Pueblos y gobiernos denuncian el carácter colonizador del sionismo. Por un Estado palestino se pronuncian árabes y musulmanes no árabes. Voces autorizadas denuncian el régimen de apartheid
El gobierno sionista está tratando de colocar nuevamente en su bando al ex primer ministro del Reino Unido Tony Blair, del que aspira sea el “coordinador” para la Franja de Gaza, según informó Times of Israel y que reprodujo Al Maydeen.Se trata de un personaje muy activo en política, célebre por su lealtad a Washington, tanta, que en 2003 logró una gran mayoría parlamentaria para invadir a Irak. Él revitalizó el papel de Londres en el Oriente Medio y, en especial, lo relativo al “diferendo” entre israelíes y palestinos, lo cual nos lleva inexorablemente a recordar el protagonismo británico para instaurar en Palestina el hogar nacional judío.
Benjamín Netanyahu, jefe del actual gabinete de guerra israelí, pretende con esa designación “limpiar su imagen” frente a la creciente ola de protestas, no solo populares. Su propio incondicional aliado, los Estados Unidos, le pidió mayor precisión en los ataques contra los “terroristas”, porque respaldar los bombardeos contra hospitales le podría pasar factura en la próxima contienda electoral al presidente Joe Biden. No es humanismo, sino burda politiquería de la Casa Blanca.
El cínico pragmatismo de los actores occidentales nos remite a la pobre participación de la ONU y, más específicamente, de su Consejo de Seguridad. Su inmovilismo ha influido en el decurso del colonialismo en la Palestina Histórica. Lejos está la Declaración de Balfour de 1917, pero aún resuenan los ecos de 1948, cuando se decidió la creación de dos Estados soberanos en una misma tierra. Posibilidad que jamás fue sopesada por Tel Aviv, debido a su permanente aspiración como dueño absoluto de la región. De ahí, su campaña militar de 1967 contra los árabes, momento en que los palestinos perdieron la mayoría de sus territorios, suceso potenciado en la actualidad con la estrategia de usurpación por colonos fundamentalistas a los que Israel apoya de lleno. Y máxime, el ultrarreaccionario gobierno de Netanyahu.
Ante la posibilidad real de desaparición, la resistencia palestina se posiciona otra vez mediante la fuerza, enfrentándose al enemigo en la Franja de Gaza. Muchos gobiernos del mundo han reaccionado y casi la totalidad de ellos llama a darle viabilidad a la Resolución 242 de la ONU sobre la creación de dos Estados. Uno al lado del otro y dentro de las fronteras anteriores a la llamada Guerra de los Seis Días, de 1967. Este 22 de noviembre se cumplen 56 años del no acatamiento por el régimen sionista de dicha normativa.
Concepto nada desdeñable
La ONU no ha utilizado todos sus mecanismos para hacer efectiva la mentada resolución, en espera o bien de un “milagro”, o bien de que los miembros poderosos de su Consejo de Seguridad ejerzan ascendencia para lograr el tan dilatado objetivo. Sarcasmo a un lado, la 242 es invocada cada vez que se da este tipo de enfrentamiento entre la resistencia palestina e Israel, que conlleva a una reacción desmedida de este último en contra de la población civil en Gaza, en Cisjordania o en Jerusalén. Una pregunta nos ronda: ¿Es entonces la rendición y la tolerancia el único camino que les queda a los palestinos?
Algunos incluso tipifican a la resolución 242 como un ejercicio retórico y a esta altura ya inútil. Por ejemplo, el activista y académico australiano Tim Anderson, en su artículo “Palestina: más allá del mito de los dos Eestados”, señala que “los dos Estados como solución para la Palestina ocupada por ‘Israel’ es una cruel mentira de 75 años que ha servido de cobertura para la construcción de un régimen de apartheid monstruoso y genocida”. Asimismo, subraya que “las resoluciones de la ONU sobre Palestina están obsoletas, congeladas en una época en la que el mito de los ‘dos Estados’ era más plausible y el cual estaba encapsulado en una redacción aceptable para los principales patrocinadores de la colonia”. Entre muchas ideas, considera que “la distracción de los dos Estados oculta el apartheid e impide la construcción de un movimiento amplio en contra el apartheid”. (1)
No obstante la lógica de sus palabras, ante los hechos consumados de opresión de Tel Aviv, los pueblos del mundo han empezado a ver claro la verdadera evolución del sionismo, por eso se están dando grandes movilizaciones, a riesgo de ser criminalizadas, en Francia, Gran Bretaña y otras plazas occidentales. Lo realmente preocupante es que dentro del Consejo de Seguridad no haya un criterio unificado sobre un cese del fuego: Gaza arrasada y martirizada por ataques desmedidos, incluso contra hospitales. Al cierre de estas líneas se contaban en más de 11 000 palestinos asesinados; la mitad, niños.
En consideración a su aliado estadounidense, y demostrar su autoridad, Netanyahu aceptó pausas “humanitarias” de cuatro horas para después seguir con la matanza. Su ejército está listo. En ese sentido, la Agencia Wafa informa, este 13 de noviembre de 2023, que el Ministerio palestino de Asuntos Exteriores instó a “la comunidad internacional a trabajar para brindar protección internacional y detener los crímenes israelíes”. (2)
Al tipificar la vida palestina dentro del esquema de régimen de apartheid, se cambiaría totalmente la dinámica mundial que se debe seguir. Los expertos y abogados estadounidenses Richard Falk y Virginia Tilley elaboraron, en 2017, un estudio para la ONU donde se aludía al deber internacional de desmantelar el régimen de apartheid contra los palestinos. La Agencia noticiosa siria SANA expone algunos fragmentos de la investigación: “Existen pruebas abrumadoras de que Israel es culpable del crimen de apartheid. Sin embargo, sólo un fallo de un tribunal internacional haría que tal evaluación fuera verdaderamente autorizada; cualquier retraso agrava el crimen, al prolongar la subyugación de los palestinos a la práctica activa del apartheid por Israel. Es imperativo actuar con prontitud para poner fin a un crimen de lesa humanidad que se está cometiendo ahora”.
Los puntos sobre las íes
Poco ha cambiado. Además de segregación, el sionismo, de forma sistemática, comete genocidio, algo reiterado en la reciente cumbre árabe-islámica, con el coauspicio de Arabia Saudita e Irán, cuyo propósito fue «unificar esfuerzos» sobre la situación en Gaza.
En la cita participaron muchos de los representantes de los 22 países miembros de la Liga Árabe y de las 57 naciones de mayoría musulmana que integran la Organización para la Cooperación Islámica (OCI). En Riad, fue consenso que no habrá paz en Israel ni en la región sin un Estado palestino. El documento final responsabiliza a Israel por “la continuidad del conflicto y de su agravamiento”. La postura más intransigente vino del presidente persa, Ebrahim Raisí, quien declaró que los países musulmanes deberían armar a los palestinos si continúan los ataques israelíes contra Gaza y llamó a imponer un boicot económico y energético a Tel Aviv. (3)
Ejemplo de dignidad
Ya hace más de un mes que Israel arremete contra los gazatíes, quienes, en la figura de Hamas y otras fuerzas de resistencia, libran batalla; así supimos que en el norte de Gaza le siguen dando pelea a los tanques y soldados sionistas. Sobre esa valentía es válido y oportuno traer a colación determinadas palabras del intelectual palestino-estadounidense Edward Wadie Said: “Tal vez resulte quijotesco decir que, aunque las perspectivas inmediatas parecen sombrías para los palestinos, no hay que ser pesimistas. Me remito a la obstinación… y al hecho de que la sociedad palestina –devastada, casi destruida, casi arrasada en tantos aspectos– todavía es capaz de dominar con su alma la penumbra creciente”. Ojalá el mundo lo sepa para que no sea obsoleta la Resolución 242 de la ONU y un Estado palestino sea levantado de una vez por todas.