¿Hacia dónde se inclina la responsabilidad por el desastre?
En un conflicto bélico las cosas no suelen hacerse si no hay réditos tácticos o estratégicos. En consecuencia, es imposible pensar que alguna fuerza contendiente asuma acciones que debiliten sus posiciones, creen obstáculos adicionales o comporten cambios complicados en el escenario de batalla, y mucho menos apunten a su autodestrucción.
En las condiciones concretas de este junio en el conflicto armado inducido contra Rusia por Washington, y sus escuderos de la OTAN y el resto del orbe, es improbable creerse la historia de que Moscú es el autor de la destrucción de los muros de la represa de Kajovka sobre el río Dnieper, en la provincia de Jerson, y justo en las áreas de enfrentamiento directo entre tropas de Kiev y el Kremlin.
¿Hundirse a sí mismo?
Hay, sin dudas, muchos elementos para tomar en cuenta, y de hecho no son pocos los analistas enrolados en el intento de dar una explicación clara al asunto, más allá del alboroto mediático de quienes vienen proyectando desde hace rato la imagen de una Ucrania de Zelenski patriótica y victimada, y de una Rusia hosca, taimada, cruel y deshumanizada.
De manera que entre las consideraciones que se manejan hay disparidades, no pocas consistentes y lógicas, y otras totalmente amañadas y carentes de sentido común.
Así, el periodista norteamericano Tucker Carlson, expresentador de la cadena televisiva nada liberal Fox News, precisa con toda razón que, si bien la ruptura de los diques en Kajovca afecta territorio de Ucrania, lo hace en mucha mayor medida en suelo ruso, por tanto, es algo incomprensible creer que Moscú se autofustigue a tal grado, mucho menos en las puertas de sus divisorias defensivas.
Rusia, explica el analista (y en ese sentido exaltos cargos militares españoles secundaron la tesis a través de la TV madrileña), tiene en su territorio la gigantesca represa y controlaba sus sistemas de vaciado, por ende, ante una urgencia táctica o estratégica, no existente para nada en estos momentos, podía sencillamente inundar los espacios aledaños que considerase necesario de forma totalmente controlada.
Además, Kajovca entrega volúmenes a los sistemas de enfriamiento de la central termonuclear de Zaporozhie, la mayor de Europa, custodiada por tropas rusas y objeto de numerosos ataques ucranianos, y provee agua a la península de Crimea, reincorporada al control de Moscú por decisión de sus pobladores en 2014, y sede de la Flota rusa del Mar Negro desde hace casi dos siglos y medio.
Añadidos y claves
Luego de la destrucción de los diques, Moscú recordó que Kajovka ya había sido considerada por militares de Kiev como un blanco preferente en los intentos de recuperar los territorios del este hoy bajo control de Rusia, al tiempo que otras fuentes citaron al rotativo norteamericano The Washington Post, al que un general ucraniano habló en fecha cercana de usar lanzadores de misiles Himars, de fabricación estadounidense, para “probar el ataque” a la importante instalación hidráulica.
Otros “estudiosos castrenses” más “condescendientes” con las percepciones y la propaganda occidental, comentaron apresuradamente que “el golpe” contra Kajovka forma parte de la titulada y esperada “ofensiva ucraniana” para la cual EE.UU. y sus aliados han estado entregando armas cada vez más sofisticadas a Zelensky, obligado a “hacer algo” más que anunciar futuras sorpresas en el terreno bélico.
Para ese grupo al que hacemos referencia, la crecida masiva en las zonas comprometidas por la ruptura de la presa implica entorpecer la defensa rusa en el área y dar oportunidad a pretendidos avances ucranianos ante la inundación de campos de minas y posiciones de tiro de las tropas de Moscú, olvidando, por supuesto, que los ucranianos tendrían, para realizar sus ataques ofensivos, que cruzar sobre ese mismo suelo pantanoso y anegado en caso de no chocar con una resistencia largamente preparada por sus oponentes y que, curiosamente, ya había dado sonada respuesta a al menos cinco fallidos intentos de agrupaciones de infantes y blindados de Kiev de avanzar hacia el levante.
De hecho, gente más perspicaz se pregunta a estas alturas si el ataque contra Kajovka no resulta justo una estratagema del gobierno de Zelensky encaminada a poner ahora pretextos tácticos para demorar aún más (o no asumir nunca) una ofensiva que, más allá de la propaganda masiva y los sueños trasnochados de algunas capitales occidentales, no parece ni remotamente viable ni exitosa.
Por otra parte, vale rememorar que la historia de sabotajes y golpes bajos no acompaña ni toca precisamente a Moscú en este conflicto inducido por los sectores hegemonistas de factura gringa.
Admitido está por los propios actores oficiales de Alemania, Francia y Kiev que los acuerdos de Minsk de 2014 con Rusia, relativos al logro de estabilidad y protección a la población de origen rusoparlante del este ucraniano, así como a la no incorporación de Ucrania a la OTAN, solo fueron una burda engañifa para armar al ejército y a los grupos pronazis locales, impulsados violentamente al poder con el abierto apoyo del Departamento de Estado y la Casa Blanca.
Por demás, actos vandálicos como la voladura del gasoducto Nord Stream 2, que multiplicaría el traspaso de gas ruso a Alemania, los ataques con drones contra el Kremlin y poblaciones e instalaciones económicas rusas, o el asesinato de activistas y periodistas defensores de la línea de Moscú, suponen absoluto terrorismo y definen perfectamente a aquellos capaces de cualquier barbaridad escudados en el apoyo de la maquinaria oficial y mediática occidental.
Ejecutoria brutal que expone a la luz su papel de instrumentos del hegemonismo autocrático diseñado en la cúpula gringa de poder y suscrito, aun a riesgo de sus propias cabezas, por una dirigencia eurooccidental fallida y macilenta frente al “gran rector” de allende el Atlántico.
CRÉDITO PORTADA
El ataque a la represa de Kajovka huele a terrorismo ucraniano. / marxist.com
5 comentarios
Mas que buscar responsables, la pregunta es : Porqué ocurren estos acontecimientos. La causa remota ha de encontrase en la desintegración de la URSS (1990-1991), ya que entre otras Repúblicas (15), perdió a Ucrania, rica en minerales, petroleo y granos, siendo denominada «el granero de Europa». Así la Rusia actual, necesita recuperarla y lo hará, cueste lo que cueste. En el fondo volvemos al origen de la mayoría de TODOS los problemas entre los países: EL ECONÓMICO. Para dimensionar la desintegración, la URSS, en 1991 disponía de 22.4 millones de kilómetros cuadrados con una población de 293 millones de habitantes. Rusia, ahora dispone de 17.1 millones de kilómetros cuadrados y una población de 142 millones de personas.
Siempre hay que buscar responsables, porque la historia no marcha sola, la hace la gente. Por tanto el devenir de nuestras especie tiene esencia humana y no depende de elementos etéreos o complots divinos. Y en lo que nos ocupa, hay cerebros grises detrás que deben ser expuestos y denunciados Solo recordar que la URSS desapareció en la década del noventa, y que hasta 2014, veintitrés años después, Ucrania nunca fue objeto de pretendidas «presiones «ni «ambiciones» rusas, como no lo han sido hasta este mismo instante Bielorrusia ni ninguna otra ex república soviética que mantuviese una posición constructiva, independiente y respetuosa hacia Moscú. Si hay guerra en Ucrania es, en primera instancia, porque USA y la OTAN la convirtieron en agresiva punta de lanza hegemonista a las puertas mismas de casa, a cuenta de sus viejos planes acerca de que «quien domine Eurasia dominará el mundo» y el presunto «deber» gringo de no permitir la existencia de competidores globales a su totalitarismo. Rusia, por tanto, se está defendiendo en una guerra crucial y decisiva para su existencia, empujada y urdida por los que hablan de seguridad mientras atentan contra la ajena. Y es que los hechos no se pueden ver de forma parcial, sesgada y hasta oportunista. Vale investigar más integralmente y ser objetivos en sustancia para analizar cuanto acontece.
Bueno es SU opinión. La respeto, PERO, no la comparto. Por lo menos por mi parte, doy por terminado este post.
Ha sido bueno el contraste de criterios. De ello se alimenta el conocimiento. Un placer…
Que no quepa la menor duda: la guerra es de los EE.UU contra Rusia, para ello emplea como conejillo de indias a Ucrania y los países de Europa Occidental. El que dude de esto, los invito a ver el documental que está transmitiendo hoy la cadena RT que ratifica lo expuesto en el artículo.