La joven vanguardia de los artistas e intelectuales en la mayor de las Antillas debatió de forma abierta y juiciosa durante las jornadas del IV Congreso de la Asociación Hermanos Saíz, que contó con la presencia del primer Secretario del Partido Comunista de Cuba y presidente de la República Miguel Díaz-Canel Bermúdez y otros dirigentes del Estado y gobierno cubanos
Cuando el líder histórico de la Revolución Cubana expresó: “la cultura es lo primero que hay que salvar”, no quedó duda de que se refería, entre otras cuestiones, a la inminencia de preservar nuestra memoria, identidad y valores para contrarrestar la arremetida colonizadora que durante décadas ha intentado someter a nuestro pueblo.
Resistir en tiempos complejos y autorreafirmarnos precisa hoy de análisis críticos, abarcadores, constructivos que privilegien aquellas soluciones más creativas y valiosas; ese fue el sentir que prevaleció en las jornadas del IV Congreso de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), recientemente clausurado en el Palacio de las Convenciones de La Habana con la presencia del Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba y presidente de la República Miguel Díaz-Canel Bermúdez, y otros dirigentes del Estado y gobierno.
Apartar lo banal y efímero para acoger ideas lúcidas, consecuentes, en medio del actual escenario político, económico y social que vive Cuba, devino motivo de amplios debates entre nuestra joven vanguardia de artistas e intelectuales.
En las seis comisiones previstas para el cónclave los participantes abogaron por reorganizar, renovar y/o revitalizar diversos rubros, relacionados con la creación artístico-literaria y el funcionamiento de la organización; algunos relentecidos o inoperantes como resultado del recrudecimiento del bloqueo estadounidense y la crisis económica existente en el país; otros, por expresiones de apatía y desidia a diferentes niveles.
Durante las sesiones, los delegados mostraron interés en el proceso de bancarización y su incidencia en las formas de pago a los creadores de la AHS y se socializaron algunas estrategias, en particular, ventajosas para los músicos. Todavía resultan insuficientes y se aboga por soluciones puntuales que alcancen a artistas de otras manifestaciones con vistas a que este mecanismo financiero sea en realidad eficiente.
Preocupó a las instancias locales de la organización juvenil la situación de los presupuestos destinados a la programación cultural, acorde con las exigencias e intereses de las comunidades, en especial, aquellas enclavadas en zonas de limitados recursos. No obstante, iniciativas como la de acudir a los artistas subvencionados está remediando el percance y la vida cultural en esas regiones.
Se discutió con énfasis acerca de diversos tópicos; algunos evidenciaron avances, otros continúan menoscabando el verdadero sentido del arte y se heredan de otros encuentros. Por ejemplo, todavía persisten irregularidades en cuanto a una remuneración más justa para el talento artístico, pues se ha vuelto casi habitual que sean mejor gratificados aquellos encargados de apoyar los proyectos artísticos y no los creadores como tal.
Salió a luz la creciente contradicción que apunta a la cifra cada vez más elevada de egresados de nuestros centros de enseñanza artística y los escasos espacios donde pueden exhibir o presentar sus proyectos, ya sea en galerías, teatros o los medios.
Aun cuando la AHS en pleno labora por integrarse a las nuevas formas de gestión que se implementan en el país, subsisten incomprensiones en diferentes niveles; sin embargo, se avanza y se tiene conciencia de que estos estilos de trabajo abrirán horizontes promisorios.
El perfeccionamiento de las plataformas digitales cubanas para el comercio de libros con el propósito de ser más competitivos en el ámbito local e internacional fue un clamor unánime refrendado por los jóvenes en el marco del nuevo contexto tecnológico desplegado en el país.
La crítica especializada y los espacios propicios para desarrollarla volvieron a ser una asignatura pendiente para los creadores de todas las expresiones artísticas.
Intensificar las relaciones entre la AHS y las instituciones de la cultura, y entre estas y la academia ha sido una demanda sostenida a lo largo de varios años; sin embargo, empieza a arrojar algunos frutos, aún incipientes, pero que pudieran funcionar como paradigma de aspiraciones más elevadas.
Ese es el caso de los eventos de verano Arte y Pedagogía, este año en su segunda edición, que conecta a la Universidad de las Artes (ISA) y la Academia de Artes San Alejandro con espacios expositivos como la Galería Habana y La Nave, con la pretensión de que los recién graduados logren el siempre esperado y provechoso diálogo que debe mediar entre ellos y las instituciones afines.
Otra de las demandas que reclamó atención entre los delegados fue el respaldo y protección a los sistemas de concursos y premios a los jóvenes; también a los espacios de festivales, en su mayoría de prestigio a escala nacional y que constituyen la matriz para el reconocimiento y difusión de nuevos talentos.
Al cierre de la cita, el máximo representante del Estado cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, subrayó el apoyo de nuestro gobierno a la cultura en su sentido más amplio y no a sus élites como comúnmente sucede en diversos países del orbe.
Resaltó que la AHS, como organización de vanguardia, defiende nuestra identidad con absoluta capacidad para reconocer e integrar aquellas tendencias, movimientos, tecnologías que emergen en la actualidad y cuenta con la sabiduría de incorporarlas en beneficio de nuestra cultura.
“El tema no es de géneros –precisó–, en cualquiera de las expresiones del arte hay excelencia y frivolidad. El asunto es que desde uno y otro tiene que haber una integridad de pensamiento, de concepto, en favor del ser humano, de la igualdad social. En medio de un mundo polarizado, interconectado, es imprescindible un pensamiento crítico que aporte, emancipe, enaltezca”.
