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Haití se hunde en la pobreza y la violencia

La nación caribeña está sumida en una nueva espiral de terror protagonizada por pandillas callejeras que sacaron de las prisiones a más de 3 000 delincuentes y exigen la renuncia del primer ministro, Ariel Henry


Además de la pobreza extrema, la insalubridad, la naturaleza que se le ensaña, dictaduras y otros tantos avatares que ha sufrido Haití a lo largo de su historia, ahora se suma una crisis de inseguridad que llevó al Gobierno a declarar el estado de urgencia y el toque de queda en gran parte del país.

La decisión llega después de que el pasado sábado pandillas criminales, que pululan por el territorio desde hace ya varios meses, asaltaron dos prisiones, entre ellas la Penitenciaría Nacional, la principal cárcel de Puerto Príncipe, la capital, y soltaron a más de 3 600 presos con el único objetivo de derrocar al actual presidente interino, Ariel Henry.

Esa parte de la isla La Española sufre una degradación de la seguridad después de considerable tiempo de enfrentamientos entre pandillas, se hunde en un abismo de violencia y caos que siembran el terror en las calles y provocan el desplazamiento interno de miles de ciudadanos.

De acuerdo con la ONU, en lo que va de 2024 ya murieron más de 800 personas, cifra que alerta de una guerra interna que desangra a la empobrecida nación caribeña.

La violencia también expulsa a decenas de miles de nacionales, la mayoría hacia República Dominicana, el país vecino que comparte la ínsula y donde también se abren frentes violentos por la cantidad de migrantes que recibe.

La situación obligó al presidente dominicano Luis Abinader a lanzar un desesperado grito de auxilio para “salvar” a Haití.

Penal asaltado por Barbecue

En el mayor de los penales asaltados cumplían condenas líderes de pandillas y los 18 exmilitares colombianos acusados del asesinato del entonces presidente Jovenel Moïse, en 2021.  

La turba asaltante y todos los recientes disturbios están liderados por Jimmy Chérizier, expolicía de élite que dirige una de las violentas bandas de la capital, la G-9 y Familia (G-9 an fanmi). Se hace llamar “Barbecue” y aseguró que con el ataque pretendía capturar al jefe de la policía haitiana y derrocar al mandatario interino, quien tras la muerte de Moïse tomó el mando del país sin convocar a las elecciones prometidas.

Pero el asalto a la cárcel es un síntoma más de la delicada crisis que afecta al país caribeño, particularmente desde el año 2020. Uno de los momentos más graves fue justamente el magnicidio de Moïse, el 7 de julio de 2021, lo cual precipitó una crisis institucional que está lejos de resolverse.

“Pedimos a la Policía Nacional de Haití y al ejército que asuman su responsabilidad y arresten a Ariel Henry. Una vez más, la población no es nuestro enemigo; los grupos armados no son sus enemigos”, dijo Chérizier mediante un mensaje en redes sociales que publicó en el mismo momento en que el caos estaba en su mayor efervescencia. 

En múltiples ocasiones el líder criminal reclamó al gobierno de Henry una amnistía y la liberación de todos los miembros de su grupo.

El personaje es bien peligroso. Según cuenta, su apodo, “Barbecue”, responde a que en el pasado su madre vendía pollo por las calles. Pero, conforme a algunos testigos de la violencia actual, se debe a que acostumbra a quemar las casas y los cadáveres de sus víctimas.

Barbecue provocó la debacle total, atacó y cerró al aeropuerto de Puerto Príncipe, mientras alienta las batallas a balazos entre militares, policías y bandidos. En medio de toda esa anarquía ofreció hace pocos días una conferencia de prensa tal, como si fuera una figura prominente de la política internacional. Armado y custodiado, criticó y amenazó al actual presidente, varado en Puerto Rico, porque su avión no pudo aterrizar por los disturbios en el aeropuerto de la capital haitiana. Ariel Henry volvía de Kenia, donde negociaba el envío de un contingente policial de esa nación africana para luchar contra la delincuencia en Haití. 

Según recalcó el jefe pandillero, el país estaría inmerso en una guerra civil si Henry no dimite.

La convocatoria a elecciones y el apoyo a las fuerzas de seguridad haitiana desde la comunidad internacional aparecen como los puntos principales de cualquier camino a una futura estabilidad.

En los foros regionales donde Haití es tema recurrente se canalizan las posibles soluciones a este caos absoluto.

En sus recientes reuniones, el Caricom, la Celac y el ALBA-TCP anunciaron la voluntad de unir fuerzas con socios internacionales para apoyar a Haití en la preparación y celebración de sus comicios, a más tardar el 31 agosto de 2025. La 46 Conferencia de Jefes de Gobierno de Caricom decidió que un equipo especial daría asistencia en la planificación, los esfuerzos y el trabajo de las instituciones haitianas con vistas a desarrollar el sufragio en el período planteado.

La inestabilidad torna complicado el camino para prever el desarrollo de los acontecimientos a corto o a mediano plazos. Esa empobrecida nación tiene un amplio historial de desgracias y los acontecimientos actuales constituyen un ejemplo más del drama de un pueblo condenado a sufrir el olvido y la miseria.

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