.1 millones de kilómetros, orbitar la Luna y traer la cápsula Orion sana y salva de vuelta a la Tierra.

El objetivo clave era comprobar si el escudo de la cápsula logra proteger la nave en la maniobra de reentrada en la atmósfera y garantizar un reingreso, descenso, amerizaje y recuperación seguros.

Durante los primeros meses de 2023, ingenieros y técnicos de la Instalación de Procesamiento de Carga Múltiple del Centro Kennedy examinan de cerca el escudo, que soportó temperaturas cercanas a los 5 000 grados Fahrenheit (2 700 grados Celsius) durante el reingreso a través de la atmósfera terrestre. El equipo inspecciona además las ventanas de la cápsula, junto con la protección térmica de los paneles de la carcasa trasera que cubren la nave espacial, para resguardarla de las altas velocidades y la temperatura.

Muchos datos quedan por verificar de cara al próximo paso de la NASA –el Artemis II–, que se espera que concluya en 2026 con su regreso a la Tierra.

Como su antecesora, Artemis II utilizará el enorme cohete SLS y la nave espacial Orion para lanzar la tripulación (ya real) en una misión de ocho días. Su fecha de lanzamiento se ha fijado provisionalmente para 2024, pero depende de que algunos elementos estén listos.

Según la Agencia Espacial Canadiense, “el objetivo de la misión será alcanzar cuatro parámetros principales de preparación: planificación de la misión, rendimiento del sistema, interfaces de la tripulación, y sistemas de guía y navegación”.

Agrega que, durante varios días, la tripulación (conformada por cuatro astronautas aún por definir) viajará hacia la Luna y realizará quemas correctivas de los motores para interceptar el campo gravitatorio lunar. “En el momento y lugar adecuados, Orion realizará una serie de dos activaciones de motor para colocar la nave en una órbita lunar de halo casi rectilíneo (NRHO); es decir, muy cercana a la superficie.

“De entre cientos de órbitas potenciales, la NASA seleccionó la NRHO para alcanzar los objetivos a largo plazo de Artemis. Este dominio proporcionará comunicaciones casi constantes con la Tierra y acceso a emplazamientos en toda la Luna. Por otro lado, al estar equilibrada gravitatoriamente entre la Tierra y la Luna, esta órbita maximizará la eficiencia del combustible”, resaltó la agencia espacial norteamericana.

El SLS Block 1, con 98.3 metros de alto y una capacidad mínima de 70 toneladas (en órbita baja), será el cohete de la Artemis II donde viajarán los cuatro astronautas que circunvalarán el satélite. Ya el SLS demostró su poderío cuando sus dos cohetes de combustible sólido y sus cuatro motores RS-25 produjeron más de 8.8 millones de libras de empuje en el despegue y así enviar la nave espacial Orion de la NASA más allá de la Luna y regresar durante la misión Artemis I.

Ahora, “se trata de un nuevo tipo de sistema de cohetes, combinando motores principales de oxígeno líquido e hidrógeno con dos propulsores de cohetes sólidos acoplados, derivados del transbordador espacial. En esencia, un híbrido entre el transbordador espacial y el cohete Saturno V de Apolo”, confirmó el gerente del programa SLS en el Centro de Vuelo Espacial Marshall de la NASA, John Honeycutt.

“La potencia que proporciona el cohete SLS permitirá a los astronautas explorar más nuestro sistema solar como nunca antes y descubrir más sobre la Luna, Marte y más allá. Con Artemis II, la NASA está al borde de una nueva era de descubrimiento del espacio profundo y el equipo SLS, y sus socios, están más enfocados que nunca en fabricar y producir cohetes de este tipo para las futuras misiones Artemis que pondrán un pie en la Luna en las próximas décadas”, resaltó el investigador.

Alunizar con Artemis III

Si bien China desarrolla una nueva generación de naves tripuladas para llevar astronautas a la Luna en 2027, Artemis III, de salir airosa como se espera, será la primera de las misiones humanas a la Luna en el siglo XXI y la primera desde 1972.

Módulo de tripulación Orion para la misión Artemis III de la NASA. / nasa.gov

La NASA seleccionó a la empresa SpaceX, de Elon Musk, para que proporcione el sistema de alunizaje humano que transportará a los astronautas de Artemis III desde Orion, en órbita lunar, hasta la superficie de la Luna y viceversa. Para ello planea utilizar un concepto único de operaciones a con el propósito de aumentar la eficiencia global de su módulo de aterrizaje.

Una tripulación de cuatro astronautas (entre ellos, una mujer y un afrodescendiente) serán lanzados a la órbita terrestre para realizar comprobaciones de los sistemas y ajustes de los paneles solares de Orion.

Esta nave se encontrará con la Starship de SpaceX y permanecerá en órbita hasta llevar a los astronautas a la superficie. Se dirigirán al polo sur de la Luna para observar una zona que los científicos no han explorado antes, a fin de investigar el hielo de agua que hay allí.

Artemis III pretende además sentar un precedente y convertirse en la misión de la NASA más inclusiva hasta la fecha. La agencia espacial anunció que busca proyectar, en su tripulación y su equipo en la Tierra, la diversidad de géneros, razas y nacionalidades. Será, posiblemente, la primera que lleve a una mujer a la Luna.

Otros proyectos se alistan para llegar a la gran roca en los próximos años, por ejemplo, con Artemis IV, con la intención de desplegar la primera estación espacial extraterrestre planificada en órbita lunar. La Gateway, como la han denominado, pretender servir como centro de comunicación alimentado con energía solar, un laboratorio científico y un módulo de habitación a corto plazo para los astronautas de agencias gubernamentales, así como un área para todo tipo de rovers (astromóviles) y otros robots.

Se planea que Gateway sea la primera estación espacial más allá de la órbita terrestre baja y la primera estación espacial en orbitar la Luna. / NASA / Alberto Bertolin

De acuerdo con la propia NASA, entre otras muchas capacidades, la estación espacial Gateway facilitará estudios sobre las explosiones de partículas y campos magnéticos del Sol que impactan en la magnetosfera de la Tierra.

En conjunto, el programa Artemis ayudará a establecer una economía lunar y espacial, pero, sobre todo, representa la posibilidad más cercana de dejar nuevamente una huella humana sobre la Luna.

Solo por eso es uno de los proyectos que se encuentra en el centro mismo del debate científico de las sociedades contemporáneas.

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