Foto./ Pastor Batista.
Foto./ Pastor Batista.

Bioestimulante cubano “se cuela” en empresa azucarera espirituana

Deviene oportuna alternativa frente al déficit de otros productos, además de sustituir importaciones


Además de mantener a sus trabajadores con las botas y cinturones bien ceñidos en función de producir todo el azúcar posible, la empresa Agroindustrial Azucarera Melanio Hernández, ubicada en Tuinucú, municipio de Taguasco, Sancti Spíritus, sigue buscando alternativas para enfrentar desde distintos ángulos la difícil coyuntura económica que atraviesa el país.

Para ello, apelan una vez más a la experiencia científica que ofrecen institutos como el destinado a Investigaciones de los Derivados de la Caña de Azúcar (ICIDCA).

Se trata del montaje de la primera planta de bioestimulante Lebame con que contará la provincia espirituana.

Tal proyecto reviste gran valor para la empresa si se tiene en cuenta que, una vez en funcionamiento, puede suplir la falta de fertilizantes que tanto afecta hoy a la economía cubana, contribuir a sustituir importaciones y a incrementar rendimientos cañeros.

Según explica Antonio Viamontes Perdomo, director de la empresa espirituana, el bioproducto Lebame se obtiene mediante un proceso de fermentación líquida estática, a partir del empleo de microorganismos eficientes, concretamente el inoculo, mezclado con miel final, sulfato de amonio y agua.

Con una capacidad que perspectivamente podría ser ampliada, en dependencia de resultados y demanda, la planta puede aportar cuando despegue alrededor de 3 000 litros de Lebame cada 48 horas.

Para ganar tiempo y seguridad, la empresa no solo visitó centrales de otros territorios que ya producen el bioestimulante, sino que también ha trabajado en la capacitación del personal que realizará el proceso de fabricación, así como a productores que se beneficiarán con esa opción.

Según referencias, en provincias como Villa Clara el Lebame acrecienta su interés entre quienes desarrollan la agricultura cañera y no cañera, en tanto se pretende continuar extendiendo su producción a empresas azucareras de todo el archipiélago.

Resulta obvio el valor que cobra una alternativa así, que -frente al déficit de otros productos- puede estimular el crecimiento y desarrollo de los cultivos, mejorar el metabolismo de las plantas y su rendimiento, así como propiciar una mayor resistencia de las plantaciones frente a períodos de sequía o al ataque de plagas y enfermedades.

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