Aumenta el peligro

De no llegarse a un consenso urgente sobre la escalada de tensiones entre Israel y la resistencia palestina, un conflicto regional pudiera hacerse cuerpo. Oriente y Occidente discrepan


Estamos asistiendo ya a una prolongación de los enfrentamientos entre Israel y las fuerzas anticoloniales de Palestina hacia otras partes del Oriente Medio. Todavía de baja intensidad, pero se corre el riesgo de una escalada si la situación de Gaza se sigue agudizando, debido a los sistemáticos bombardeos israelíes contra la población palestina, incluida Cisjordania.

Prosigue la solidaridad mundial con Palestina. Cientos de españoles condenan el genocidio israelí en Gaza. / rtve.es

Si bien para parte del mundo lo peligroso de la situación recae en la posibilidad de una intervención de Irán en este mal llamado conflicto, no debe menospreciarse el peso que tienen las resistencias libanesa de Hezbolá y la iraquí. Sin desdorar el significado de lo que implicaría el involucramiento de la nación persa, que posee un ejército bien entrenado y con alta tecnología, las otras fuerzas regionales, por su valor y preparación, pueden asestarle graves daños a Israel, que tendría entonces que dividirse en varios flancos. El primer ministro Benjamín Netanyahu insiste en que puede hacerlo; expertos militares dentro de sus filas dicen que les sería excesivamente costoso.

Respaldo a Palestina

Veamos que está sucediendo en el terreno: el sitio Al Mayadeen reportó, este 21 de octubre de 2023, ataques con aviones no tripulados de la resistencia iraquí, que impactaron en una base militar estadounidense de Al-Tanf, en el triángulo de la frontera sirio-iraquí-jordana. Ello, además de operaciones contra las bases yanquis de Ain al-Assad y Harir, en el Kurdistán iraquí. Asimismo, varios misiles impactaron en las fortificaciones estadounidenses en el Deir Ezzor sirio. Mientras, combatientes de Hezbolá plantaron cara a fuerzas sionistas de ocupación, lo cual generó muertos y heridos. A tenor con dicho panorama, el miembro del Bloque de Lealtad a la Resistencia en el Parlamento libanés, diputado Hassan Fadlallah, reveló que su partido contempla un alto nivel de “compromiso frente a incidentes que pudieran darse en la frontera de Líbano y en la asediada y bombardeada Gaza”.

Varios misiles impactaron en las fortificaciones estadounidenses en el Deir Ezzor sirio. / almayadeen.net

De parte de Israel se acometen actos provocativos. Hubo bombardeos contra los aeropuertos de Damasco y Alepo, en Siria. Tal pareciera que buscan una escalada, justificativa de operaciones de mayor alcance, o pretextos para que los Estados Unidos se involucren y dejen su “pasividad” de observación desde los mares Mediterráneo y Rojo. En este último, grupos de resistencia hutíes, de Yemen, se adjudicaron el lanzamiento de misiles contra embarcaciones estadounidenses.

Estos son momentos de muchas tensiones, que mal canalizadas pudieran desembocar en un extraordinario compromiso de Teherán, piedra angular de la oposición a Israel. De brindar apoyo moral pudiera derivar en otros modos. Esta posibilidad, todavía muy remota según las autoridades iraníes, le impregna al contencioso ciertas certezas de escalamiento, porque no se trata de un actor menor, sino de un país de peso económico por sus recursos naturales, por su emprendimiento en tecnología, por su poderío militar, elementos que lo erigen en contrapeso geoestratégico en el Levante.

Tampoco debe obviarse la preponderancia diplomática de Arabia Saudita, aliada histórica de los Estados Unidos y a punto de un acuerdo diplomático con Israel, que ahora mismo se encuentra congelado, porque, a pesar de las realidades coyunturales en política, la cuestión palestina es el corazón de la resistencia árabe en el Oriente Medio.

Deuda histórica

Las sociedades árabes cargan el peso de la responsabilidad compartida por no atajar debidamente los acuerdos derivados de la “Declaración Balfour, de 1917, cuando el Gobierno británico –que se disputaba la zona con el imperio Otomano y la monarquía jordana– “cedió” Palestina a los sionistas para que crearan allí su “hogar nacional”.

Todas esas actitudes de aparente pasividad ante un perfilado caso de apartheid tienen una explicación histórica. Los pueblos de la región estaban inmersos en sus propios problemas de colonización; este fenómeno de intransigencia derivó, en 1916, en la “Gran Revolución árabe” contra el Imperio otomano y la ideología nacionalista de los Jóvenes Turcos. Le siguieron, en 1920, la Revolución iraquí contra los británicos, la Revolución siria de 1925 contra el colonialismo francés.

La atmósfera a favor de la soberanía que se respiró durante varias décadas impregnó de valor al pueblo palestino, que también se alzó en armas en 1936 contra Gran Bretaña y su connivencia con el sionismo en sus planes de colonización de la Palestina histórica. Las mentadas naciones lograron consolidar burguesías fuertes, creando, de alguna manera, condiciones para sus relativas independencias posteriores. Sin embargo, la suerte de los palestinos estaba echada, y en 1948 la comunidad internacional –con exclusión de los árabes mayormente– avaló oficialmente el surgimiento del Estado de Israel, mientras el palestino quedaba para las calendas griegas. Las naciones árabes libres optaron por las armas contra Israel, pero fueron derrotadas. Este somero viaje al pasado puede darnos algunas claves de lo que significa para los pueblos mesorientales la causa palestina.

Una cumbre, un fracaso

Aun con todo ese bagaje solidario es un poco decepcionante que la Cumbre por la Paz del Cairo, Egipto, haya terminado sin ningún compromiso viable. A la cita de este 21 de octubre asistieron delegaciones de más de 30 países y de organismos internacionales, entre los que se destacan la Liga Árabe y la Organización de Naciones Unidas (ONU), con la presencia del secretario general, António Guterres. En representación de los palestinos estuvo la Autoridad Palestina, en la figura de su presidente Mahmoud Abbas.

La Cumbre por la Paz del Cairo, Egipto, terminó sin ningún acuerdo. / almayadeen.net

Es importante puntualizar que en el encuentro hubo dos frentes delimitados: Oriente y Occidente, y el último se negó a aceptar las críticas a Israel, por cuanto se esgrimió, como siempre, que este “lo único que hace es defenderse contra Hamás y la resistencia palestina en general”, obviando los crímenes de guerra cometidos contra la franja de Gaza.

Las atrocidades de Tel Aviv pueden verificarse. No es un cuento de camino: a través de las estadísticas dadas por el Ministerio de Salud palestino se comprueban 4 385 civiles asesinados, entre ellos 1 756 niños y 967 mujeres. Además, se han registrado 13 561 heridos. Por ende, según la fuente, el 70 por ciento del total de víctimas son niños, mujeres y ancianos. 

Criterios encontrados

A pesar de la derrota sufrida, Egipto, en la voz de su mandatario Abdelfatah el Sisi, recalcó que no cejará en el empeño de “construir un consenso internacional para exigir el fin de la guerra en curso, con miles de víctimas civiles tanto en el lado palestino como en el israelí”. Sus palabras cayeron en saco roto, porque la contraparte, formada por Alemania, Francia, los Estados Unidos y una delegación de Israel, desestimó la apertura permanente del paso de Rafah, zona fronteriza por donde único puede transitar la ayuda humanitaria. Entretanto, Rusia y China llamaron al respeto del derecho internacional y la necesidad urgente de un cese del fuego. Pero no lograron convencer y, al final, la cita cerró sin acuerdo.

Mientras tenía lugar este intento de solución, los presidentes de Siria, Bashar al-Assad, y de Irán, Ebrahim Raisi, en conversación telefónica analizaron los acontecimientos derivados de la Operación Diluvio de Al-Aqsa, efectuada por la resistencia palestina dentro del mismísimo Israel el 7 de octubre de 2023. Trascendieron sus ideas esenciales: exhortación a la comunidad árabe e islámica a adoptar una postura unificada en defensa de Palestina. En opinión del dirigente sirio “el retraso en tomar una posición común incitará a los sionistas a cometer más crímenes contra los residentes de la Franja de Gaza. Raisi subrayó “que es imposible encontrar una adecuada ecuación regional sin tener en cuenta los derechos palestinos.

Labor yanqui de zapa

Se observa un ambiente muy caldeado, que pudiera tornarse en más sangre. Mas, hay un actor que es imposible de soslayar: Washington, que mucho podría hacer para desescalar las tensiones. Ha quedado demostrado una vez más que el régimen sionista se siente invencible y con carta blanca para hacer a su antojo. Toda esa percepción psicológica y soporte material de la situación pasa inevitablemente por las posturas asumidas por la Casa Blanca. Hace unos años, Donald Trump, en su esperpento  “Acuerdo del Siglo”, le “otorgo” a Israel la siempre disputada ciudad de Jerusalén como su capital indivisible. Y lo hace ahora con John Biden, en su viaje relámpago a Israel. También hay que recordar que la visita estuvo antecedida por la del secretario de Defensa, Lloyd Austin. Ambos le reiteraron a Israel que puede contar siempre con los Estados Unidos.

Con esos truenos de guerra es prácticamente quimérico que se llegue a una solución viable para los palestinos, como no sea su rendición incondicional y eso es lo que el imperio y su belicoso socio esperan.

No importan los gestos de buena voluntad de la resistencia palestina, la cual liberó, este 20 de octubre, a dos prisioneras de doble nacionalidad israelí-estadounidense. Tampoco sirven sus declaraciones acerca de que “el resto de los prisioneros civiles siguen bien”. Lo que Israel quiere, a no dudarlo, es la aniquilación total de la causa palestina. Los Estados Unidos, con su parcialidad en el asunto, interfieren en una solución justa, que no es otra que la creación de un Estado palestino independiente.

Dos estados siguen siendo el objetivo supremo

El genocidio contra Gaza, que hace amagos de extenderse a Cisjordania, ha puesto frente al espejo a la sociedad israelí. A pesar del apoyo temporal a Netanyahu –tal como refieren analistas locales e internacionales–, buena parte de la ciudadanía lo hace responsable de las más de mil muertes de ese lado y los más de 200 prisioneros israelíes en Gaza.

Junto con llamados a la paz o al exterminio, en Israel han empezado a cuestionarse la viabilidad de dos Estados, uno al lado del otro. Sobre esa cuestión, la Deutsche Welle (DW), en su soporte digital, nos acaba de retrotraer a principios de 2023, cuando una encuesta del Pew Research Center le preguntó a los israelíes “sí creían fuera posible la convivencia pacífica con un Estado palestino independiente”: uno de cada tres israelíes veía viable la convivencia pacífica. En la actualidad, con la Operación de la Resistencia Palestina contra Israel, sus pobladores probablemente vean como irrealizable la consecución de la tan urgente paz entre los dos pueblos.

La politóloga Margret Johannsen, entrevistada por la publicación alemana, cree, sin embargo, en la posibilidad real de un acuerdo de paz. Considera que a pesar del dolor de ambos contendientes “lo que ahora ocurre es tan horrendo que podría despertar las conciencias”. Ahora, una parte del mundo académico y político occidental está barajando varias opciones indignantes: un Estado –Israel– con un Gobierno central poderoso; un Estado federativo –Israel con la adición de los palestinos–, con un Gobierno central débil; o una especie de confederación; o sea, dos territorios con una frontera abierta y un gobierno palestino-israelí común responsable de cuestiones relacionadas con el comercio exterior y la seguridad. Todas esas propuestas son como leña al fuego para un asunto que ha demorado demasiados años en resolverse favorablemente para el pueblo palestino. Les están cerrando las puertas y, como única opción, solo les están dejando la resistencia.

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