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EE.UU.: Muerte por ketamina

La industria que promociona este medicamento como relajante ha crecido demasiado rápido, lo que deja a los pacientes en riesgo


“La causa del fallecimiento del actor estadounidense Matthew Perry, de 54 años, fueron los efectos agudos de la ketamina», según afirmó el Departamento Médico Forense de Los Ángeles en su informe sobre la autopsia. El artista que encarnó a Chandler Bing en la mítica serie Friends también se hizo famoso por sus adicciones.

De hecho, en las horas previas a su deceso había tomado buprenorfina, un medicamento para combatir la dependencia a opioides, que influyó en el fatal desenlace. Sin embargo, todo parece indicar que estaba tomando ketamina para tratar sus problemas de ansiedad y depresión, y no con fines recreativos.

Las recetas de ese producto se han disparado en los últimos años en el país norteamericano, impulsadas por clínicas con fines de lucro y servicios de salud digital que ofrecen el anestésico como tratamiento para el dolor, la depresión, la ansiedad y otras afecciones.

Con investigaciones limitadas sobre su eficacia, algunos expertos temen que Estados Unidos pueda estar repitiendo los errores que dieron lugar a la crisis del fentanilo: prescribir en exceso un fármaco cuestionable, que conlleva importantes riesgos de seguridad y abuso.

“Hay gran escasez y por eso hay una tendencia a elegir simplemente lo que pueda marcar la diferencia”, afirmó en entrevista televisiva la doctora Padma Gulur, especialista de la Universidad de Duke, en Carolina del Norte.

Cuando ella y sus colegas rastrearon a 300 pacientes que recibían ketamina, más de un tercio de ellos informaron efectos secundarios importantes que requirieron atención profesional, como alucinaciones, pensamientos inquietantes y alteraciones visuales.

La demanda del sedante ha hecho que las recetas se hayan disparado más de 500 por ciento desde 2017, de acuerdo con Epic Research, que analizó la tendencia utilizando una base de datos de más de 125 millones de personas. El dolor fue la afección número uno para la que se recetó ketamina, aunque la depresión ha aumentado rápidamente.

El auge de las prescripciones ha provocado escasez de ketamina./ theguardian.com

Su auge ha provocado escasez y ha aumentado las ventas de versiones compuestas. En 2019, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) aprobó una sustancia química relacionada con ese tranquilizante, desarrollada por Johnson & Johnson para la depresión grave. El compuesto, llamado Spravato, está sujeto a estrictas normas de seguridad sobre dónde y cómo los especialistas pueden administrarlo.

En mayo de 2023, los reguladores tenían previsto revertir la política de la era Covid que permite la entrega en línea de fármacos de riesgo. Pero la Administración de Control de Drogas, ante la reacción de las empresas, acordó ampliar el enfoque flexible hasta 2024.

Según el informe de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, los opioides sintéticos provocaron unos 75 000 decesos el año pasado, mientras la ingesta de otras sustancias adictivas, como el tranquilizante veterinario xilazina, aumentan los peligros de su empleo.

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