La conciencia colectiva y el liderazgo cultural

Estimular ideas, estrategias, acciones y pensamientos novedosos por su significación, beneficia la formación del gusto y de la espiritualidad de nuestra sociedad


¿Qué músicas escuchamos hoy? ¿Y en el futuro? ¿Tienen acceso los públicos a la diversidad de géneros, estilos, tendencias, incluso, a las modas que cambian hasta por meses?

Desde su salida al aire, el Canal Clave despertó muchas expectativas, pero de ningún modo las satisface todas. Como la información se acelera hasta límites insospechados, las estrategias y las acciones deben responder a ese ritmo vertiginoso, poco dosificado, en ocasiones, impredecible.

Ciertamente, la cultura es amplia, rica, infinita. Abundan las novedades, el interés por mantener las magias de la composición y de la interpretación, el deseo de avanzar. Pero, las intenciones no bastan, quedan vías por descubrir y transitar.

Según trascendió en la reunión del Consejo Nacional de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, los miembros de la Asociación de Músicos manifestaron preocupaciones respecto a la situación del movimiento sinfónico a nivel nacional. Existe un retroceso desde lo conceptual hasta lo relacionado con las sedes de las orquestas, la política de repertorio y la programación.

Además, insistieron en la necesidad de realizar encuentros corales donde estén representados colectivos de todas las provincias. Consideran que deben propiciar un mayor nivel de presencia mediática para enfrentar en contenidos y formas la creciente ola neocolonizadora que a diario nos acosa.

Foto. / Leyva Benítez

Pensemos: urge explorar en todas sus dimensiones el talento y el magisterio de creadores consagrados y jóvenes. A propósito, resulta oportuna una apreciación expresada a BOHEMIA por el maestro Jesús Ortega, Premio Nacional de Música: “Mantengo un principio de Isaac Nicola, él, más que instrumentistas o virtuosos ejecutantes de la guitarra, quería formar músicos. Les daba libertad en beneficio del desarrollo de la creatividad personal. Esta solo se consigue mediante el estudio, el aprendizaje y la superación constante”.

Ninguno de estos aspectos puede quedar a la zaga. Visibilizar en programas televisivos los aportes y la valía de individualidades y colectivos artísticos propicia nutrir las capacidades de apreciación estética.

Es preciso que la escuela, los medios de comunicación y la sociedad ofrezcan a cada ciudadano la posibilidad de acceder a la buena música. Todas las personas tienen derecho al entretenimiento, a recibir un legado de normas y valores de conducta.

El oído se educa, el gusto se forma.

¿Por qué al socializar un disco apenas afloran las ideas, los puntos de vista, el disfrute de sus productores, compositores, intérpretes, diseñadores y grabadores?

Igual corresponde a las casas discográficas dar a conocer sus concepciones y prioridades.

En la actualidad, las tecnologías borran fronteras y tornan más complejos los procesos de circulación y recepción de la producción cultural, por esto hay que fomentar alternativas para el mejor aprovechamiento y la utilización de la TV, las redes digitales, los nuevos canales de acceso a lo auténtico, lo nuestro, lo universal.

Hay que ponderar el impacto sociocultural del fonograma en términos de sacar a la luz la memoria musical y traer al presente las actualizaciones en desarrollo transformador.

Suele olvidarse: la investigación es un organismo vivo en permanente movimiento. Las experiencias valiosas acumuladas en el trabajo cultural comunitario merecen multiplicarse en cada rincón del país. Poco reflexionamos sobre su valor testimonial, en tanto devienen una manera de preservar, revitalizar las tradiciones, los códigos más novedosos.

Estimular la conciencia colectiva y el liderazgo cultural ayuda a redescubrirnos. La recreación de ambientes musicales de distintas épocas, la búsqueda de la belleza y la elegancia permiten entrar de manera continua en nuevas etapas de acercamiento a las raíces prácticamente inagotables.

Expertos en arte reconocen que músicos, realizadores y artistas audiovisuales, al crear una obra, pretenden decir o criticar algo que las mayorías no han visto, ni experimentado.

Al proyectarse en la sociedad llaman la atención sobre el tratamiento de lenguajes y símbolos que impresionan por su significación.

La complicidad al unir la promoción del disco, el videoclip, la publicidad gráfica y la comercialización será una especie de soporte transmisor de mensajes en provecho de los valores espirituales, el sistema institucional y el pensamiento desde edades tempranas.

Las rutas críticas entendidas como producciones de sentido ayudarán a seguir estimulando la legitimidad de los proyectos, la comprensión de quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos.

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