Foto./ Yasset Llerena.
Foto./ Yasset Llerena.

Genuinos empeños de transformar la realidad

El edificio de Arte Universal del Museo Nacional de Bellas Artes acoge una provocadora muestra del artista español Ángel Marcos, quien alerta sobre los desafíos del espacio y hace evidente el carácter efímero de las obras y la ligereza de materiales reciclados provenientes de los desechos


La genuina cualidad artística de la fotografía propicia desarrollar una forma narrativa y un lenguaje propio, lejos de la obsesión del semiólogo Roland Barthes sobre el “fantasma de la pintura”. Como creación en sí misma, su acción comunicativa ya no acontece en un lugar preservado de la mirada, sino, precisamente, en el lugar de su recepción donde socializa el alcance social.

De esta riqueza da fe La anarquía del espacio, muestra del reconocido artista español Ángel Marcos, que acoge la sala transitoria del edificio de Arte Universal del Museo Nacional de Bellas Artes. Fotografías, instalaciones y proyecciones en video0 recogen un amplio recorrido por su fructífera carrera.

Lo efímero silenciado en la eternidad alcanza nuevas connotaciones. El ver entrenado, sensible, culto, del creador, devela la hermosa levedad de lo que vuelve ante nosotros y hace posible la captura de la multiplicidad de símbolos, escrituras y huellas.

Grandes espacios expanden silencios./ Yasset Llerena.
La diversidad distingue la muestra./ Yasset Llerena.

Según reconoce Jorge Fernández Torres, director de la institución y curador de la exposición: “Este conjunto se erige como una cartografía que cuestiona las dinámicas establecidas para legitimar los correlatos entre centro y periferia.

“Ángel Marcos nos presenta el anverso y el reverso de los ambientes citadinos. Aborda los crecimientos desproporcionados de las megalópolis y el abandono de aquellas personas que reciben el impacto de la gentrificación, unido a las construcciones ad hoc de esas poblaciones de bajos ingresos y al modo en que van estructurando sus lugares de hábitat”.

Confirma Fernández que este creador pone sobre la mesa el drama de las migraciones. Y registra esa deriva que no parte del hecho de generar un ejercicio fortuito de descolocación, pues las migraciones son desplazamientos inducidos por la imposición de las macroeconomías globales, regidas por las maneras de representar el gran capital.

Destacó Jorge Fernández que Ángel Marcos es uno de los artistas españoles que más vínculo ha tenido con el contexto del arte en Cuba./ Yasset Llerena.

De ningún modo por azar, la arquitectura en las piezas de Marcos tiene en sí la piel de sus moradores. Simplemente no representan lo real, sino que elaboran imágenes capaces de traer ante nuestro ver sus relaciones jerárquicas de dominación.

Son un registro de desafío del espacio, hacen evidente su carácter efímero y la ligereza de materiales reciclados provenientes de los desechos.

El curador apunta un detalle esencial: “no se regodean en solo presentar el drama de la pobreza, ellas expresan todas las formas posibles de sobrevivencia; sin embargo, apelan también a los afectos, a la autenticidad de una visualidad que genera empatía y despierta emociones”.

Sentimos que el tiempo de la imagen es un tiempo en movimiento, un instante devenir. De pronto se torna muy sensible al momento expandido de comprender las ideas y los pensamientos, explícitos y subyacentes.

Genuinos empeños de transformar la realidad motivan, una, otra vez, lo visto y comprendido.

Compañías inevitables./ Yasset Llerena.
Los públicos se sintieron motivados por la extraña belleza de las obras./ Yasset Llerena.

Según refirió Jorge Fernández: “La mayoría de estas piezas estuvieron en la exposición que se organizó en el Jardín Botánico de Madrid bajo el título de Arquitectura para sobrevivir. Muchas personas que visitaron la exhibición se sintieron conmocionadas con lo que estaban viendo y así lo expresaron. Las propuestas curatoriales de Madrid y de La Habana llevan implícitas las afirmaciones de Boris Groys cuando comentó los procesos de reactualización de las obras de arte en una lectura actual de los textos de Walter Benjamín. Estas piezas, que son parte del trabajo de Ángel durante años, conviven con algunas actuales y adquieren nuevas connotaciones en su despliegue museográfico”.

Sin duda, hay que verlas, definitivamente verlas, y no solo mirar al paso.

Reciclajes descubiertos./ Yasset Llerena.

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