¿Estética y buenos precios podrán darse la mano?

Las confecciones textiles y de calzado, las piezas de cerámica, madera, metal; la bisutería, los accesorios para el hogar y la mueblería atrajeron en Fnart 2021.
Las confecciones textiles y de calzado, las piezas de cerámica, madera, metal; la bisutería, los accesorios para el hogar y la mueblería atrajeron en Fnart 2021. / Foto: prensalatina.cu

Diciembre de 2021 acogió la Feria Nacional de Artesanía (Fnart). Lo que allí se advirtió debiera servir como aliciente para emprender y perfeccionar las futuras convocatorias, generalmente organizadas para acompañar algunas ocasiones de relevancia para los cubanos (14 de febrero, Día de las Madres, expo-ferias del período estival).

En esta feria se expendieron productos de calidad, concebidos por trabajadores agrupados en varias formas de gestión no estatal, como las cooperativas no agropecuarias, los cuentapropistas y las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes), lo cual demuestra la pertinencia de lo implementado por nuestro gobierno: viabilizar modelos novedosos para generar productos y servicios que satisfagan, desde el mercado interno, las necesidades siempre crecientes de la población.

No obstante, Fnart dejó en el tintero más dudas que certidumbres, pues la marea de productos atractivos y necesarios conllevó precios exorbitantes que les restaron puntos al esperado y lógico valor que deben poseer según su funcionalidad.

Así, por ejemplo, un juego de muebles, cuyo sentido utilitario está demostrado y por lo general ha sido confeccionado a partir de materiales sintéticos estándares, se ofertó casi como un objeto de lujo por sus precios prácticamente inalcanzables para la mayoría.

No son secretos para nadie los estragos que todavía sufre el país por la covid-19 ni el árido escenario económico recrudecido por el bloqueo y los niveles de inflación; tampoco escapan de la mira el aumento estrepitoso del costo de las materias primas –casi tres veces más– en todos los mercados (nacionales e internacionales) que indefectiblemente disparan los precios.

A este panorama se suma que los productores compran una porción elevada de los insumos necesarios en monedas libremente convertibles, adquiridas en su mayoría por medio del mercado informal.

La guayabera, típica prenda de vestir cubana, es uno de nuestros principales renglones exportables en materia de artesanía; sin embargo, es preciso posicio-narse con otros productos en nuevos mercados.
La guayabera, típica prenda de vestir cubana, es uno de nuestros principales renglones exportables en materia de artesanía; sin embargo, es preciso posicionarse con otros productos en nuevos mercados. / Foto: radioangulo.cu

Es válido resaltar las facilidades que ahora mismo ofrece para la exportación e importación la entrada en vigor, a partir de agosto de 2020, de la resolución 315 del Ministerio de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera.

Sin embargo, todavía los artesanos, creadores y productores en general encuentran escollos difíciles de sortear. Si bien muchos han debido replantear sus estrategias comerciales e innovar por la carencia de algunos recursos para no lacerar la calidad de los artículos en unos casos y, en otros, logran sustituir importaciones; todavía resultan incipientes las exportaciones que renueven la economía nacional y proporcionalmente pudieran favorecer al mercado interno.

Aunque el terreno no se avizora aún fértil en este sentido, por la dilación de ciertos mecanismos que entorpecen los encadenamientos con otros sectores de la economía y entre los disímiles tipos de empresas (estatales, privadas, mixtas), existe la voluntad de crear y comercializar productos artesanales de alto valor artístico, capaces de posicionarse en el mercado nacional y foráneo; y por encima de todo que contribuyan a mejorar el gusto estético de la población.

A todas las personas agrada llevar a casa y/o regalar a familiares, amigos, alguna pieza que combine calidad, belleza, utilidad. Numerosos creadores cubanos consiguen elaborarlas con ingenio, experticia y excelencia, incluso llegan a concebir obras tanto o más atractivas que aquellas industriales de importación, expendidas en las cadenas de tiendas estatales.

Todos los caminos debieran conducir a Roma, o sea, todas las estrategias pensadas en ese ámbito debieran llevar a aciertos de beneficio colectivo. Por tanto, mientras se destraban los mecanismos en la comercialización a gran escala, valdría la pena explorar, experimentar, reflexionar sobre otras modalidades o formas de pago que hagan más asequibles los productos al pueblo, como los pagos a crédito u otras alternativas de liquidación.

A los cubanos nos gusta adquirir obras de arte utilitario, pero hoy día los elevados precios son el talón de Aquiles.
A los cubanos nos gusta adquirir obras de arte utilitario, pero hoy día los elevados precios son el talón de Aquiles. / Foto: ARIEL LEY ROYERO/ACN

Estas ferias no debieran perder de vista que son el espacio por excelencia para exhibir y vender la diversa gama de productos artesanales cubanos, suceso que justiprecia el potencial de nuestros creadores; también devienen plazas para enaltecer y socializar valores de nuestra cultura, identidad e idiosincrasia, en tanto resguardan las tradiciones.

Artistas, organizadores, instituciones y organismos de la cultura, el comercio, las finanzas, y otras entidades y dependencias, deben trabajar en comunión, de manera sostenida y dinámica para que comprar una obra de arte utilitario no se convierta en un acto tan tortuoso como la Odisea, de Homero.

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