Foto./ theguardian.com
Foto./ theguardian.com

Donald Trump, del juicio a más fortuna

A medida que la riqueza del empresario se dispara, la ironía se cierne sobre su crecimiento económico


A ver si entendí. Durante la misma semana en la que el expresidente de Estados Unidos Donald Trump debía reunir la liquidez suficiente para pagar su fianza judicial por fraude civil, logró posicionarse como uno de los 350 hombres más ricos del mundo.

Tras meses de polémicas con las autoridades, el exmandatario recibió un respiro cuando la justicia redujo significativamente su fianza de 450 a 175 millones de dólares. Esta decisión permitió que el empresario y sus hijos continuaran operando su negocio en Nueva York, aunque bajo la supervisión de un juez y con préstamos temporales.

El caso se centra en un pago efectuado por el magnate durante la campaña electoral de 2016 a la actriz porno Stormy Daniels para mantener en secreto una relación sexual. Al comparecer en Manhattan sobre esa cuestión, Trump evitó que la ejecución de la sentencia le dejase prácticamente sin liquidez, más allá de los 100 millones de dólares que reunió a finales de febrero para la fianza.

Entretanto, la agencia Bloomberg afirmó que el candidato republicano nunca antes había alcanzado tal nivel de riqueza. Sin embargo, sus activos nunca habían sido tan inestables y sujetos a cambios.

La valoración bursátil de la red social Truth Social es cuestionable. / elpais.com

Para deleite de sus seguidores, el irónico aumento se atribuye al veto que recibió en las redes sociales por incitar a la violencia antes del asalto al Capitolio. En ese entonces, fue suspendido tanto en K como en Twitter, lo que dio lugar al nacimiento de Truth Social, una plataforma cuya valoración bursátil es cuestionable.

La compañía incurrió históricamente en pérdidas operativas y flujos de caja negativos. No obstante, vale en Bolsa 8 400 millones de dólares. Trump es el principal accionista, con aproximadamente el 58% del capital, y cuenta con 6.9 millones de seguidores en la plataforma.

Si finalmente se sienta en el banquillo dentro de algunas semanas, su estrategia previsiblemente será la de tratar de aprovechar estas circunstancias en su favor, pero las encuestas muestran que una condena le provocaría una pérdida de votos letal. Verlo ante la justicia, sin embargo, no puede servir de distracción ante una realidad francamente inquietante: Donald Trump puede ser presidente incluso desde la cárcel.

Hace ocho años, su elección no fue ningún accidente. 63 millones de personas votaron por él. En lugar de abordar sus problemas, los estadounidenses eligieron la vía de la confrontación y el odio.

El político encaja en una zona incómoda de los sentidos comunes, siendo un desorganizador de gustos y disgustos, un outsider del paradigma de lo “respetable” y un amigo del ridículo que perdió (o desconoció siempre) alguna noción de vergüenza originada necesariamente por sus, no pocos, disparates. Es muy fácil caer en la tentación de inventar imprecaciones a personajes tan obvios, lo difícil es explicar la metástasis de todo eso en una sociedad humana actual, que se encuentra en la peor crisis de su historia.

Comparte en redes sociales:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Te Recomendamos