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Los medios también van a la guerra

Muchas de las grandes cadenas televisivas son parte del negocio y, como accionistas, participan en el conflicto


La Franja de Gaza, un enclave de entre seis y 12 kilómetros de ancho y 40 de largo, es uno de los lugares más densamente poblados del planeta y ha sido descrita como la prisión al aire libre más grande del mundo. En las condiciones llamadas “normales”, los gazatíes viven bajo una severa ocupación militar. Nadie entra ni sale sin el permiso de Israel. El sionismo controla el suministro de agua, alimentos y combustible.

El día 7 de octubre, el Movimiento de Resistencia Islámico (Hamas) lanzó la Operación Diluvio de Al-Aqsa contra las fuerzas israelíes y, como respuesta, estos últimos iniciaron un nuevo e intenso bombardeo en el enclave. Desde entonces, los principales medios de comunicación de Estados Unidos ofrecen constantemente la voz del régimen ocupante. Ojalá hubiesen cubierto también de esa forma el dolor padecido por la población civil de Palestina. Escuchar de las víctimas es el primer paso para derribar barreras y cultivar una comprensión que pueda allanar el camino hacia una paz justa.

Cadenas de televisión estadounidenses enviaron a sus corresponsales para cubrir los episodios de violencia, pero rara vez entrevistan a ciudadanos, a activistas o a periodistas que se oponen a la ocupación.

Informes sobre la supuesta decapitación de bebés por parte de Hamas tuvieron amplia difusión en los principales canales de noticias, un hecho que también fue mencionado por el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden. Al ser interrogados, los voceros de la Casa Blanca rectificaron la afirmación de Biden y señalaron que no la “pudieron confirmar”.

Los hechos reales de violencia ya son bastante horribles: las bombas israelíes están aniquilando familias y barrios enteros. Hospitales y ambulancias están siendo atacados. Al menos 11 periodistas murieron cuando intentaron informar sobre los hechos, cada vez más intensos.

“La idea de que puedes encerrar a cinco millones de personas, ponerlas entre muros, endurecer el asedio sobre ellas, permitir solo la entrada a cuentagotas de algo de comida, algo de agua y un poco de electricidad, esa idea ha explotado como resultado de los terribles acontecimientos (recientemente acaecidos). Esto no puede continuar así”, dijo el reconocido académico palestino-estadounidense Rashid Khalidi, profesor de la cátedra Edward Said de Estudios Palestinos de la Universidad de Buenos Aires, de Argentina.

Estados Unidos tiene la capacidad de ejercer presión sobre Israel para que cese su ocupación de Gaza, Cisjordania y Jerusalén. Como primer paso, los medios deben permitir que la sociedad estadounidense escuche las voces de las víctimas de todas las partes involucradas.

Mientras tanto, más de mil 350 palestinos han perdido la vida y cerca de seis mil han resultado heridos en los ataques devastadores que Israel está perpetrando en Gaza, incluyendo bombas de fósforo, una medida de castigo que infringe el derecho internacional.

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