Cada vez con mayor frecuencia, la creatividad humana pone alerta los sentidos, activa sensaciones e incita a reflexionar sobre la vida y el significado del arte en la contemporaneidad
Por. Roxana Rodríguez Tamayo | Fotos. Jorge Luis Sánchez Rivera
Un fenómeno cultural, que es tendencia en el mundo desde hace varias décadas, intenta reconfigurar la realidad de los citadinos. Fachadas de edificaciones, portones, muros de parques y plazuelas se acicalan en los más diversos espacios públicos desde una suerte de colosal galería a cielo abierto, cuyos lienzos desfilan ante la mirada cómplice de algunos o displicente de otros, en un estilo otro de asumir la creación visual.
En La Habana, al igual que en disímiles ciudades cubanas y del planeta, el arte urbano –o callejero, según se le llama también- cuenta sobre cotidianidades; construye y renueva la percepción colectiva de los entornos en las comunidades, a partir de mensajes y conceptos sugestivos que convidan a reflexionar y develarnos ese “yo social” y estético que habita en nuestra identidad.
Sean las instantáneas aquí plasmadas que captó el lente de un avezado bohemiero, pretexto para redescubrir a la urbe y sus habitantes.