Los Días de la ira se filman en Israel

Israel celebra en mayo dos fechas muy importantes para su sociedad política, mientras continúa el asesinato de palestinos frente a una “audiencia” mundial atónita. ¿Hasta cuándo?


El 14 de mayo se celebrará en Israel un nuevo aniversario de la creación de su Estado. Ante la efeméride, el primer ministro Benjamín Netanyahu no puede parecer débil, teniendo en cuenta que la mayoría de la población de su país avala sus acciones militares en Gaza, supuestamente contra la resistencia palestina de Hamás. Y aunque los familiares de los rehenes insistan en una tregua con el enemigo son solo un espejo de agua en un mar de lodo. La sociedad israelí es beligerante desde sus cimientos; vive la leyenda del exterminio judío como comodín para su planificado plan de colonización de Palestina, cimentado en la conciencia nacional desde las altas esferas. Pero las verdades históricas no suelen ser en blanco y negro. Aunque Netanyahu explote este tema al mismo nivel que la figura de Hamás para justificar muertes injustificables (alrededor de 35 000 palestinos, más de 15 000 mujeres y niños), lo cierto es que su tozudez es directamente proporcional a sus intereses privados de mantenerse en un poder que ha sido sumamente cuestionado por esa misma ciudadanía que le exigen cuentas por corrupción, inestabilidad económica, autoritarismo y también demasiada tibieza frente a los árabes todos (ahí entra Irán, que no distinguen como persas).

A pesar de que Hamás aceptó las condiciones de la tregua presentada por Israel, Netanyahu y el ministro de Defensa, Yoav Gallant, autorizan la operación terrestre contra Rafah, donde se refugian cientos de miles de palestinos. En la foto, Gallant junto a las tropas antes del ataque. / france24.com

Antes del fatídico 7 de octubre de 2023 (a mi juicio mal cálculo táctico de la resistencia palestina), un número considerable de la sociedad israelí tomaba las calles de Tel Aviv o de Haifa, no para preocuparse por las condiciones de vida de los palestinos de Gaza o de Cisjordania, sino en protesta por las suyas propias, exigiendo la renuncia de Netanyahu. Así ha sido siempre. Desafortunadamente, ese pueblo ha ido creciendo con el fantasma del holocausto, si bien muy pocos ya a estas alturas tienen parentesco directo con unas víctimas que siempre debemos recordar, para que barbarie semejante no vuelva a suceder. ¡Está pasando en cambio un suceso histórico similar! En ningún momento se trata de desvirtuar lo que sucedió durante la locura nazi; hay demasiados puntos en contactos con el pasado como para ignorarlo. Si se enseña el odio, odio se destila.

Los sucesivos gabinetes israelíes han explotado al máximo la Segunda Guerra Mundial, yendo mucho más lejos al vender la pantalla de que es un indefenso Estado defendiéndose de una incomprensible hostilidad palestina, libanesa e iraní, diseminando a su vez por el mundo la matriz de opinión de que se les pretende aniquilar y que por ello debe armarse y matar. Quienes no nos compramos ese discurso sabemos que su objetivo en Oriente Medio es colonizador, como palanca de apoyo en la región de los capitalistas occidentales.

Al margen del mucho dinero que corre en este “negocio”, se trata también de una lucha ideológica y política, de ahí que el presidente estadounidense, Joe Biden, ordene la represión de sus propios jóvenes en las insumisas universidades de la nación norteña. En la misma línea de los reiterados respaldos al sionismo israelí, sin importar las atrocidades que este cometa. Es más, le sigue enviando armamentos. En un gesto “farol” ha llamado a Netanyahu a abstenerse de llevar a cabo la operación militar terrestre contra Rafah. ¿Qué pasó? El primer ministro israelí se hizo el sordo, dando luz verde a otra carnicería. Se juega el todo por el todo: no puede mostrarse débil en momentos en que Hamás aceptó las condiciones puestas por Tel Aviv en la mesa de negociaciones para un alto al fuego y el intercambio de rehenes y prisioneros.

También en mayo, el día 11, en 1949, Israel pasó a formar parte de la “familia” de la ONU. Por tanto, tiene derechos y deberes. Israel es muy exigente a la hora de reclamar los primeros, pero igualmente remiso a tributar los segundos. En esa batalla autotitulada de supervivencia contra un universo que los rechaza (entiéndase los pueblos) es capaz de contravenir principios básicos de la Asamblea General a la que pertenece. No obstante esta realidad, Israel sigue siendo ese matón calculador del barrio levantino, porque verdaderamente ni la Unión Europea, ni Canadá, ni mucho menos los Estados Unidos, le plantan cara. Si para otros conflictos se despliegan fuerzas de pacificación de la ONU, ¿por qué no se hace en este caso? ¿Por qué la Corte Internacional de Justicia necesita mayores evidencias para calificar de genocidio lo que ocurre en Gaza? No es muy difícil adivinar los motivos. (1)

Travis el pistolero –personaje del filme Días de la ira, del Oeste norteamericano, escenario real de conquista colonial estadounidense– fue clonado, gobierna en Israel.

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Un comentario

  1. Mari, al leer con cuanto dolor denuncias sin fatiga el crimen sionista contra Palestina, y cómo ese sentimiento tuyo con apoyo en hechos y datos incontrovertibles refleja el de tantas personas sensibles que sufren estos horrores tan similares a los de la barbarie nazi fascista, me vienen a la mente unos versos de nuestro Martí:
    ¿Del tirano? Del tirano
    di todo ¡di más! y clava
    con furia de mano esclava
    sobre su oprobio al tirano.
    Sigue tú, con mano libre y solidaria, clavando sobre su oprobio al tirano sionista y a sus hipócritas y no menos culpables cómplices en el imperdonable crimen.
    ¡Palestina vencerá!

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