Semanas atrás habían iniciado los encuentros donde se gestó todo. La convocatoria de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) se fue transmitiendo a cada uno de los colectivos que acabaron dándose cita los días 25 y 26 de febrero en el capitalino Pabellón Cuba, y entre todos dieron forma y color al ambiente.

Desde el principio se estableció la unidad y el entendimiento como premisas. Articular a diversos grupos, colectivos y asociaciones de activismo revolucionario, fundamentalmente en las redes sociales, era el objetivo del encuentro propuesto por la UJC, nombrado La Comuna.

“Creo que con la alegría que recibimos a estos muchachos que defienden la Revolución y teniendo en cuenta que celebramos los 60 años de la organización, no podíamos hacerlo de mejor manera que convocando a un evento como este”, afirmaba Ailyn Álvarez a BOHEMIA, minutos antes de iniciarse los debates.

“La UJC se siente muy complacida de que hayan accedido a la convocatoria y a dialogar desde la diversidad de todos estos grupos, de distintas perspectivas y metodologías; poder reunirnos en función de algo que tenemos en común”, enfatizó la líder juvenil.

Y sí, hay mucho en particular por lo cual luchar. Los une el antiimperialismo y anticapitalismo. Los une la indignación ante cualquier injusticia. No se vislumbraban complacientes las sesiones de debate organizadas en tres comisiones, incluso se diseñaron reglas para un diálogo donde no hubo jerarquizaciones, donde rebatir argumentos, no personas, fue la clave.

Los jóvenes también tienen la palabra

Banderas, símbolos y carteles disímiles armonizaban el ambiente, en ellos se entendía la diversidad representada en esas jornadas. La frescura juvenil matizó un entorno distinto desde el inicio. Una serie de performance recrearon momentos de la historia nacional; basamento imprescindible que inspira hacia el futuro.

La alegría y las ganas de hacer, decir y transformar se respiraban. Aquellos jóvenes desbordaban las emociones de hacer, de vivir el primer encuentro de la vanguardia juvenil con la mayoría de los espacios espontáneos en defensa de la Revolución.

Los estudiantes de las diferentes enseñanzas estuvieron representados en sus respectivas organizaciones. También el internacionalismo y los extranjeros que estudian en Cuba tuvieron voz.

Cristianos, excursionistas, artistas, feministas, entre otros, participaron de igual modo. La dirección nacional de la UJC se insertó en los diálogos como parte de esa misma juventud heterogénea que intenta transformar y avanzar en la construcción del proyecto social.

Precisamente, en continuar con el horizonte socialista y aportar a ello centró los debates. Se habló de desideologización, burocratismo, inmovilidad y apatía y del combate tenaz a estos fenómenos; se llegaron a acuerdos que buscarán enfrentarse a realidades distintas, y donde esté la juventud, militante o no, revolucionaria o no, tocarle la puerta y brindarle una oportunidad y una formación política.

Asimismo, se conversó sobre el trabajo en los barrios y la necesidad de la vinculación de las juventudes en ellos; se aludieron algunos problemas que atraviesa hoy la militancia en las filas de la organización comunista. Su secretaria nacional, exhortó a los militantes a revolucionarla desde las bases.

Socializar, compartir experiencias de trabajo, coordinar futuras acciones, así como un proyecto de resolución conjunta entre la UJC y los espacios representados, son algunos de los resultados de La Comuna.

Los protagonistas

Bashar Raja fue el representante de los estudiantes palestinos en Cuba. Según él, los unen lazos de hermandad con la nación antillana. Este evento constituye una oportunidad para quienes ven en la Isla un faro de libertad y rebeldía.

“Lo más importante ahora para llegar a esta articulación es la interpretación correcta del discurso. Hacerlo simple para poderlo llevar a la mayoría de las personas que puedan tener otros intereses y se apartan de la línea fundamental que representamos los jóvenes que estamos aquí”, expresó el joven asiático luego de finalizado los debates en comisiones y en plenaria.

En medio de las emociones ante la lectura de la declaración final del evento, texto que define la lucha que articulan y defienden, otros jóvenes compartieron con BOHEMIA sus impresiones.

“Hay un reflejo muy importante y es el reconocimiento de la UJC y la juventud progresista cubana a tener la unidad como objetivo común para seguir avanzando, así como el liderazgo de esta como vanguardia juvenil, pero también reconocemos que es natural y genuino que la juventud necesite evacuar otras inquietudes que tal vez no halle en la organización o prefiera manifestarlas de una forma distinta”, precisó Danhiz Díaz, militante de la juventud comunista.

El también diputado al Parlamento cubano expresó que “la UJC tiene la responsabilidad de influir e involucrar a todo el universo juvenil como mandato constitucional, y lo está haciendo consciente de la necesidad de contar con esos colectivos por sus conceptos y la preparación en cuanto a iniciativas y creatividad, incluso para influir en nuestros cuadros y en la militancia”.

Por su parte, José Enrique González, activista LGTBIQ+ y estudiante de Turismo de la Universidad de La Habana, consideró que “dentro de este debate tenemos personas homosexuales y transexuales y eso lo enriquece. He visto que hay un entendimiento de posiciones que cada cual expresó, desde su visión”.

Jorge González, presidente del Movimiento Estudiantil Cristiano de Cuba, asume que “lo más importante es el espíritu de unidad que hay y eso se ha reflejado en cada comisión. Como cristiano es una experiencia grandiosa, me siento heredero de un legado de líderes que han apostado por la construcción del Socialismo, cristianos comprometidos con la Revolución; pero también incorporándole nuevas ideas que acompañan a la juventud actual”.

David Frank Acosta, profesor de la Universidad de las Artes y vinculado a las experiencias comunitarias, comentó que “ha sido un ejercicio buenísimo para articularnos con la juventud comunista en este proyecto de nación que construimos. Estos espacios nos aportan desde la creación y el acompañamiento que pueda brindarse desde la organización a la creación artística”.

Las mujeres estuvieron igualmente representadas y con optimismo en lo que respecta a la equidad de géneros. Belsy Rodríguez, del grupo Cimarronas, valoró la importancia del evento en “las políticas revolucionarias que deben seguir renovándose y las perspectivas feministas incorporando a la agenda de la UJC Nacional el feminismo radical, que expresado hasta sus últimas consecuencias es el Socialismo”.

Así sienten algunos de los delegados los efectos de este primer encuentro nacional de juventudes de izquierda. Por decisión de ellos, La Comuna seguirá viva y entre los objetivos está llegar mejor articulados a los espacios físicos, así como la integración y apoyo entre la UJC y los colectivos revolucionarios emergentes.

Al decir de Aylin Álvarez, secretaria nacional de la organización: “lo esencial de este encuentro tiene que ser la unidad que logremos en función de esos objetivos que ya hemos catalogado como comunes, y para eso es esencial que respetemos la diversidad, no solo de criterios, sino de cualquier índole”.

El camino es largo y difícil, los comuneros son conscientes; más cuando se acoplan diversos pensamientos, métodos y experiencias. La fuerza de la juventud y el espíritu revolucionario que los impulsa les permite despejar sombras y enfocarse en la luz.