El primer ministro de Cuba, Manuel Marrero Cruz, en visita oficial a Rusia repudió las sanciones unilaterales de Estados Unidos
Mientras Moscú duerme, en La Habana reverbera al sol, y viceversa, debido a la diferencia horaria. Por eso lo que ayer fue titular noticioso para no perder vigencia debe ser asumido desde el comentario y eso es lo que propone Bohemia con respecto a la visita oficial a la Federación de Rusia del primer ministro cubano, Manuel Marrero Cruz.
Diversas y sentidas han sido las actividades emprendidas por el también miembro del Buró Político. En todas ha sido depositario del afecto que el pueblo cubano siente por la gran nación eslava.
Encuentros con asociaciones de amistad Cuba-Rusia, con los representantes diplomáticos de la Mayor de la Antillas en tierra rusa, sendas ofrendas florales ante la estatua imponente de Fidel Castro y el monumento al Soldado Desconocido son gestos simbólicos que realzan décadas de vínculos fraternos, los cuales siguen reactivándose por voluntad expresa de ambos Estados soberanos. (1)
Condición evidente en el intercambio bilateral que Marrero sostuvo, este 12 de junio, con su homólogo, Mijaíl Mishustin, quien le manifestó que «Cuba es un socio importante en América Latina para nuestro país, nuestra cooperación se cimienta en las sólidas tradiciones de la amistad, la solidaridad, el respeto mutuo y la confianza recíproca. Juntos hacemos frente a sanciones sin precedentes de los Estados hostiles”.
Por su parte, Marrero Cruz repudió las sanciones unilaterales de Estados Unidos contra Rusia, porque eso es lo que hace la hasta ahora primera potencia mundial: utilizar su poderío para amedrentar países y tratar de torcer rumbos.
Su prepotencia es tanta que repiten semejante método y pierde el sentido de lo práctico. En lo que a Cuba se refiere, esta se levantó en armas sucesivas veces contra el español hasta que lo venció, en 1898, y Rusia -por ejemplo- es heredera del legado de los hombres y mujeres de Leningrado (hoy San Petersburgo), que resistieron el cerco nazi por 872 días, lo que obligó a la retirada de las fuerzas hitlerianas tras la operación soviética de Leningrado-Nóvgorod, lo cual coadyuvó a un viraje en la Segunda Guerra Mundial.
Y si bien es cierto que la historia de la humanidad es como un río, cuyas aguas son siempre distintas, hay patrones que se repiten a través de cualidades e idiosincrasias; nuestros dos pueblos son, sin duda, guerreros cuando de defender la independencia se trata. En ese sentido, Marrero Cruz y el vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, Dmitri Medvédev, conversaron sobre la actualidad internacional y señalaron la necesidad de adoptar medidas conjuntas para contrarrestar las prácticas neocoloniales de Occidente y las absurdas sanciones unilaterales. Manifestaron que continuará “el trabajo productivo común hacia un justo orden mundial multipolar”. (2)
CRÉDITO PORTADA
Ante el monumento al Comandante en Jefe Fidel Castro, Manuel Marrero Cruz y la delegación que le acompaña rindieron tributo a un “gran amigo de Rusia”. / Estudios Revolución.