Cuba-Revolución. Huelga del 9 de abril. Armeria
Cuba-Revolución. Huelga del 9 de abril. Armeria

Huelga del 9 de abril: un impulso para la victoria

Aquellos hechos no solo constituyeron un ejemplo extraordinario de heroísmo, constituyeron también un ejemplo de cómo un pueblo revolucionario es capaz de recuperarse de cualquier revés”, afirmó Fidel


La historia de Cuba tiene luz muy propia y hay que avivar sus destellos una y otra vez. Al arribar al aniversario 65 de la huelga de abril nos debe estremecer el orgullo al recordar aquel acontecimiento que aunque no logró los objetivos trazados, significa un extraordinario ejemplo de heroísmo: Demostró que todo un pueblo estaba en pie de lucha con el optimismo de que llegaría el triunfo definitivo.

Transcurrían los primeros meses de 1958. La lucha guerrillera en la Sierra Maestra se consolidaba y en el resto del país existía un clima insurreccional. El aparato clandestino del Movimiento 26 de Julio (M-26-7) había sumado a amplios sectores a la lucha contra la tiranía que cada vez más aplicaba una feroz represión.

Como expresara el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz: “Este auge de la lucha popular creó en la dirección del Movimiento en el llano la apreciación de que las condiciones eran favorables en el país para el desencadenamiento de la huelga general revolucionaria, que había sido siempre –como expliqué– el objetivo estratégico final para lograr el derrocamiento de la tiranía”.

En El Naranjo, Sierra Maestra, del 7 al 10 de marzo de 1958, Fidel se reunió con la dirección nacional del Movimiento para valorar si existían las condiciones objetivas y subjetivas para convocar al pueblo a una huelga general revolucionaria. El líder rebelde indagó sobre la preparación de las fuerzas que participarían.

En su libro La ofensiva estratégica, Fidel expresó: “Debo señalar que dentro del Movimiento 26 de Julio, su dirección en la clandestinidad, nunca consideró el desarrollo de una fuerza militar capaz de derrotar a las Fuerzas Armadas de Cuba. Era natural, en esa etapa, que no pocos de nuestros cuadros no vieran en el pequeño ejército una fuerza capaz de vencer al Ejército de Batista”. El llano tenía como estrategia planear la lucha armada en las ciudades hasta hacerla converger en huelga general.

Por la trascendencia del hecho que se avecinaba, se le solicitó a Fidel que redactara la convocatoria. Con el objetivo de obtener la unión revolucionaria, este emitió un manifiesto titulado Del Movimiento al pueblo de Cuba, conocido como de los 21 puntos; el documento quedaría listo el 12 de marzo. Se reconocía que estaban creadas las condiciones. Alrededor de lo que se fraguaba, Fidel actuaba y pensaba según la información que le aportaba el M-26-7. El 26 del propio mes, el Comandante elaboró otro llamado titulado Del Movimiento a los trabajadores. Se estaban dando manifestaciones de sectarismo y aquí convocaba a todos independientemente de su filiación política.

En dicho documento se valoraba que con el “resquebrajamiento visible de la dictadura, la maduración de la conciencia nacional y la participación beligerante de todos los sectores sociales, políticos, culturales y religiosos del país, la lucha contra Batista ha entrado en su fase final”.

Patriotismo en las calles

El 9 de abril de 1958, cerca de las 11:00 a.m., varias emisoras de radio lanzaron una alocución: “Atención cubanos es el Movimiento 26 de Julio, llamando a la huelga general revolucionaria. Hoy es el día de la libertad. Día de la huelga general revolucionaria. Adelante cubanos, desde esta momento se comienza en toda Cuba la lucha final que solo terminará con el derrocamiento de la dictadura. Obreros, estudiantes, profesionales, patrones, a la huelga general revolucionaria, desde este momento”.

En la capital del país lo que más trascendió fue el intento de tomar la armería en La Habana Vieja situada en la calle Mercaderes. La acción la lideró un comando del M-26-7 dirigido por Marcelo Plá. Fueron sorprendidos, entablaron combate y cuatro combatientes cayeron. Con aquellas armas pretendían apoyar otras acciones planeadas en la zona.

Muestra de las armas utilizadas por los revolucionarios durante los enfrentamientos. / Archivo de BOHEMIA.

Se reportaron otros hechos en La Habana tales como quema de gasolineras, voladuras de registros de electricidad y algunas interrupciones de la salida y entrada de vehículos al territorio. Entre otros sitios, se produjeron paros en Guanabacoa, el Cotorro y Madruga.

Marcelo Salado Lastra integraba la dirección del M-26-7 en la capital; quería indagar por qué no funcionaron los planes previstos con los transportistas y cuando se trasladaba al edificio Chibás en G y 25, donde se acuartelaban los integrantes del Frente Obrero Nacional, fue acribillado a balazos por agentes del tenebroso Esteban Ventura.

Se pueden enumerar como otros sucesos más significativos a través del país: un comando dirigido por Enrique Hart asaltó la emisora radial de Matanzas; se ejecutó un ataque al cuartel de Quemado de Güines; la interrupción de la carretera central en Manacas; descarrilamiento de trenes en Jovellanos; acciones en Camagüey, y prácticamente la paralización en todo Oriente porque los frentes guerrilleros apoyaron. Un acontecimiento importante en Santiago de Cuba fue el infructuoso ataque al cuartel de Boniato encabezado por René Ramos Latourt, Daniel.

Los revolucionarios lograron tomar la ciudad de Sagua de Tánamo. Ante tal empuje, los soldados de la tiranía se replegaron a los cuarteles. Constituyó el sitio de la Isla donde mayor tiempo se mantuvo la huelga. Cerca de las cinco de la tarde, cuando la guardia rural conoció del fracaso en La Habana, emprendió una represión brutal. Como manifestó Fidel: ”[…] aunque aquel día se luchó en todo el país, aquel día decenas de jóvenes valerosos, escasamente armados, cayeron combatiendo a la tiranía, y decenas de ellos fueron asesinados en actos de feroz y vandálica represión. No hay duda de ninguna clase de que en la historia de nuestra Revolución, la ciudad de Sagua escribió una página imborrable de heroísmo”.

Causas de un fracaso

No se divulgó la fecha escogida para la huelga, temiendo las represalias del régimen. A las 11 de la mañana la mayoría de la gente estaba trabajando y el objetivo era que se mantuvieran en sus casas. El llamamiento tomó desprevenidos a todos, la clase obrera tampoco se había preparado y no existió coordinación.

Otros de los factores que propiciaron el fracaso fueron: la mayoría de los jefes de los comandos entrenados en la capital habían sido asesinados; las armas que se esperaban llegaron ese día por la noche, desembarcaron en La Coloma y fueron capturadas; se pensó de una manera sectaria porque se acaparó la conducción de la huelga a través del Movimiento. El Directorio Revolucionario 13 de Marzo y el Partido Socialista Popular, al no tener un espacio en la dirección, vieron limitada su participación.

El 3 de mayo, en Los Altos de Mompié, se analizó el porqué de la derrota, sus consecuencias y se tomaron decisiones estratégicas muy acertadas al revisar con profundidad las concepciones organizativas y de lucha en el seno del Movimiento 26 de Julio, que quedaron plasmadas en un conjunto de aspectos organizativos y políticos.

Monumento a los caídos el 9 de abril de 1958. Terminal de trenes, Sagua de Tánamo. / Archivo de BOHEMIA.

Desde ese día la dirección nacional radicó en la Sierra con Fidel como Comandante en Jefe del Ejército Rebelde y las milicias del Movimiento y secretario general del M-26-7. Había existido hasta ese momento cierta independencia del llano con respecto a la sierra. Estas disposiciones contribuyeron a la elevación de la acción insurreccional a un plano superior y al logro definitivo de la unidad entre las diversas fuerzas revolucionarias. También aumentó el prestigio y la autoridad de Fidel.

El Comandante refirió: “Pero aquella del 9 de abril fue la más dura, y fue la más dura porque nunca había concebido el pueblo tanta esperanza como la que concibió aquel día, nunca nos hicimos tantas ilusiones como las que nos hicimos en aquella ocasión”.

A partir de aquellos resultados, el Movimiento clandestino en el llano se vio obligado a reorganizar sus fuerzas durante las semanas siguientes. Había recibido un duro golpe.

Desde la Sierra Maestra en su primera alocución por Radio Rebelde el 14 de abril, Fidel explicó las lecciones del fracaso y proclamó su optimismo acerca de las perspectivas de la lucha contra la tiranía: “Se perdió una batalla pero no se perdió la guerra”.

El fracaso de la huelga de abril alentó a la tiranía a la aceleración de los planes de la gran ofensiva que venía preparando contra el Ejército Rebelde y en particular contra el territorio del Primer Frente, desde la derrota de la campaña de invierno. “Hay constancia de que los mandos militares de la tiranía consideraron propicio el momento para lanzar su gran ofensiva partiendo del supuesto de la desmoralización que ellos consideraban había causado entre nosotros el revés del 9 de abril”.

Durante la huelga, Arnold Rodríguez Camps, fue el jefe de propaganda del M-26-7 en La Habana. En un documental dirigido por Eduardo de La Torre, aquel combatiente, ya fallecido, dejó un valioso testimonio: “La huelga demostró sin lugar a dudas, que el único camino directo para librarnos de la tiranía de Batista era el camino de la lucha armada. Aquellos que aún no habían abrazado la insurrección armada como la estrategia correcta tuvieron que pensar seriamente que no existía ninguna otra vía. También la huelga puso en el orden del día el imperativo de la unidad”.

Aquellos crímenes no tardaron en pagarlos los esbirros de Batista en la Sierra Maestra unos meses después con la derrota sufrida, y con la Revolución en el poder se siguió impartiendo justicia. Las vidas inmoladas engrosaron las páginas heroicas de la patria y hoy son bandera en los nuevos retos que enfrentamos.

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Fuentes consultadas

Los libros: La victoria estratégica, de Fidel Castro Ruz; Pasajes de la guerra revolucionaria, de Ernesto Che Guevara Guevara y Discurso de Fidel en Sagua de Tánamo el 9 de abril de 1968.

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