Foto./ Jorge Luis Sánchez Rivera
Foto./ Jorge Luis Sánchez Rivera

Embeleso ante una música otra

La embajada de Tokio en La Habana realizó un conjunto de actividades por una nueva jornada cultural. BOHEMIA se acerca a Hori Kuniko, destacada instrumentista de Koto o arpa japonesa


La música fluye hacia mí, rauda, suave, rara… Habituada a sonoridades occidentales, mi sentido del oído se pone en alerta, como queriendo levantar un valladar al placer, pero no lo logra, porque un calor de notas me envuelve en un manto de tonalidades desconocido, evocativo de otros paisajes y costumbres.

En un ejercicio de superficial erudición pienso que un concierto de Koto –cítara o arpa japonesa (de hasta más de 10 cuerdas)– puede aproximarnos a una personal tormenta existencial. A acercarme a determinados elementos de las filosofías japonesa del Ikigai o del Yugen. La primera remite al disfrute de lo que se hace, más allá del dinero y las ventajas materiales. La segunda nos arropa en la belleza nacida de algo que, aunque no entendemos cabalmente, nos emociona y ayuda en la introspección, incluso en la “terrenal” modernidad. Así, lo extraordinario de escuchar la singular arpa. Ante presencia semejante, instintivamente pudiéramos suponer el probable comportamiento en Japón, donde es habitual la contemplación, que va más allá de mirar, al aunar en un solo acto el ver y el entender, el observar y el sentir. La música en cuestión nos “amansa”, cual fieras cansadas de la alucinada velocidad de la cotidianeidad, para provocar en cambio, un apacible ritmo cardiaco, como demostración de que en la centuria XXI dicha transformación, derivada en paz, es posible.

A pesar de ser amateur, Hori Kuniko muestra una gran destreza en el Koto. / Jorge Luis Sánchez Rivera.

El virtuosismo de Hori Kuniko logra “raptarme” y llevarme lejos de la bulliciosa Avenida de Boyeros, del capitalino municipio de Plaza de la Revolución, patria chica de la Biblioteca Nacional de Cuba. Junto conmigo “viaja” un amplio auditorio de espectadores, el cual admira además la propia anatomía de madera del Koto, de casi dos metros de largo, que en este caso tiene 10 cuerdas enceradas en los que los tres dedos ejecutantes construyen sonoridades impensadas por un público acostumbrado a la guitarra, al tres, al son, a la guaracha o al bolero. La cauta bienvenida muta en apoteósicos aplausos.

Trayecto para una asimilación

Originario de la China antigua, el Koto se fue introduciendo suavemente en la cultura japonesa, tan proclive a lo elegante y exclusivo. Hoy en día se erige en el instrumento nacional y es tan fuerte su influencia que se ha insertado para su lucimiento en modernas interpretaciones, incluso del género pop, que acompañan bailes o forman parte de la banda sonora de las producciones cinematográficas de los conocidos mangas (animados). (1)

El arpa japonesa se pulsa, utilizándose tres “uñas”, o plectros (dedales) digitales, hechos de bambú o marfil. Se colocan sobre los dedos pulgar, índice y medio de la mano derecha. / Jorge Luis Sánchez Rivera.

El simbolismo de este instrumento musical es grande, porque los lugareños lo asocian al dragón, tan caro a las mitologías asiáticas. No siempre el Koto fue popular; durante siglos estuvo reservado para la realeza hasta que en la primera década de 1600, un músico de Osaka, Yatsuhashi Kengyo, lo asimiló al folclor de todas las clases sociales, deviniendo auténtica fiesta sonora en todo el archipiélago japonés. (2)

De viaje a La Habana

La partitura para el Koto es original: no utiliza la clave de Sol y es numérica, con indicaciones de cuál cuerda pulsar, y de cómo hacerlo. / Jorge Luis Sánchez Rivera.

Con ese arsenal de datos acudió Bohemia este 1° de marzo de 2024 a un concierto único. Gracias a la generosidad de la embajada de Japón en La Habana y a Yuki Asaka, asistente de la sección cultural de esa legación, nos fue posible entablar, en exclusiva, una breve conversación con invitada tan especial. Con proverbial educación, hablando bajito e inclinando la cabeza cada tanto en señal de respeto, Hori Kuniko insistió en hacernos saber que todavía “no se siente una maestra ejecutante, ya que el instrumento es muy difícil y complejo, que requiere muchos años de práctica”. Y lo dijo alguien que lo comenzó a tocar a los 10 años de edad. Como queriendo poner en duda nuestra percepción sobre su virtuosismo, insiste: “Antes lo hacía como un pasatiempo y no con demasiada dedicación”. Únicamente comenzada su edad laboral es que decide empeñarse a fondo, recalcando que nunca lo toca en solitario, pues se hace acompañar de otros instrumentos. De ahí que se confesara muy nerviosa en esta su primera presentación habanera.

A la pregunta de qué sentía al ejecutar el Koto, respondió: “Tener una pasión más allá del trabajo es algo muy importante y que aprecio muchísimo, pues produce en mí un gran bienestar y una alegría constante”. Ante mi admiración por tratarse de una no profesional del centenario instrumento, acotó que es “una sencilla promotora de ventas de una empresa de cerámica en Gifu, en el centro de su país”. Explicó también que dada la dificultad del “arpa”, ella se concentra profundamente con el propósito de  hacer de cada nota un pasaje depurado de música. Todo lo cual me reafirma el asombro ante su demostrada destreza, de la que surten líneas melódicas cadenciosas, especiales.

Refiriéndose a si consideraba que el Koto tenía aún futuro en el Japón, respondió afirmativamente, porque “muchas personas se ven atraídos por sus contrastes y armonías. Por eso no desaparecerá”, sentenció. Con esta premonición me despedí, no sin antes contemplar sus pequeñas manos, desde donde sale todo un rico universo, manto para la música y una desacostumbrada filosofía de vida.

Fotos./ Jorge Luis Sánchez Rivera.

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Un comentario

  1. Mari, nada que me dejas con las ganas de escuchar esa música 🎶 que te ha sonado encantadoramente diferente. También me asombra que una intérprete aficionada pueda alcanzar tal destreza en un instrumento que tu detallada descripción muestra muy complicado. Envidiable ese rato agradable que pudiste disfrutar junto al fraterno y siempre certero Jorge Luis.

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