La Operación “Diluvio de Al-Aqsa”, de la resistencia palestina Hamas contra Israel, podría generar más violencia en la región. Irán y Rusia intentan evitar esa situación, así como ayudar humanitariamente al pueblo de Gaza

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El racismo y apartheid sionistas contra los palestinos está legalizado. Según la Ley Básica de 2018, Israel es el Estado-nación del pueblo judío, dejando fuera a todo aquel que sea diferente. También señala que Jerusalén, “completa y unida”, es su capital indivisible. Por si no bastara tanta discriminación, en su articulado 7 estipula que “el desarrollo de los asentamientos judíos es un valor nacional”, normalizando el robo de partes a la Palestina histórica. (1)

Semejante normativa da cuerpo de legitimidad a los crímenes que Tel Aviv viene cometiendo contra los palestinos desde 1948, cuando tropas apostadas a la entrada de los poblados árabes mataban a sus habitantes, y desde entonces han estado provocando un éxodo hacia el exterior. Muchos se fueron con llave en mano, esperanzados en que pronto iban a volver. Es toda una vida acumulando ilusiones de que algún día tendrían un Estado palestino, pero esta Ley Básica de 2018, si bien habla de Israel, tiene una relación directa con ese otro pueblo semita al que tanto desprecia.

Es clara evidencia de que el gobierno sionista no tiene ninguna intención de cumplir con las resoluciones internacionales en relación con un trato pacífico a los palestinos, y mucho menos convivir, lado a lado, con una nación diferente que por origen pobló ese suelo en igual fecha de nacimiento que los judíos.

Durante todo el tiempo Israel se ha burlado del mundo. Sin embargo, no pocos actores de renombre en la región siempre lo han visto claro. Ahora, a propósito de la operación Diluvio de Al-Aqsa, emprendida por Hamas este 7 de octubre de 2023, numerosos países y gobiernos levantan sus voces para detener la masacre que contra Gaza lleva a cabo el régimen sionista en represalia a la acción de los islamistas.

Reuniones de emergencia

No han faltado expertos que, tendenciosamente, le adjudican a la República Islámica de Irán responsabilidad en los ataques de Hamas. Ante esas aseveraciones Teherán ya ha dicho que nada tiene que ver, pero ello no impide que brinde apoyo moral al pueblo hermano.

Así, este 10 de octubre, “el ministro de Asuntos Exteriores iraní, Hossein Amir Abdullahian, convocó a una reunión de emergencia de los cancilleres de la Organización de Cooperación Islámica (OCI) para discutir los crímenes sionistas en Gaza, destacando la disposición de Teherán a acogerla”, informó HispanTV. En ese sentido, llamó asimismo a fortalecer los esfuerzos de los países islámicos para brindarles ayuda a los palestinos. (2)

No puede pasar inadvertido, por su importancia, que el líder de la Revolución iraní, Sayyed Ali Khamenei, haya ensalzado el papel de la juventud palestina “para salvar la patria”. Otro respaldo se muestra en el intercambio del canciller iraní y su homólogo ruso, donde el primero dijo que “lo que está sucediendo en tierras palestinas es una respuesta al extremismo de Netanyahu y a la injusticia cometida contra el pueblo palestino”. Fuentes noticiosas persas reproducen el criterio del dirigente iraní acerca del rechazo a la “brutal e inhumana medida del régimen israelí de cortar el acceso total del pueblo de Gaza al agua, electricidad e impedir el envío de alimentos y medicamentos allí”.

Serguei Lavrov llamó a la necesidad de un cese inmediato de las hostilidades y al logro de una tregua entre palestinos e israelíes. Se sumó igualmente a los contrarios a la brutalidad de Israel.

Solidaridad en ristre

El activismo de Irán se extiende a la comunicación con Kuwait y Egipto. El presidente egipcio Abdel Fattah El-Sisi decidió enviar, según reportó HispanTV, “un amplio convoy de ayuda humanitaria a la Franja de Gaza”. Ya se ha conformado asimismo una brigada de médicos de todas las especialidades. El mandatario dio a conocer igualmente que “está intensificando sus contactos, a todos los niveles, para detener la actual ronda de enfrentamientos militares”.

El imperio se moviliza

Muhammad Ali Al-Houthi, miembro del Consejo Político Supremo de Yemen, ante el envío a la región de un portaviones yanqui, advirtió a Estados Unidos que su intervención directa en la agresión contra el pueblo palestino significaría convertirla en una guerra regional. De ese mismo parecer son Iraq y el Líbano. En este último lugar la formación de resistencia Hizbullah, en solidaridad con los combatientes de Hamas, lanzó varios cohetes contra Israel, en lo que algunos analistas consideran antesala de eventuales acciones militares si la situación en Gaza llegara a volverse insostenible debido al ataque israelí.

A raíz de la Operación Diluvio de Al-Aqsa, se sabe que la Casa Blanca y el Departamento de Estado les pidieron a Egipto, Qatar, Turquía y Arabia Saudita condenaran tal acción, pero esas naciones se abstuvieron de hacerlo, dejando en cualquier caso abierta la posibilidad de convertirse en mediadores para poner fin a la guerra imperante, que puede tornarse devastadora.

Ha trascendido que Washington evalúa objetivamente la posibilidad de que la poderosa respuesta israelí desencadene, en el peor de los escenarios, la ampliación de las confrontaciones armadas en el Oriente Medio. Resulta paradójico entonces que no entienda que su sola presencia en la zona podría inflamar el sentimiento antiisraelí. Un botón de muestra: combatientes talibanes de Afganistán han pedido permiso de paso por Irán para empuñar las armas junto a los palestinos.

Gravedad suma

El asunto es sumamente serio para tomárselo a la ligera. Consciente de esa circunstancia, ya Washington ha declarado que “no tiene previsto enviar fuerzas a Israel como parte de la asistencia para afrontar la situación en Gaza”. El coordinador de Comunicaciones Estratégicas del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, declaró que se enviará ayuda a Israel en materia de planificación de operaciones especiales y apoyo de inteligencia para rescatar a los soldados y oficiales retenidos por Hamas. No obstante, la actitud encierra en sí misma mucho peligro.

Preventivamente, el portavoz de Hamas, Hazem Qassem, recalcó que la circulación de portaaviones yanquis en la región será “considerada una participación real de Washington en la agresión y un intento de restaurar la moral israelí tras el ataque de las Brigadas Al Qassam”.

Un derecho fundamental

Durante décadas Israel ha jugado a ser Dios y, bajo ese precepto, se ha permitido violar los inalienables derechos del pueblo palestino. Hubo una época no tan lejana que incitaba hostilidades con los países de la región levantina. En una estrategia de supervivencia histórica ha tratado de ganar legitimidad con sus vecinos para que le reconozcan la existencia y a lo cual está negado Hamas. Es previsible que si Israel escala su criminal colonialismo contra los palestinos, esas probables alianzas se mantengan en un limbo hasta mejor aviso.

La muerte de civiles en los conflictos bélicos es un hecho reprobable no importa del bando que sean. En la guerra también existen reglas, pero, hoy por hoy, las tensiones son tales que se corre el riesgo de que sean ignoradas. De ahí los numerosos llamados de Rusia, Colombia, México, Cuba y la mayoría de las naciones del Sur Global.

Como bien señaló la cancillería cubana, el trasfondo del hastío de Gaza está estrechamente relacionado con un hecho que pudiera haber sido resuelto hace tiempo: la creación de dos Estados. Perspectiva de momento desterrada de la legislación israelí en su famosa Ley Básica de 2018.

A los no judíos se les desconoce igualdad de condiciones para negociar; por eso, desde la misma génesis, el Estado sionista ha discriminado a los palestinos. A tal punto que, llegado este 2023, estos no están dispuestos a seguir esperando el sueño eterno de su derecho fundamental a la autodeterminación. La defensa de la libertad está consagrada en la Carta de la ONU y en el Derecho Internacional.