El tiempo dirá

Sin haber logrado la mayoría absoluta en el Parlamento, derecha e “izquierda” se baten por la presidencia del Gobierno


Aun cuando algunos observadores y no pocos ciudadanos apuntaban antes del pasado 23 de julio que los comicios generales españoles, adelantados en medio del verano, significaban escoger entre el “menos malo y el “peor”, lo cierto es que la pugna no dejó de ser punto de referencia nacional por varios días…y lo seguirá siendo.

Pedro Sánchez espera convencer a aquellos que pueden contribuir a la continuidad del gobierno del PSOE. / elmundo.es

De hecho, al momento de escribirse estas líneas no hay nada definido, toda vez que, si bien el derechista Partido Popular (PP) y su candidato, Alberto Núñez Feijóo, acumulan el mayor número de votos físicos, no han logrado, contrariamente a infinidad de vaticinios públicos precedentes, la mayoría absoluta en el poder legislativo como para poder formar Gobierno.

El PP, según los datos oficiales, sobrespasó levemente  los ocho millones de boletas, pero solo se adjudicó 136 escaños parlamentarios, que sumados a los 33 del partido ultraderechista Vox de Santiago Abascal, un “aliado” demasiado incómodo, no logran la cobertura de la mayoría absoluta  necesaria (176  asientos en las Cortes) para poder  obtener un margen aceptable de maniobrabilidad. Por su parte el PSOE, poco favorecido en las consultas previas a la votación, en una remontada de última hora se adjudicó 122 curules, con 7,7 millones de boletas favorables.

A ese resultado se agregarían los 31 escaños de la formación política Sumar, liderada por Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo del actual gabinete, y con certeza una buena parte de los puestos parlamentarios conquistados por los partidos independentistas españoles que, aunque con no pocas exigencias a Madrid, seguramente tributarían sus asientos a favor de un gobierno “socialista”.

En ese sentido, observadores indican que, pese a declaraciones tajantes de algunos de estos grupos cuya suma el PSOE requiere para repetir al frente del Gobierno, lo cierto es que estratégicamente apoyar al sector de “izquierda” (como por lo general han hecho hasta el presente) supone lo más lógico para el independentismo, antes que permitir un gabinete configurado por una derecha recalcitrante con la cual no habría ningún tipo de entendimiento y sí posibles decisiones represivas que enfrentar. En consecuencia, tanto Núñez Feijóo, quien asegura que dará la batalla por el Gobierno al convertirse en el “más votado”, como Pedro Sánchez y sus seguidores, con la posibilidad de mayorear en el Legislativo, se entregan por estos días a la búsqueda de los indispensables compromisos que les aseguren la victoria, de manera que la última palabra está aún por pronunciarse. De no haber arreglo, entonces la posibilidad de repetir los comicios presidenciales sería una realidad.

De los antecedentes

Vale destacar en el vigente contexto español que las recientes votaciones parciales, en las cuales se eligieron autoridades locales y autonómicas, fueron muy favorables al PP. Ese resultado, que hizo a Pedro Sánchez convocar a comicios generales adelantados, estimuló sin duda a la derecha y al neofranquismo, que tomados de la mano se repartieron puestos en diferentes regiones y se empeñaron en una carga nacional que debía desterrar al “sanchismo” del poder.

A una prologada propaganda anti izquierdista cargada de críticas y falacias contra las autoridades oficiales, cuyo derrotero no dejó de estar marcado por desvaríos y pasos en falso, se unió la euforia de un final que casi todos oteaban, incluidas numerosas agencias encuestadoras, que predijeron una lluvia azul (el color del PP) este 23 de julio. No obstante, parece real aquello de que la ambición rompe el saco, y con más razón entre socios recelosos y mal llevados.

Núñez Feijóo trastabilla con Vox y se las ve difícil para consumar sus intenciones. / rt.com

Núñez Feijóo, que de inmediato cedió gobiernos regionales a Vox, recogió muy pronto los frutos adversos de administraciones facistoides que la emprendieron contra el movimiento femenino, los grupos LGTBI, el independentismo y contra disposiciones ciudadanas consideradas incompatibles con el nuevo orden extremista entronizado en sus fueros. Fue además el aspirante por el PP sumamente torpe y desleal en sus actos, desde negar públicamente a Vox en su “futuro Gobierno” para sacar presión al escenario que ya describimos en el párrafo anterior, hasta ofrecer datos falsos, mostrar serias contradicciones en su único encuentro televisivo con Pedro Sánchez, limitarse a criticar y deslegitimar al contrario sin ofrecer alternativas de futuro al electorado, y no acudir al debate de cierre, donde todos los aspirantes se hicieron presentes.

Todo un rosario negativo del que el PSOE y el resto de la “izquierda” supieron sacar lascas y lograr la remontada, que podría darles acceso a un nuevo período al frente de la nación. Lo que suceda por estos días en materia gubernamental en España depende en mucho de las alianzas que tanto el PP y el PSOE, los mayores votados este 23 de julio, puedan lograr con las fuerzas políticas representadas en el nuevo poder legislativo. La tarea no es fácil, porque ni la derecha ni la “izquierda” constituyen un bloque consolidado.

Luego de conocidos los últimos conteos, por ejemplo, Vox hizo crudísimos comentarios sobre el PP y Alberto Núñez Feijóo, a los que culpó incluso del notable retroceso del partido neofascista en su representación parlamentaria. Mientras, Sánchez tendrá que hilar fino con aquellos grupos políticos que pueden definir su vuelta a la jefatura de Gobierno y que no pocas veces suelen conceder más trascendencia a aspectos tácticos que estratégicos en unas relaciones donde tomar para dar parecería ser un asunto casi doctrinario. Entonces, a esperar. No hay otra cosa que hacer…

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Un comentario

  1. Lo importante, más allá de la votación de izquierdas y derechas, es que el Partido Comunista Español (PCE) no tiene representación parlamentaria. Ni siqueira los partidos de izquiedas se la dan. Así, es un partido totalmente marginado y desfazado de la arena política al igual que en toda la Comunidad Económica Europea (27 países). Significa objetivamente que sus ideas no son viables para mantener el desarrollo europeo. Así, tenemos mayoritariamente que el Partido Comunista posee mayor protagonismo en Latinoamérica, países en pepetuos ensayos políticos y económicos. Países que aún viven en la adolescencia de manera permanente en cuanto a cómo organizarse. Faltan varios siglos para que los latinoaméricanos alcancen los estándares de madurez política y económica y alcancen el desarrollo económico tan anhelado. Para ello será requisito indispensable la Unión Latinoamericana, a la usanza europea.

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