El Parque de la Ciudad, en Ciego de Ávila, ha vuelto a llenarse de semillas.
Allí, tarde por tarde, los futuros campeones del béisbol aprenden, desde su más temprana edad, los secretos del bateo, fildeo, corrido de bases y otros elementos… gracias a un proyecto que sigue echando raíces y aportando frutos, bajo el nombre de Tigresitos avileños y con la apasionadísima conducción del Doctor Diorge Miranda.
Detrás, en términos de motivación, no se quedan padres y familiares de esos niños. Basta saber que, antes de reiniciarse allí las actividades, un humilde hombre llamado Osvaldo Hernández Moya dijo: no pidan más chapeadora; yo mismo inventaré una”. Y no solo la fabricó, sino que trajo, además, a cuatro o cinco vecinos suyos y dejaron listo el terreno y sus alrededores.
Por su parte Yadiani Ruiz Zerquera, mamá del niño Aarón Reyna, está dispuesta a hacer, en su máquina de coser, los uniformes de todos los peloteritos.
Nada que… cuando se quiere, se puede.
No digo más. Hablen por sí mismas estas imágenes, captadas hace apenas unas horas allí, donde el futuro empuña bates.