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La importancia de una bandera roja

Aunque todavía comedido, Irán se planta y declara que pudiera cerrar varias vías marítimas si la hostilidad en el Oriente Medio continúa. El genocidio israelí en Gaza prosigue


A propósito del mortífero ataque terrorista del Estado Islámico, el 4 de enero de 2023, contra una procesión luctuosa en Kerman, en el sur iraní, fue izada una bandera roja para señalarles a los enemigos de Teherán que la acción no quedará impune. El trágico suceso se cobró la vida de 84 personas y dejó heridas otras 200. Las autoridades persas han ido deteniendo a muchos de sus ejecutores y también han señalado a Estados Unidos e Israel como los “autores intelectuales”.

Y es que antecedentes de hostilidad hay muchos; asesinato de científicos, profesionales, e incluso altos cargos militares, tal como sucedió en 2020, cuando el general Qasem Soleimani, mientras se encontraba en Iraq, murió en otro atentado de abierta autoría estadounidense. En ese entonces también se izó una bandera roja, que en la larga tradición del chiismo representa la sangre derramada injustamente y, por otro lado, se levanta como un llamado a vengar la muerte de esa persona asesinada. (1)

Por aquella época, las autoridades iraníes aseguraron tener en la mirilla a objetivos yanquis en la región y, en consonancia, Moscú y Beijing, a través de sus cancilleres, alegaron que “el uso de la fuerza viola la Carta de la ONU, por lo que es imprescindible que todos los países respeten la soberanía y la integridad territorial de otros Estados. La acción ilegal y terrorista de la Casa Blanca agravó seriamente la situación en la región”. La República Islámica de Irán, con una vasta carrera exterior, y que lleva décadas hostigada por la principal potencia imperial, captó el mensaje.

Igual narrativa y acción tiene lugar hoy, pues si bien ha acusado a Washington y a Tel Aviv, ha ido a lo concreto, capturando a los autores directos de los atentados de Kerman mientras sigue ondeando la bandera roja. No se trata de cobardía sino de sabiduría, porque desde que comenzó la masacre en Gaza, y ante la estoica postura palestina, se ha querido responsabilizar a Irán de todo. A esas acusaciones, Teherán siempre le ha dado crédito a la resistencia palestina, aduciendo que se está tratando de desvirtuar una genuina lucha anticolonial contra el sionismo. En distintos foros internacionales Irán ha respaldado moralmente la lucha armada palestina, pero al mismo tiempo ha abogado por encontrar un camino oportuno para resolver la terrible situación de Palestina. Visto así, tenemos que el comedimiento guía a las autoridades persas, que no se han dejado provocar.

Un escenario nuevo

Por su parte, los Estados Unidos tal vez estén buscando desestabilizar a los iraníes, por su intransigente antimperialismo, pero sobre todo por sus actuales alianzas con China y Rusia, en ese reacomodamiento del sur global que tienen en los BRICS: un paradigma mejor que el liberalismo occidental, que, dicho sea de paso, se ha alineado de lleno con Israel a pesar de los tres meses de castigo colectivo contra la población de Gaza, con alegaciones de que Tel Aviv tiene el sacrosanto derecho a “defenderse” sin importar que, hasta la fecha, haya asesinado a m{as de 30 mil gazatíes, la mitad de ellos mujeres y niños. (2)

A las autoridades estadounidenses e israelíes le son asimismo antipáticas las relaciones logradas entre Irán y Arabia Saudita, gracias a la oportuna intervención diplomática de Beijing, lo cual ha cambiado las reglas del juego de un Oriente Medio hasta ahora sumiso al poder imperial más grande de la historia. Las cosas, sin embargo, se van reconfigurando hacia actitudes más independientes de las llamadas petromonarquías para el despliegue final de otras correlaciones de fuerzas: eso tiene enfermos al Tío Sam y a su discípulo sionista.

La estrategia iraní sin dudas apunta a contrarrestar el papel estaounidense en el mundo, pero sus tácticas van desde la presión a las exigencias de justicia. El presidente Joe Biden entra en año electoral y por eso una nueva guerra no le conviene. No obstante, es leal  tanto a Israel –que le exige más y más ayuda financiera y logística para perpetuar su esquema usurpador en el Levante– como al gran complejo militar industrial de su país, urgido de belicismo para reproducir ganancias, tan simple como eso. El poder se sigue manifestando en las  650 bases militares en el área mesoriental.

Pero la acción armada de la resistencia palestina del 7 de octubre de 2023, con Hamas a la cabeza, ha significado un parteaguas para los distintos actores anticoloniales de la zona, hastiados de que Israel haga lo que le venga en ganas, porque de permitirlo supondría una bomba de tiempo para los pueblos árabes y de otras raíces.

En el esclarecedor artículo “El amor de Occidente por Israel borra la verdadera historia de Oriente Medio”, del profesor de Historia en la Universidad de California Ussama Makdisi se expresa que -aunque se vieron impulsados y sostenidos por la solidaridad anticolonial de todo el Tercer Mundo, que alcanzó su punto álgido con el famoso discurso de Yasser Arafat en la ONU en 1974 y la aprobación de la resolución de la ONU que condenaba el sionismo como “una forma de racismo y discriminación racial” en 1975- a los palestinos se les negó firmemente la empatía occidental. “El poderoso, rico y en ese entonces militarmente dominante mundo occidental siguió apoyando resueltamente a Israel y pasando por alto su flagrante racismo contra los ciudadanos palestinos y dando por sentada la continuación de su dominio militar sobre los millones de ellos en Cisjordania, Jerusalén Este y la Franja de Gaza. La paradoja consistía (consiste) en aparecer como ´terroristas´ si molestaban al Estado que los oprimía o sufrir el terror si no lo hacían”. (3)

A la altura de 2024, los palestinos no están solos. Además de la ganada autoridad ante una opinión pública mundial horrorizada por el sadismo israelí, las resistencias yemeníes, iraquíes y libanesas acometen operaciones desestabilizadoras contra Israel, pero todavía ajustadas para que la pólvora no se extienda por todo el Oriente Medio. Irán ha izado su bandera roja, si bien en espera de que prime el sentido común. De lo contrario, habrá guerra.

La resistencia hutí, de Yemen, en solidaridad con Palestina ataca en el mar Rojo naves que tienen como destino a Israel/ aristeguinoticias.com

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