El más justo afán

Esencias y pasiones de la notable escritora Fina García-Marruz fueron reveladas durante el tributo que recibió en el Foro Literario convocado por la Asociación de Escritores de la Uneac y Ediciones Unión, en la Sala Villena, como parte de las actividades por la edición 31 de la Feria Internacional del Libro


Más que fragmentos de una existencia, emergió del encuentro la vitalidad imperecedera de un nombre imprescindible de la cultura cubana: el de la inolvidable poeta, ensayista e investigadora Fina García-Marruz. Con un homenaje a la excelsa figura, en el año de su centenario, comenzó en la sala Villena de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba el Foro Literario que, durante la edición 31 de la Feria Internacional del Libro, patentizará la permanencia en la memoria y el presente de creadores valiosos.

La doctora Ivette Fuentes de la Paz hizo énfasis en la humildad y en el valor intelectual de García-Marruz. / Yasset Llerena Alfonso.

Volver sobre su escritura, que ofrece momentos de plenitud, desarrollo formal y realizaciones gozosas, propicia resignificar los aportes de una mujer excepcional. Al decir de Alberto Marrero, presidente de la Asociación de Escritores de la Uneac: “Ella aportó poemas de apasionada belleza que no se había compuesto en la lengua española, según reconoció otro maestro, Eliseo Diego”.

Dicho preámbulo abrió la conquista de un perfil de notable expresividad discursiva. Estudiosos de su quehacer y amigos entrañables abordaron el íntimo quehacer de Fina, quien volvió a nuestra cotidianidad desde la postura del ser humano iluminador de experiencias y sentimientos.

Así lo atestiguó la doctora Ivette Fuentes de la Paz, moderadora del coloquio, un dinámico surtidor de referencias esenciales.

Según reconoció: “Fina tejía sus horas mientras amaba a quienes la rodeaban. En cierta oportunidad, me dio una conferencia sobre Quevedo mientras cocinaba. Siempre reverencio en ella la lealtad al grupo Orígenes, de notable trascendencia en la cultura hispanoamericana”.

El personal estilo de la poeta fue destacado por el doctor Roberto Méndez. / Yasset Llerena Alfonso.

Por su parte, otro agudo investigador, el doctor Roberto Méndez, destacó la modestia de “una mujer exquisita. Junto a su esposo, Cintio Vitier, realizó proyectos comunes, pero Fina brilló por sí misma. Es notable la coherencia con que expuso su poética. En una colección de ensayos reconoce la textura imaginaria de lo real en lo cotidiano. Trabajó en profundidad tres temas apasionantes: lo cubano, la historia familiar y los misterios católicos. En la raíz de su obra está presente la mirada penetrante en paisajes pequeños, cercanos, íntimos. El niño, el anciano, la mujer en el hogar, son parte de su mirada atenta, sincera”.

El notable intelectual nos hizo recordar el vínculo entre literatura y cine que ha sido un camino de ida y vuelta; desde los inicios y en el crecimiento como forma de expresión, el séptimo arte se ha beneficiado de otras formas expresivas, entre ellas la literatura, que le prestó  al universo estético del pasado siglo XX no solo un nutrido mundo de historias y personajes que recrear, sino también no pocas estrategias narrativas, las cuales el cine incorpora y adapta a sus necesidades conforme adquiere autonomía el arte.

Ese mundo nutrió las pasiones de Fina en varios poemarios donde también lideraron la música y notables valores auténticos: Benny Moré, Bola de Nieve, Esther Borja.

Especialmente emotiva fue la intervención de Josefina de Diego. Habló de la gran escritora. “Su sensibilidad recorre cada paso de una trayectoria brillante, en la que resplandecen vivencias de la infancia y la juventud. Estas quedaron como registro de una entrega total a la poesía, a la prosa; en ellas reposan sus memorias”.

“Los vínculos de Fina con la danza y el ballet están presentes en su obra”, reconoció el doctor Pedro Simón. / Yasset Llerena Alfonso.

Otra perspectiva aportó el doctor Pedro Simón al destacar las contribuciones teóricas y los aportes conceptuales de García-Marruz al mejor conocimiento de la danza, el ballet y las estéticas de Alicia Alonso y Antonio Gades.

“Aportó fundamentaciones insuperables al destacar el día iberoamericano de la danza como el más justo afán. Mediante este criterio reconoció los valores de la ética y la transparencia humana de quienes construyen la belleza haciendo énfasis en la trascendencia social”.

Sorpresiva, lúcida, fue la intervención de la doctora Angelina Pi, hija de Agustín Pi. “Fina irradiaba una gran espiritualidad. Estuvo muy cerca de mi padre y de toda nuestra familia. Ella y Cintio siempre estuvieron presentes en momentos felices, tristes. Imposible olvidar el abrazo cálido de su poesía que tanto comunicaba”.

Cubanísimo, raigal, el maestro José María Vitier rindió un exquisito tributo musical a su madre. / Yasset Llerena Alfonso.

Esta imagen iluminó la sala cuando José María Vitier se acercó al piano. Antes de evocar la música que le inspiró el seno familiar, expresó: “Una vez le preguntaron a mis padres: ¿cuál es su orgullo mayor? Ellos dijeron: mis hijos músicos. Si ahora me formulan una pregunta similar, respondo: mis padres poetas”. Y siguió estableciendo nexos parlantes al disfrutar él mismo la trascendencia de la cubanía inmanente de su interpretación.

Sin duda, el más justo afán defendido por Fina García-Marruz volvió cargado del enorme registro documental y artístico que aportó a la Patria amada.

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