La memoria mancillada

Los pueblos latinoamericanos se oponen a la comercialización de su patrimonio. / fandom.com

El poeta francés Benjamín Péret transita hacia los abismos. Después de la Segunda Guerra Mundial y luego de años de exilio en México, no siente la misma inspiración que en los cafés parisinos. Entonces los proveedores le traen bolsas. Al abrirlas aparecen piezas de Iztapalapa, Tenayuca, Teotihuacán, Xochicalco y Tula. Péret y sus amigos nunca imaginaron que el arte precolombino tuviera tanta demanda.

Los proveedores entran en las iglesias mexicanas. Se llevan los rosarios y los cuadros coloniales sin pedir permiso. Péret los ofrece en Europa y le llueven los pedidos. Jean Chariot completa su colección. José Feher hace copias de los originales y las vende a buen precio en Nueva York. Otros cuentan la historia de la diosa azteca que, con garras de águila y saya de serpiente, se alza frente a ellos.

Los robos de hoy

Ya han pasado demasiadas tendencias artísticas desde aquel saqueo y, aunque muchos de ellos terminaron yéndose de Centroamérica, las piezas que mancillaron aún permanecen en las vitrinas francesas. Tanto así, que en la actual temporada se subastaron más de cincuenta obras de las culturas maya, olmeca, zapoteca y teotihuacana.

Cuando, en 1970, el Gobierno galo estableció los procedimientos relativos al origen de los bienes adquiridos, los países latinoamericanos no habían constituido su marco de protección. Actualmente, la restitución incondicional de los intereses arqueológicos choca con dos principios del derecho burgués: el derecho a la propiedad privada, que se presume de buena fe, y la noción de plazo. Como consecuencia, las galerías no devuelven aquellos objetos cuya posesión es anterior a la fecha de ratificación de los tratados patrimoniales.

¿Qué hacer?, ¿callar?

Durante mucho tiempo, las casas de arte han silenciado más que escuchado el criterio de nuestro continente. A las culturas conquistadoras, que devienen dominantes, no se les ha hecho la suficiente resistencia. Ellas son muy avezadas, y nosotros, en ocasiones, ingenuos conscientes (aunque parezca contradictorio).

Pero siendo aún repúblicas del silencio, América Latina se propone desde hace varias décadas quitar la soga que le impidió hacerse oír por períodos prolongados. Aquí la prueba: seis Gobiernos (los de Ecuador, Guatemala, México, Panamá, Perú y la República Dominicana) rechazaron, públicamente, las subastas de objetos precolombinos y anunciaron que estarían dispuestos a promover acciones para detener la comercialización de bienes.

En las redes se desarrolla la campaña #MiPatrimonioNo-SeVende con el objetivo de incentivar la conservación de aquellas obras que son testimonio de las identidades nacionales. / Foto tomada de: DW.com

Sin embargo, la comunicación es un acto complejo, que involucra a diferentes partes. ¿Acaso eso asegura que serán escuchadas? Aquella institución internacional que ha de luchar contra el tráfico ilícito del patrimonio se debe presentar como mediadora: Unesco, así la han llamado y, junto a ella, toda la comunidad internacional, pues no se trata solo de condenar la colonización y el saqueo. Esas piezas encierran algo sublime: los relatos de diferentes grupos, los vestigios de una leyenda, la memoria de nuestros pueblos originarios.

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Un comentario

  1. Fuerte denuncia, ‘con pelos y señales’, contra ladrones sin escrúpulos, y a favor de la devolución de los tesoros culturales de los pueblos originarios a las naciones que son legítimas herederas. Los ricos y nuevos ricos, locos por la ostentación, alimentan este mercadeo criminal.

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