Este concepto lideró durante el Festival Prensa pública, Prensa del pueblo, celebrado en el habanero Consejo Popular Tamarindo, donde los comunicadores dialogaron con sus audiencias
Por doquier se multiplicaron cámaras, sonidos, micrófonos, voces, saludos, reencuentros. El parque Santos Suárez, en el Consejo Popular Tamarindo del habanero municipio Diez de Octubre, acogió el Festival Prensa pública, Prensa del pueblo. Emociones infinitas lideraron durante el contacto de los comunicadores con las audiencias. El empeño incentivado por muchos esfuerzos quebrantó la rutina del acogedor espacio donde intercambiaron ideas, vivencias, maneras de estar juntos periodistas y habitantes del barrio en proceso de transformación.
“Todo lo puede el desarrollo de la creatividad y de la imaginación”, dijo alguien al pasar sin detenerse. Iba corriendo para conocer al periodista que escucha por la radio. Varias familias ansiaban saber: ¿venderán la revista BOHEMIA? ¿y libros de las casas editoriales anunciados por la televisión? Entre colegas hubo abrazos, la alegría de reencontrarnos, el retorno a temas debatidos, entre ellos el imperativo de establecer una nueva cultura comunicacional para nuestro socialismo ante los desafíos de la sociedad en red.
Al desplegar iniciativas, el incentivo primordial fue estar cerca de quien nos lee, escucha o ve ante las cámaras. Esa cercanía convocada por la Unión de Periodistas de Cuba propició conocer el interés de niños, niñas y jóvenes, y ellos nos retribuyeron, pues lo sabían; festejamos el aniversario 132 del periódico Patria, fundado por José Martí, el más universal de los cubanos.
Bajo el sol intenso desandamos una y otra vez el parque junto a Yasset, cámara en mano, ávido por dejar constancia de momentos irrepetibles. Hubo intercambios con estudiantes, obreros, maestros, integrantes del combinado deportivo de Diez de Octubre, jubilados, amas de casa y siempre, de alguna manera, pensamos en ejes de trabajo: comunicacional, humano, económico, ético, tecnológico y organizacional. Sobre todo, responder tantas preguntas cotidianas: ¿cómo llevarlos a la práctica? ¿son suficientes los modelos científicos e innovadores de gestiones establecidas? ¿de qué manera seguir activando las relaciones entre el sistema de instituciones y los medios de comunicación?
El ser, el acontecer, el indagar, la pasión martiana de hacer un periodismo rico en análisis, advertencia, poesía y visión, demanda considerar la cultura en su amplio concepto mediante el establecimiento de nexos entre distintas áreas de la existencia. Allí lo vimos, lo estético en tanto intercambio intersubjetivo de efectos sensibles y hecho comunicativo en sí mismo emocionó. Compartimos plenas satisfacciones al escuchar la auténtica música cubana y ante la apertura de horizontes al pensar la recreación en la comunidad. Evidentemente, existen formas de ir contra tantas dificultades de diversa índole. En este sentido ayuda la cultura en contexto. Por todos los caminos posibles urge el cultivo de preceptos del Maestro: “no hay proa que taje una nube de ideas”. Entre todos sistematicemos la mentalidad científica para cautivar a las mayorías. La vocación de servicio de los medios de comunicación junto al pueblo defiende el desarrollo y la acumulación del conocimiento. Nutre el crecimiento espiritual de los ciudadanos y su actuación consciente sin abandonar el pensamiento crítico. Lo aprehendimos durante la vivencia exquisita. Pensemos en esto.