Como parte de las actividades por el inicio del curso escolar, se inauguró en la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro la exposición El yugo, de Rafael Zarza, a propósito del aniversario 205 de esta institución y los 60 años del artista como egresado de ese centro
Como a su propia casa volvió Rafael Zarza González (La Habana, 1944) a la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro; institución de donde egresó hace seis décadas y lo vio echar a andar como el pintor, grabador, diseñador gráfico e ilustrador que es hoy.
Ante estudiantes, profesores y diversos invitados presentó su obra más reciente, siempre renovador e impenitente. El yugo se titula la selección de 20 piezas dispuestas en las dos galerías del emblemático centro de enseñanza artística que conmemora su aniversario 205 en el actual año.
La muestra constituye una propuesta curatorial de La Jeringa, proyecto independiente de arte emergente que lidera Annette Granda y que se dedica a promocionar la obra de artistas cubanos –en especial de jóvenes– y, además, generar espacios de debate, análisis y apreciación de la cultura en general.
El ícono taurino volvió a impregnarse en el conjunto que conforma la exposición; este sello de identidad del artista devino metáfora desbordada de perspicacia para discurrir, una vez más, sobre la historia política y cultural cubana.
“Pasa el yugo a significar, para la bestia, una imagen de opresión, de dominio, de violencia y de injusticia […], pese al sufrimiento y la resistencia. Y es cuando siente el poder y el derecho de aplastar […], al ceder una pesada carga a quien aprisiona”, ha escrito en el programa de mano la curadora de la muestra María Victoria Pérez Rodríguez.
Pinturas de gran formato, sugerentes por el juego entre línea y color, instan al espectador a redescubrir a ese excepcional pintor furtivo que siempre ha vivido en Zarza.
Vale recordar que el despliegue más conocido de su obra se halla en el universo de la gráfica, en el cual ha concebido una amplia y extraordinaria creación visual desde que, en los años 70 del pasado siglo y de manera circunstancial, incursionara en el ámbito del grabado.
“Con el pincel soy más íntimo, quizás más recogido, pero no rezagado ni atascado”, confesó en cierta ocasión el creador visual, en una entrevista concedida a la periodista Estrella Díaz, a propósito de que se le confiriera el Premio Nacional de Artes Plásticas en 2020.
El yugo compendia una producción inédita y exhibe a un Rafael Zarza coherente consigo mismo y su obra, rebosado de energía y vitalidad en el trazo y en los conceptos que aborda, vinculados con reflexiones sobre el pasado y el presente de nuestro país.
En las dos salas de la exposición prevalece una intensidad expresiva diferente, pero, a la vez, armónica y fluida. Así, en el primer recinto se aprecia al artista en una faceta más transgresora, comprometida, en total conexión con nuestras contiendas patrias. Muestra un recorrido histórico que discursa sobre las guerras de independencia, las muertes de Antonio Maceo y José Martí, la neocolonia.
La sala segunda da paso a una creación visual en la que se perciben destellos del diseñador que es. En apariencias inspira más sosiego; sin embargo, no deja de revelarse cuestionador y valora una trayectoria cultural, derivada de representaciones que parten de toda una construcción social, cimentada a lo largo de la historia nacional.
Hasta diciembre próximo la exposición El yugo se presentará en los predios de San Alejandro, liberada del aliento litográfico por el que es más conocido Rafael Zarza González, mas ungida de la lucidez, la pureza y la ironía que caracterizan a este artista en su excepcional estilo de reconocerse en el mundo, sin revisitaciones ni fórmulas maniqueas.
CRÉDITOS
Fotos. / Yasset Llerena