Una tradición que este lunes llegó, otra vez, al cuello de miles de niños en toda Cuba, de manos de padres y profesores que vivieron idéntica emoción cuando cursaron el primer grado
Año tras año, en octubre, agarro mi cámara o el celular y enrumbo hacia escuelas de la enseñanza primaria para ser testigo del momento en que miles de alumnos de primer grado reciben la pañoleta escolar que los convierte en Pioneros.
Aunque recurrente, no recuerdo un solo caso de tedio, aburrimiento, desinterés… Por el contrario: desbordada alegría entre niños, padres que cuando tenían esa edad vivieron idéntica emoción, así como profesores y organizadores, en general, de una tradición que suma décadas.
Adorado por los niños, Ernesto Che Guevara deviene vértice de la ceremonia, cada 8 de octubre. Ser como él no debe quedar en el espacio que cubre una frase. Es puro placer y necesidad en la inmensidad del tiempo.