Descubrir las músicas y a quienes la crean

Urge continuar sedimentando un proceso creativo de amplias repercusiones estéticas, cognoscitivas y culturales en beneficio del buen gusto de las mayorías


Nuestro pueblo disfruta la musicalidad apreciativa. Suele nutrirse de diferentes estilos, géneros y obras. Presentarlos en TV propicia conocer las raigambres y el presente, los mundos particulares de quienes apartan información, conceptos teóricos, disciplinas formativas en los ámbitos sonoro y rítmico.

¿Quién no recuerda las imágenes de acontecimientos culturales de notable impacto social, entre ellos conciertos, presentaciones de discos largamente esperados o una clase impartida por maestros relevantes?

De ningún modo puede faltar en la estética de los programas musicales la prioridad reconocida por el semiólogo Göran Sonesson: “Nuestra sociedad de información es una sociedad de imágenes, pero también la combinación sería más ilustrativa si se invierte: la sociedad de imágenes es, por primera vez en la historia, una sociedad de información”.

Por lo tanto, privilegiar detalles de las ejecuciones de los intérpretes propicia captar el sentido de sus presentaciones. En esos gestos se transmiten infinitas emociones, lo aprendido durante la carrera profesional, incluso la calidez del diálogo mediado por un instrumento.

Desde la recepción ocurren dos procesos importantes: los públicos aprenden a ver y construyen su particular mirada. Como hecho cultural la fotografía instituye un sistema de relaciones que articula al espectador con hechos, personas y objetos.

El lenguaje de la TV tiene su principal componente en el plano. Este debe aprovecharse a partir del tipo de encuadre que exige el grado de aproximación de la cámara a determinados sujetos. Ante la pantalla los públicos merecen apreciar el quehacer de cada artista sin barreras.

Por ejemplo, la coincidencia en una emisión televisual de Orlando Valle (Maraca) y de su hermano Moisés Valle (Yumurí) exigía, como se consiguió, un plano de valor narrativo realzado por la expresividad individual de ambos intérpretes.

Descubrir las músicas y a quienes las crean demanda una actitud intelectiva por parte de las personas. Ciertamente, la cultura no es solo conocimiento, es una manera de vivir con el conocimiento día a día.

En ocasiones, algunos realizadores olvidan que la TV exige una estética del impacto, de la comprensión inmediata del relato visual. Las intencionalidades del fotógrafo y del director de la puesta demandan una sólida coherencia. Sin embargo, ha ocurrido que en busca de un didactismo exacerbado, prevalece en el programa la recurrencia a determinados planos y, en consecuencia, la monotonía visual; falta la perspectiva de considerar al espectador como un elemento interactivo durante la comprensión del mensaje.

Nunca lo olvidemos, los contextos son el marco de referencia donde se producen los mensajes, les otorgan significados al producto comunicativo, y connotaciones a códigos y signos, establecen asociaciones, juicios de valor, interpretaciones.

El arte aporta ideas que el conocimiento social aún no formuló, incluso socializa estilos, tendencias, maneras de hacer originales, inéditas, en beneficio de la participación de las mayorías.

Tampoco pasemos por alto la valía del sonido, no es “algo” que se agrega a la imagen, sino que la multiplica. Atmósferas, efectos sonoros, todos los elementos forman parte del conjunto visual y sonoro, repercuten en la estética pensada para la puesta televisual.

Cerrar la brecha entra la realidad mediática y la social merece ser una prioridad de las producciones cubanas. Cultura y entretenimiento no son un par antagónico, pueden influir en la calidad de los gustos formados.

Pensemos en la forma del contenido, en la organización de lo que se dice y cómo se dice ante la cámara, en el registro fotográfico de esa realidad-otra. Todo legitima el reconocimiento, las experiencias, la búsqueda del consenso. Los nuevos sentidos del arte requieren la complicidad de realizadores, directivos y públicos. Un eslabón suelto puede ser una piedra en el camino. Urge seguir cultivando el espíritu y el disfrute de manera creativa. De cautivar a las mayorías se trata.


CRÉDITOS

Foto: Leyva Benítez

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