Foto. / Tomada de Zenda Libros
Foto. / Tomada de Zenda Libros

En la batalla por la cultura

Raigalmente comprometida con la poesía, la justicia social, las ideas y el pensamiento anticolonialista, la obra de la notable intelectual cubana Nancy Morejón nunca podrá ser silenciada por actos fascistas


Mediante las esencias antropológica y poética de su escritura revela una profunda capacidad indagatoria. Esta notable intelectual reflexiona con erudición sobre la descolonización cultural en Afroamérica, la poética del Caribe, Cuba y su profunda africanía, la historia, la literatura y los valores identitarios en constante desarrollo.

La cultura sedimentada de la poeta, ensayista y traductora Nancy Morejón propicia comprender en profundidad de dónde venimos, hacia dónde vamos; así como los procesos literarios y sociales más complejos del mundo en que vivimos.

Numerosas publicaciones y reconocimientos avalan su prestigio internacional. Figuran, entre ellos, el Premio Nacional de Literatura, el Premio Rafael Alberti  y la Corona de Oro de Macedonia, y fue condecorada en 2013 con la Orden de las Artes y las Letras de la República Francesa.

Mujer culta, sensible, centrada en el estudio y en la creación, entrega en el libro Poética de los altares y otros ensayos (Editorial Letras Cubanas) el sentido de una voz original que esclarece, descubre y reflexiona sobre la inmensidad y la riqueza de Afroamérica.

La obra de Nancy Morejón revela la riqueza de sus ideas y de su pensamiento cultural. Fotocopia / Yasset Llerena

Destaca en ella un denominador común: la hegemonía de conflictos raciales, culturales; muchos de ellos también alimentados por los incesantes movimientos migratorios que se han constituido en fehaciente característica de la región hacia el continente y viceversa.

El lenguaje rico en imágenes, la pasión de quien se compromete con el ser humano y las causas emancipatorias ilustran la fuerza de ideas y pensamientos formados tras arduos procesos de investigaciones y un persistente afán de defender la verdad histórica, irrebatible.

Habla de las “cabezas ondeando entre las olas de los barcos negreros de donde nacieron las escuelas de samba, los sones, las plenas, las rumbas, los merengues, el reggae, los blues y el jazz, que nos colocan, sin esfuerzo ni programa alguno, a la vanguardia de la música popular del universo, con esa riqueza y ese ingenio creador solo factibles en este, nuestro Nuevo Mundo. El vodú haitiano, el candomblé brasileño, la santería cubana han nutrido durante siglos muchos denominadores comunes de África en América”.

Acuciosa, cálida, cubana raigal, Nancy Morejón aporta datos, observaciones, conocimientos indispensables para volver a caminos transitados y pensar los inmediatos, los del futuro.

Trasciende lo visto y lo conocido. Sabe vislumbrar, captar, situarnos en contexto y llamar la atención sobre nombres imprescindibles que iluminan.

Dice: “La oralidad de la cultura afrocubana, para decirlo con palabras de Fernando Ortiz, es un hecho incuestionable en el mundo de hoy, integrándose por derecho propio en el marco de los procesos similares que también hoy distinguen sobremanera a este fenómeno del ámbito caribeño”.

Lo propio, lo auténtico, son faros para ella.

Argumenta: “Excepcional y comunitaria, la oralidad del negro cubano ha preservado, en el plano literario, aquellos valores inherentes a una África mítica que solo ha tomado fuerza y carácter a partir de los años sesenta. Esa oralidad cubana, parte integrante de la manifestación antillana, alcanza uno de sus máximos exponentes en las obras de Rómulo Lachatañeré, Teodoro Díaz Fabelo, Lydia Cabrera, Miguel Barnet, Rogelio Martínez Furé y Natalia Bolívar”.

En su discurso vibra una textura particular de manera natural. Reconoce en la poesía popular caribeña una tradición oral infinita. “Son don y regalo de la tradición”, precisa.

Volvamos una, otra vez, al verso y a la prosa de la prolífera creadora. Activa en el campo de la cultura deja huellas imperecederas que nutre todos los días.

Imposible negar el entendimiento y el más constante mejoramiento humano por el que lucha. Según aprecia: “Somos un crisol de razas, un crisol de mundos, inclinados todos hacia el reconocimiento de nosotros mismos, de nuestro pasado, sí, pero con una inalienable vocación de futuro”.

Ningún intento impositivo de fascismo puede negar la memoria, la voluntad y el valor de Nancy Morejón, una intelectual reconocida en el ámbito universal.

Comparte en redes sociales:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Te Recomendamos