¿Los marcianos llegaron ya?

Hasta el momento no se ha encontrado ninguna teoría avalada por la comunidad científica internacional que demuestre la existencia de alguna forma de vida fuera del planeta Tierra. Mas sí hay reflexiones que alertan sobre la posibilidad de que aparezca. ¿Cuándo, cómo y dónde? Incógnitas aún por descifrar. En tanto, la ciencia busca respuestas a las declaraciones de supuestos avistamientos de ovnis y otros elementos extraterrestres


La película E.T., el extraterrestre, cumplió más de 40 años de su estreno en la industria hollywoodense. Según la crítica especializada, con este filme -catalogado como el más taquillero de la historia-, su director, el también afamado guionista y productor de cine estadounidense Steven Spielberg, consolidó el género de ciencia ficción a nivel mundial.

No fue esta la única vez que Spielberg se basó en la vida planetaria para recrear alguna historia en el séptimo arte. Cintas como Encuentros de la tercera fase y La guerra de los mundos (adaptación de la novela homónima de Herbert George Wells) serían otros de sus grandes éxitos.

El platillo es el elemento más común entre quienes aseguran ser testigos de un avistamiento de ovnis. / diario.com

Este último libro, por cierto, publicado por primera vez en 1898, se dice que marcó el inicio, al menos en Occidente, de una pregunta existencial recurrente en la obra de Spielberg y de otros tantos realizadores, científicos, escritores y pobladores: ¿estamos solos en el universo?

La premisa de que los alienígenas existen aparece en la mayoría de las películas más recaudadoras de todos los tiempos. Pero, más allá de la fantasía, las afirmaciones sobre la existencia de vida inteligente en otros planetas o el supuesto avistamiento de ovnis en la Tierra se hacen cada vez más frecuentes.

La más reciente información relacionada con estos fenómenos se dio hace tan solo un mes, cuando tres militares retirados testificaron en una audiencia de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos sobre “fenómenos anómalos no identificados” (conocidos ahora como Fani y más comúnmente como ovnis).

Los exsoldados advirtieron que tales avistamientos constituyen un problema de seguridad nacional y que el gobierno ha mantenido un secretismo excesivo al respecto.

Sus declaraciones avivaron el interés hacia un tema antaño desacreditado y tomado muy poco en serio. Como es lógico, ante la falta de pruebas categóricas, el contacto con civilizaciones extraterrestres continúa pareciendo un argumento de ciencia ficción. Incluso a más de un lector le pueda parecer de locos escribir sobre ello; sin embargo, para quienes se preguntan qué dicen las investigaciones científicas sobre el tema, aquí van algunas respuestas y un poco de historia.

Expediente cero…

En junio de 1947 un ganadero residente en el poblado de Roswell dijo encontrarse en su rancho con algo nunca antes visto: “una gran área de restos con tiras de goma, papel de aluminio y palos de madera”. Su declaración apareció en los primeros días de julio en el periódico local con un titular que aseguraba que se había capturado un platillo volador en la zona.

“Militares capturan un platillo volante en un rancho cercano a Roswell”, decía el titular del Rosweel Daily Record. Desde entonces, aquella pequeña localidad dejó de ser la capital lechera del suroeste de Nuevo México y se convirtió en uno de los sitios más misteriosos del país.

En realidad, lo que había caído a tierra era un globo meteorológico que formaba parte del Proyecto Mogul, mediante el cual el gobierno de los Estados Unidos monitoreaba posibles pruebas nucleares rusas. Sin embargo, el suceso de Roswell marcaría el inicio de la “obsesión extraterrestre” en la nación norteamericana.

Ese mismo año, un marine residente en Washington aseguró haber visto seis objetos voladores no identificados en el cielo e, incluso, que había sido interrogado por unos “hombres de negro”. Su historia trascendió al punto de servir también de base al filme Men in Black de 1997, protagonizado por Will Smith y Tommy Lee Jones.

Fenómenos aéreo no identificado, en una imagen del Departamento de Defensa de los Estados Unidos. / fotograma de la serie Ovnis: investigando lo desconocido

En lo adelante se destaparía la caja de Pandora. Entre 1947 y 1969 las Fuerzas Aéreas estadounidenses registraron más de 12 000 avistamientos de ovnis en el marco del proyecto “Libro Azul”. Se trataba de un programa que registraba señales inexplicables comunicadas en particular por pilotos de aviones militares y civiles. Dicho programa se interrumpió después de que un análisis de la Universidad de Colorado concluyera que no había pruebas de que los ovnis procedieran de otros planetas y que la mayoría de los avistamientos podían explicarse por fenómenos naturales. Aun así, el estudio no puso fin al interés por el tema. En 1995, el empresario Robert Bigelow creó el Instituto Nacional para el Descubrimiento de la Ciencia, una organización de investigación privada dirigida a debatir la posibilidad de vida extraterrestre, cuyos informes e investigaciones se mantuvieron en secreto hasta 2017.

En junio de 2021, la Oficina del Director de Inteligencia Nacional publicó su “evaluación preliminar” de los avistamientos de ovnis entre 2004 y 2021. El informe sugería que los fenómenos anómalos no identificados podían clasificarse en cinco categorías probables: tráfico aéreo, fenómenos naturales, programas de desarrollo aeroespacial, naves extraterrestres y una categoría general denominada “otros”.

Un año más tarde la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) dio a conocer la creación de un programa de estudio independiente para abordar el asunto desde un punto de vista científico y analizar los datos en posesión de civiles, el gobierno, empresas y otras organizaciones.

La gran mayoría de los sondeos sobre avistamientos de ovnis se han realizado a través de programas militares secretos y servicios de inteligencia, bajo el más estricto sigilo “en primer lugar porque en la mayoría de los casos los supuestos avistamientos tienen lugar en el espacio aéreo; y, en segundo lugar, porque en el fondo el hecho de reconocer explícitamente la falta de comprensión sobre algunos de estos fenómenos también podía destapar posibles lagunas para la seguridad nacional”. Así lo aseguró Karlin Toner, una de las científicas designadas por la NASA destinadas a encauzar la nueva hoja de ruta en el estudio de los ovnis.

Astrobiología y Exobiología ¿Qué dice la ciencia?

Según la ciencia, es muy probable que no estemos solos en el universo. Lo que aún no logran descifrar es dónde están los demás. La exobiología, vertiente de la astrobiología encargada de estudiar las probabilidades de que exista vida extraterrestre, lleva siglos tratando de averiguar esta incógnita.

Esta rama interdisciplinaria estudia la biología evolutiva, incluyendo el origen y evolución de los principales elementos necesarios para la vida, su procesamiento en el medio interestelar y en sistemas protoestelares.

Se trata de un campo que combina las leyes fundamentales de la química, la física, la biología, la astronomía y otras ciencias. Por lo general apela a simulaciones, hipótesis y predicciones, y justamente, ante la falta de muestras de vida extraterrestre, suele recurrir a microrganismos terrestres que habitan en condiciones extremas para realizar sus proyecciones.

La NASA tiene un programa activo de astrobiología que se centra en los orígenes, la evolución y la distribución de la vida más allá de la Tierra. Desde el estudio del agua en Marte hasta el sondeo de prometedores “mundos oceánicos”, como Titán y Europa, las misiones científicas de esa agencia espacial colaboran con el objetivo de encontrar signos de vida inteligente en otra galaxia.

“El primero de estos avances se inició en el año 1953, cuando el químico Stanley Miller, a partir de una mezcla de gases a la que aplicó energía, sintetizó varias de las moléculas más simples que componen la materia viva. Este experimento marcó el inicio de la química prebiótica, una rama de la química que está teniendo gran éxito en sus intentos de entender cómo pudieron sintetizarse los ingredientes básicos de la vida en las condiciones que había en la Tierra primitiva. Hoy sabemos que muchas de esas moléculas también están presentes en los meteoritos, los cometas o las nubes de polvo interestelar”, reseñan un artículo de National Geographic.

Las esperanzas de que no estemos solos en el universo también han aumentado considerablemente gracias al descubrimiento de microrganismos llamados extremófilos, capaces de vivir en circunstancias ambientales aparentemente muy adversas como temperaturas de más de 100 grados centígrados, pH muy ácidos y elevada concentración de sal.

El proyecto SETI de la NASA lleva décadas monitoreando el espacio con radiotelescopios, en busca de posibles señales sonoras de vida extraterrestre. / seti.org

Por otra parte, la NASA impulsa una práctica conocida como SETI, en la que se enmarcan los proyectos de contacto con civilizaciones extraterrestres, ya sea a través del análisis de señales capturadas en distintos telescopios o a través del envío de mensajes al espacio. Hasta la fecha, solo la misteriosa Señal Wow que apareció en un radiotelescopio la noche del 15 de agosto de 1977 ha merecido la atención de ese programa.

En concreto no se ha encontrado ninguna teoría aprobada por la comunidad científica internacional que demuestre la existencia de alguna forma de vida fuera del planeta Tierra. Mas sí hay reflexiones científicas que alertan sobre la posibilidad de que aparezca. Se basan en la hipótesis de que, si existen 200 billones de estrellas en la galaxia y 10 billones de estas tienen planetas similares a la Tierra, las probabilidades de que exista vida compleja en un planeta similar son, de al menos, un billón, una cifra que continúa siendo muy lejana.

El ufólogo español Vicente Juan Ballester se ha dedicado desde los 17 años al estudio de los ovnis. Ha cooperado con el ejército español en la desclasificación de documentos y el análisis de más de 80 expedientes con 122 supuestos avistamientos y asegura que no son reales tales personajes de color verde o platillos voladores. Coincide en que las probabilidades de que no estemos solos en el universo son altas, pero estos nuevos seres se encontrarían a cientos o miles de años luz.

Este debate histórico entre el sí y el no persiste, sobre todo entre fanáticos y personal científico que tacha a la ufología (disciplina que estudia los ovnis) de pseudociencia, pues sus afirmaciones no pueden ser avaladas y suele ser prácticamente imposible demostrar las hipótesis que plantean.

Justamente uno de los principales problemas sobre el que han advertido los expertos es la falta de datos fiables con los cuales entender estos fenómenos. Hasta ahora la gran mayoría de los avistamientos se han reportado de forma aislada, son inconsistentes, con diferentes parámetros, o con escasa documentación q las historias.

En la recién celebrada primera reunión pública de la NASA sobre Fenómenos anómalos no identificados, los participantes pidieron un enfoque científico más riguroso para esclarecer el origen de cientos de avistamientos misteriosos. Llamaron a mejorar la recopilación de datos y a utilizar la ciencia con el propósito de separar las especulaciones de los hechos y la ficción de las evidencias, así como utilizar tanto los satélites de observación de la Tierra como instrumentos científicos de última generación con el objetivo de  optimizar la recogida de los datos, revisar los casos hasta ahora archivados y crear alianzas internacionales con otras instituciones con el fin de avanzar en el estudio de estos fenómenos.

Un planeta que a menudo se relaciona con la búsqueda de vida fuera de la Tierra es Marte, por las evidencias de que en algún momento de su historia haya tenido un gran volumen de agua líquida, elemento fundamental para la vida. / NASA

El director del Observatorio Nacional de Radioastronomía de los Estados Unidos, Anthony Beasley, expresó que ya es hora de que SETI salga de la sombra y se integre adecuadamente a todas las demás áreas de la astronomía. Asimismo, exhortó a los gobiernos a apoyar más a ese campo de investigación que ha sido rechazado por quienes han financiado proyectos gubernamentales durante décadas.

“Insistimos en la necesidad de acabar con el estigma, de abordar este tipo de estudios sin tabúes, con la mente abierta y, sobre todo, con todas las herramientas científicas disponibles”, agregó en el encuentro. Su respaldo a la búsqueda de inteligencia extraterrestre marca un cambio radical en las actitudes hacia este campo considerado hasta hace muy poco como ciencia marginal.

De momento la existencia de ovnis y vida alienígena queda descartada, reitero, por ahora. La NASA ha creado un grupo de trabajo independiente integrado por 11 científicos que estudie a fondo el tema. Aseveró Beasley, que en unos meses se presentará un informe definitivo con el cual entender que, aunque todavía ni podemos esclarecer el origen de muchos de estos fenómenos, las incógnitas son en realidad un incentivo para seguir buscando respuestas.

Mientras, no faltarán quienes aseguren tener señales de un E.T. en sus cultivos, haber presenciado “el regreso de los aliens” o, incluso, haber sido raptados o abducidos por un platillo en medio de Roswell para mantenerse a salvo de la Guerra de los Mundos.

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