Conquistar la justicia poco a poco

 Una máxima defendida por el elenco de la telenovela Asuntos pendientes con un sentido humanista y enaltecedor


Las dinámicas prácticas de uso del medio audiovisual y las no tan nuevas tecnologías motivan acelerados cambios en las audiencias. Las redes sociales provocan a diario que las personas dejen de ser pasivas, para “intervenir” en la solución de conflictos planteados en telenovelas, series y otros formatos.

Así ocurrió durante el desarrollo de la puesta cubana Asuntos pendientes, con argumento y guion de Yamila Suárez y co-dirección de la primera actriz Tamara Castellanos, y dirección general de Felo Ruiz.

El protagonismo de la música pensado en función de los personajes-tipos marcó hitos fundamentales en el relato. Sobre todo, hizo énfasis en las transformaciones sufridas por hombres y mujeres al tratar de comprender e interiorizar complejidades de existencias plagadas de incomprensiones, máscaras, sobresaltos, descubrimientos y reconocimientos.

De ningún modo por azar la intencionalidad de Teresa Yanet, compositora e intérprete, reafirmó las altas dosis de emotividad de una telenovela que se mantuvo fiel a códigos tradicionales del género.

Yia Caamaño

En ella lideraron el tema amoroso como eje de la trama, las relaciones entre padres e hijos y el ejercicio del poder a partir de diferentes tópicos enfocados en la búsqueda social del conocimiento.

Durante el desarrollo del relato perduró un nexo coherente entre la integridad de Rebeca (Yia Caamaño) y el apoyo de canciones diseñadas para destacar ideas, pensamientos, acciones y el reclamo de quien siempre rechazó ser una mujer débil.

Incluso el beneficio de la duda la acercó mucho más a lo cotidiano, a lo que se puede sentir ante los riesgos de situaciones límites.

No solo se mantuvo dicho punto de vista en el ser y el quehacer de la protagonista. También la actuación de Adriana (Flora Borrego) y el apoyo de músicas sublimes defendieron un modelo moral inspirado en el muestreo y la revelación de valores positivos.

La Adriana de Flora Borrego se distinguió por su calidez y verdad artística.
Fernando Hechavarría nunca dejó de convencer.

¿Por qué Urbano (Fernando Hechavarría), Patricia (Belissa Cruz) y Bruno (Andro Díaz) asumieron posiciones diferentes y particulares ante problemáticas de profundas connotaciones social y humana, entre ellas las violencias física, sexual y psicológica?

El riesgo de la duda matizó el personaje-tipo de Belissa Cruz.
Andro Díaz debe mantenerse más abierto al ejercicio autoral.

Sin duda, los guió la ley de la verosimilitud (lo que impresiona por su verdad aunque nunca haya sucedido). No obstante, al Bruno de Andro le faltó esa condición orgánica que exigían los episodios y trances a los que estuvo expuesto.

Las dimensiones de inocencia y humanismo recreadas por Javier (Leo Bergues) y Amanda (María Laura Jiménez) hicieron meditar sobre lo que sienten, padecen, sufren y sueñan los de menos edad en complejos contextos familiares.

Javier y Amanda seguramente harán reflexionar a las familias cubanas.

Especialmente emotivo fue el homenaje al primer actor Manuel Porto por su Mauricio. Intérprete y personaje nunca resultaron pequeños. Sus bocadillos y proyecciones escénicas estuvieron avalados por un enfoque sincero, natural, de notable interés humano.

Creativo, verosímil, el primer actor Manuel Porto patentizó una certeza conocida: no existen personajes pequeños.

¿Qué aportaron Miranda (Indira Valdés), Zenaida (Gina Caro), Marina (Lili Bergues), Rolando (Tulio Marín) y Salvador (Yasmani Guerrero)?

La Miranda de Indira Valdés no desplegó su propio vuelo.
Gina Caro reafirmó su condición de primera actriz al asumir el rol de Zenaida.
Lili Bergues llevó adelante su peculiar Marina.
Rectificar es de sabios, una máxima del Rolando de Tulio Marín.
El Salvador de Yasmani Guerrero supo defender el derecho al optimismo.

Algunos hicieron patente que el atractivo del dolor es comprensible, otros demostraron la valía del derecho a equivocarse y de la pasión al olvidar sin resquemores el sentido de la culpa.

El tiempo de la ficción permitió colocar en la mira estados de incertidumbre, riquezas anímicas y densidades antropológicas sobre el acercamiento a personas que pueden ser tu familiar, tu vecino, tu amiga o, simplemente, alguien de alguna parte.

¿Era necesario en el capítulo 80 de cierre una acción subordinada –mal llamada subtrama- en el género de tragedia? Los realizadores lo justificaron al colocar ante nuestros ojos la posibilidad de la muerte y el castigo ante la actitud irresponsable de Regina (Alicia Hechavarría).

Asuntos pendientes entró en zonas íntimas que interesan al ser humano común. Pero, en ocasiones, alargó en demasía el juego con las expectativas de los públicos. Hubo conflictos de sonido, maquillaje y peluquería que afectaron la visualidad de algunas escenas.

Incluso, faltó cierta afectividad en momentos cumbres de algún que otro capítulo, pero no lo perdamos de vista: el rodaje de Asuntos… se realizó en tiempos de pandemia. El peligro inminente del contagio acechó por doquier y los equipos técnico y creativo supieron llevar adelante una narrativa inspirada en lo real del día a día.

La conquista de la justicia poco a poco dialogó en el discurso telenovelesco a modo de un precepto esencial en la puesta. La solidaridad familiar, el castigo ético y moral, y el feudo patriarcal, estuvieron presentes en varias situaciones dramáticas.

No siempre la toma de conciencia fue uniforme. Otro acierto de Tamara Castellanos y Felo Ruiz al alertar, descubrir, reconocer una verdad insoslayable: la cultura de la equidad de género todavía no es una batalla ganada.

Ya lo han demostrado clásicos de la literatura y del audiovisual: las cosas buenas de este mundo adquieren su verdadero valor solo cuando las perdemos o cuando todavía no las tenemos.

La telenovela hizo pensar, tomar partido a favor de un bando o de otro, criticar los desafueros y la maldad de un acosador. Lo cierto es que varios de sus personajes-tipos nunca perdieron la capacidad de soñar y los deseos de seguir andando para conquistar rumbos nuevos en el camino.


CRÉDITOS

Fotos. / Cortesía de Felo Ruiz

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