Durante la edición 38 del Festival Internacional Jazz Plaza, cultores de diferentes estilos privilegiarán la creatividad y el desarrollo de los jóvenes talentos
Múltiples fusiones integran la génesis de un género procedente de Nueva Orleáns. Este se ha nutrido en Cuba de un rico arsenal de músicas, sí, en plural, presente en compositores e intérpretes de varias generaciones.
De esto dará fe la edición 38 del Festival Internacional Jazz Plaza, del 22 al 29 de Enero, en La Habana y Santiago de Cuba, donde coincidirán valiosas figuras de Cuba, Estados Unidos, Francia, Argentina, España y Brasil.
En conciertos, clases magistrales, intercambios entre jóvenes y consagrados será estimulado el carácter comunicativo y el sentimiento de comunidad que se establece al defender la polirritmia de una expresión artística seductora.
Cada participante aprovechará la oportunidad para reflexionar sobre los procesos que fortalecen el acontecer cultural en Cuba y otros países del mundo. Quienes asistan al XVIII Coloquio Internacional de Jazz “Leonardo Acosta in memoriam” analizarán el quehacer de las casas discográficas y las investigaciones de carácter patrimonial que arrojan luces sobre los caminos de donde venimos y, al unísono, descubren hallazgos trascendentes al quehacer sonoro y rítmico de la nación.
La musicóloga Neris González Bello ha hecho énfasis en los homenajes a figuras prestigiosas que dejan profundas huellas en el lenguaje jazzístico, entre ellas, la voz autorizada del desaparecido saxofonista e investigador Leonardo Acosta en el aniversario 90 de su natalicio, los 65 años de Ernán López-Nussa y los 45 del Centro de Investigación y Desarrollo de la Música Cubana.
Improntas nunca olvidadas
En el siglo XXI, una importante pléyade de músicos aporta formas novedosas de hacer. Baluarte entre los grandes es el maestro Bobby Carcassés, gestor principal del Festival desde su fundación en 1980: “El jazz no es de minorías, ni de élites, sino de pueblo. Nunca olvido cierta aseveración del genial Tata Güines: La verdad se abre paso. Por eso cultivamos las raigambres y lo nuevo con la misma fuerza, el mismo espíritu. Muchas personas dicen: el género es un misterio; otras lo consideran una claridad en la compleja madeja de interacciones musicales, pues la improvisación lidera en el momento de la ejecución, da lugar a instantes irrepetibles.
“Precisamente lo tengo en cuenta en la obra plástica que he concebido para el próximo Festival. Me inspiré en uno de mis temas favoritos: Meditación. Al sumergirnos en distintos procedimientos, reflexionamos sobre los caminos recorridos, en ese preciso momento, se perfilan los nuevos.
“Quizás poco se piensa en el nexo del jazz con el resto de las manifestaciones artísticas, en especial la pintura. Es posible expresar las relaciones cromáticas mediante los valores tímbricos. Solo hay que dar rienda suelta a la imaginación sin desvirtuar el swing del espacio color en combinación con distintas expresiones musicales”.
Improvisaciones sin límites
El desarrollo tecnológico, los estilos, la construcción del texto musical influyen en la legitimidad raigal de culturas diversas que entregan esas esencias devueltas como formas artísticas de alta significación estética.
Pensar la música, vivirla intensamente, deviene un ímpetu renovador de ideas, inspiraciones, pensamientos. Por esto, el medio televisual mediante el Canal Clave, transmitirá presentaciones de figuras invitadas procedentes de los ámbitos nacional e internacional.
Según el pianista Roberto Fonseca, director artístico del encuentro: “Lo nuestro es rico y sólido. Hemos resistido todas las interinfluencias, asimilamos las positivas. Denomino mi espectáculo La Gran Diversión, lo presentaré el domingo 29 a las nueve de la noche, en la Sala Avellaneda del Teatro Nacional, teniendo en cuenta esas valiosas dimensiones. Me gusta dialogar con la tradición, aprovecho los registros graves del piano, los acordes, las armonías en el conglomerado sonoro y en la estructura del lenguaje jazzístico”
Él es un fuerte temperamento. Le interesa compartir experiencias en las escuelas de arte donde se renuevan las convenciones semánticas instauradas por individualidades y formatos.
Aventuras infinitas
Cálido, locuaz, el compositor Rodulfo Vaillant, presidente de la Uneac en Santiago de Cuba, asegura que en esta ciudad perdura la energía de los jóvenes talentos.
“Nuestras fortalezas son el conocimiento, el estudio, la historia, beber en la fuente de nuestras tradiciones con un sentido evolutivo, de transgresión dialéctica”, precisa.
Le satisface rememorar el aporte de las jazz bands en la región oriental del país desde 1930 y la incorporación de la percusión cubana en ese formato.
Hoy festejan la presencia de los graduados de conservatorios. “Esto es un logro de la enseñanza artística. Varios países de América Latina privilegian la música popular en centros de enseñanza, universidades, donde participan profesores cubanos formados aquí y residentes en el exterior”.
Sin ocultar su entusiasmo destaca el espacio Amigos del jazz, que en Santiago de Cuba incentivó la afición por el género a partir del año 2012.
“En Cuba existe una larga tradición en la enseñanza de la composición. Son reconocidos los ejemplos de creadores del siglo XIX. Nunca olvidamos a los patriarcas Esteban Salas, Manuel Saumell, Ignacio Cervantes, Nicolás Ruiz Espadero y José White. Asimismo, los componentes innovadores de Roldán, Caturla, Lecuona, Mauri. El perfeccionamiento es perenne, siempre hay aspectos que mejorar”.
Aventuras infinitas protagonizan músicos de diferentes generaciones, dominan una técnica de alto nivel; para ellos no existen fronteras entre la música culta y la popular. De hecho, conciben repertorios en correspondencia con la actualidad mundial para satisfacer el gusto de las mayorías interesadas en conocer las tendencias del jazz contemporáneo.
CRÉDITOS
Fotos. Leyva Benítez
