Desde los primeros días del mes de enero, adeptos y espectadores comparten un espacio común en un nuevo capítulo de la Jornada Villanueva, fiesta de la escena nacional que celebra el Día del Teatro Cubano y este año, se suma al jubileo por el aniversario 171 del natalicio de José Martí
Un ajetreo inusitado, pero siempre anhelado, moviliza en estos días a artistas y públicos en diferentes urbes de nuestra tierra caribeña. Pensar y sentir el teatro, refrendarlo desde la energía y la exaltación a la creación misma, son algunos de los aciertos a que insta la Jornada Villanueva hasta el día 28 del presente mes.
Como es tradicional, la cita recuerda los trágicos sucesos del 22 de enero de 1869, efeméride elegida desde hace varios lustros para conmemorar el Día del Teatro Cubano; este año, se extiende al jubileo por el aniversario 171 del natalicio de José Martí.
Organizado por el Consejo Nacional de las Artes Escénicas en comunión con diversas instituciones culturales, el evento propone un amplio programa que alterna con sesiones de reflexión y debate, obras teatrales, exposiciones de artes visuales, conciertos, presentaciones de libros y muestras audiovisuales.
Se va volviendo habitual que estos encuentros involucren a colectivos y plazas escénicas de otras regiones del país; en este capítulo, las provincias de Granma y Las Tunas, resultaron algunas de las anfitrionas.
Los bayameses arrancaron con un homenaje al actor José Antonio Rodríguez Ferrer en el coliseo de esa ciudad. La velada de tributo ocurrió justo en el mural frontal donde, con letras en mármol, se listan los nombres de notables figuras de la escena nacional; allí se develó el del destacado intérprete del teatro, el cine, la radio y la televisión. Esa misma sala, sirvió de escenario a varias agrupaciones teatrales de la urbe.
En Las Tunas los seguidores del arte de las tablas disfrutaron de diversas iniciativas como el taller de sombras chinescas, impartido por el actor y diseñador camagüeyano Mauricio Maynardo en la sala Raúl Gómez García; el cual convivió con los montajes La Avaricia, de Total Teatro; Fronteras S.A, de los villaclareños de Teatro sobre el Camino; Un bien con un mal se paga, del guiñol Los Zahoríes, entre otras propuestas escénicas.
El sugestivo espectáculo Clowncierto, del grupo tunero Teatro Tuyo que lidera Ernesto Parra, regresó a los predios habaneros. Esta vez atrapó a los públicos que llegaron hasta los jardines de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, en el Vedado capitalino.
Esta puesta cortejó la presentación del libro Clownteoregresivo y el coloquio ¿Cómo se hace un camino?, en el cual se disertó acerca de los montajes que asumen la poética del clown.
Por distintos espacios citadinos se diseminó esta edición de la Jornada Villanueva. La Escuela Nacional de Teatro, El Arca-Teatro Museo de Títeres, las sedes de Nave Oficio de Isla y la compañía El Público, el Café Teatro Bertolt Brecht y la sala Adolfo Llauradó fueron algunos de los más activos.
Lo que somos en los otros, de la realizadora Gabriela Marina Hernández, fue el audiovisual que inauguró el coloquio Teatros y Cuba, hoy, que tuvo lugar en la Nave Oficio, en los Almacenes San José.
El documental reunió los criterios de teatristas del relieve de Yailín Coppola, Agnieska Hernández, Carlos Díaz, Osvaldo Doimeadiós, Miguel Abreu y Abel González Melo, quienes reflexionaron sobre las dinámicas que orbitan en el teatro cubano ahora mismo; esas que vinculan los proyectos de formación, las motivaciones creativas esenciales de los artistas a la luz de las limitaciones económicas, así como las múltiples maneras que exhiben su capacidad innovadora e ingenio para afrontar el hecho artístico en el actual contexto.
El propio día 22, se dio a conocer el Premio Nacional de Teatro correspondiente a 2024, el cual recayó en la destacada filóloga, pedagoga y dramaturga Raquel Carrió, reconocida como referente cardinal en la teoría y praxis del teatro cubano.
Otra vez la Jornada Villanueva impacta a hacedores y adeptos. Contemplar y apreciar el teatro desde una mirada plural, no solo deviene riqueza espiritual para todos; es, además, recurso valioso que incentiva las ganas de volar y crecer desde la excelencia del arte.
