Foto. / elperiodico.com
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Los muchos fundamentos de una batalla

Proliferan los llamados a “la contención” para evitar una escalada mayor en el Oriente Medio. Los palestinos siguen muriendo a causa de la impunidad de Israel y de sus aliados


La paradoja que tiene la resistencia armada a las acciones coloniales y de subyugación es que, tratando de evitar muertes –y la indigna condición de explotados–, se puede provocar otras incluso más cuantiosas que las que dieron origen a las acciones militares; sin embargo, un cuestionamiento es vital: ¿acaso la sumisión y la resignación deben ser el camino?

Este comentario no pretende cuestionar o no los métodos empleados por la resistencia palestina e islámica para hacerle frente a Israel, teniendo en cuenta que desde hace décadas la comunidad internacional y la propia Organización para la Liberación de Palestina (OLP) han hecho todo a su alcance para la consecución de un Estado independiente a través de la vía diplomática sin resultado alguno. Tampoco aquí se pretende enjuiciar si todas las fuerzas locales reconocen al Estado israelí; lo cierto es, que llegado el 2023, el pueblo palestino no halló otra solución plausible que la sublevación, con Hamás como principal coordinador.

El régimen sionista inmediatamente aprovechó la coyuntura, largamente esperada, para desencadenar un genocidio que, para horror nuestro, es transmitido a diario directamente por los medios sin que pase nada y, lo que es peor, aquellos que pueden ejercer alguna presión real sobre Israel y sobre su primer ministro Benjamín Netanyahu, corrieron enseguida a darles apoyo, con el argumento de que el “agredido tiene derecho a defenderse”, dejando a un lado que lo mismo puede decir el pueblo palestino, después de vivir tanto tiempo bajo colonialismo y vejámenes de todo tipo.

La vida de los civiles es sagrada, del bando que sea; para protegerlos es que el Derecho Internacional ha ganado en estatura y parecía que se habían dejado atrás crímenes de épocas pasadas. Llegado a este punto vale preguntarse por qué pesan más unos muertos que otros. Tal vez no sea una duda del todo adecuada; no obstante, es la que emerge a la luz de los acontecimientos cuando, hasta este 1º de febrero de 2024, Israel había asesinado a 26 900 palestinos y herido a 65 949. Los blancos sionistas han sido hospitales, escuelas, templos, casas de familias y hasta cementerios. El pretexto es el mismo: se persigue a los militantes de Hamás, que varias naciones clasifican como terroristas, y que dieron muerte a 1 200 israelíes, entre civiles y militares. (1)

Más de 15 000 niños palestinos han sido asesinados desde el 7 de octubre de 2023. / laizquierdadiario.com

Sin precedentes

Pero en estos días ha surgido un escándalo inigualable: una parte importante de Occidente le ha retirado fondos a la Agencia para la Reconstrucción y el Socorro para los Refugiados de Palestina (Unrwa), fundada en 1949 como consecuencia de la expulsión masiva de palestinos de sus terrtorios. La justificación es muy simple: Israel acusó a dicho organismo de la ONU de apoyar a Hamás en sus acciones del 7 de octubre de 2023, dando los nombres de 12 funcionarios, supuestamente implicados, de los cuales la ONU cesó a nueve de ellos a fin de someterlos a una investigación. Esa fue una medida adecuada. En cambio, ¿qué hizo el mundo “civilizado”?. Ipso facto cerró el grifo del dinero y, lo que es más peligroso, le envió un nuevo espaldarazo al genocida régimen sionista israelí. (2)

¿Esto no es también un modo de ser criminal? La Unrwa distribuye la única ayuda que Israel permite ingresar en el territorio gazatí. La decisión acentúa la precaria existencia de los 5.3 millones de refugiados palestinos, incluidos los de Gaza. Por ejemplo, en 2022, los Estados Unidos, uno de los primeros países en adoptar la medida, le donó a la entidad 340 millones de dólares. Juliette Touma, directora de Comunicaciones de la Unrwa, declaró a la BBC que la falta de financiación, cuando al menos 10 de los mayores donantes han puesto una pausa temporal, “tendrá consecuencias muy, muy graves en lo que es, ahora mismo, la mayor operación humanitaria en Gaza”.

Cerrando la puerta a una solución parcial

Derivado de la secuencia de los hechos es previsible el vaticinio de que la cólera contra Occidente, y sus principales potencias, seguirá cultivándose del lado de los oprimidos y aparentes desvalidos. Es cierto que es hora de acabar con este episodio sangriento del mal llamado conflicto, de que los civiles israelíes retenidos por Hamás regresen a casa, de que mujeres y niños palestinos dejen de morir, de que la guerra no se extienda a todo el Oriente Medio y de que otros pueblos no se vean envueltos en llamas, pero ¿cómo lograr todos esos objetivos si las medidas siguen siendo de fuerza y quienes deben reconocer sus asesinatos no lo hacen?

Las preocupaciones son ciertas, porque Netanyahu ya ha anunciado que no piensa aceptar ningún pacto con los palestinos ni con los intermediarios involucrados (Estados Unidos, Catar y Egipto) para un eventual acuerdo entre Israel y Hamás, el cual incluye la liberación de todos los civiles presos en Gaza, más un alto al fuego de seis semanas. La prepotencia de Tel Aviv es tal que incluso le da la espalda a los pedidos de sus ciudadanos y familiares de los retenidos para que cese la guerra. Si bien la sociedad israelí es altamente explosiva y militarizada, y con un alto sentido mesiánico, en esta coyuntura de resistencia por todos lados una porción para nada despreciable de ella se muestra favorable a llegar a una solución definitiva que contempla hasta la creación de un Estado Palestino.

Medios de prensa internacionales han difundido que el Texto de París incluye, además, un reposicionamiento no permanente de las fuerzas israelíes lejos de las zonas densamente pobladas de la franja de Gaza y un aumento de la ayuda humanitaria. El líder del grupo rebelde palestino, Ismail Haniya, dijo que han recibido la propuesta, se estudia y se dará una respuesta “sobre la base de que la prioridad es detener la brutal agresión contra Gaza y el retiro de las fuerzas de ocupación”.

El mismo realismo de una obra literaria

En la novela de Alan Sillitoe La Soledad del corredor de fondo, el joven obrero Colin Smith es apresado tras cometer un robo. En prisión decide hacerse corredor para superar su entorno, pero otros ven en este hecho una oportunidad para el lucro y la especulación. Él, en cambio, lucha y no se da por vencido. Mucho de esto tiene la causa palestina, a la que algunos le han sacado rédito: el 10 de diciembre de 2023 el complejo militar industrial estadounidense, a través del Departamento de Estado, aprobó (sin contar con el Congreso) una venta al Gobierno de Tel AViv de más de 13 000 municiones para tanques, valoradas en más de 106 millones de dólares. En su justificación se señala el compromiso con la seguridad de Israel, siendo vital para sus intereses nacionales ayudarlo a desarrollar y mantener una capacidad de autodefensa fuerte y preparada. También se sabe que bombas y proyectiles contra Gaza son made in USA. (3)

Qué decir de los vetos reiterados de Washington en el Consejo de Seguridad de la ONU cada vez que la comunidad mundial intenta frenar el genocidio. Y recientemente tenemos su suspensión de su aporte a la Unrwa. Demasiada hipocresía entonces para hacerle frente a diversas acciones de la resistencia islámica en la región que ha decidido estar del lado de ese corredor de fondo que es Palestina y que, por más que se intente, no está sola.

Por mar y tierra

Ansar Alá (“Los partisanos de Alá” o hutíes), movimiento islamista chií que desde 2014 controla amplias zonas de Yemen, ha decidido echar pie en tierra por la causa palestina. Sus métodos de enfrentamiento van desde lanzar una serie de misiles y drones contra el sur de Israel hasta ataques contra buques de bandera o contra naves de empresas israelíes en el mar Rojo y el estrecho de Bab al Mandeb (32 kilómetros de ancho; separa el noreste de África de Yemen, en la Península Arábiga).

Esta última táctica ha obligado a las principales navieras del mundo a desviar sus buques. Por la ruta transita casi el 15 por ciento del comercio marítimo global, el ocho por ciento del comercio de cereales, el 12 por ciento del petróleo y el ocho por ciento del comercio de gas natural licuado. El propósito inmediato es trastocar el comercio como llamado de atención y de presión para una estrategia a largo plazo: el cese de los asesinatos de palestinos a manos de Israel, con la connivencia de sus aliados incondicionales.

De momento, el resultado ha sido que los Estados Unidos armaron una coalición (diciembre de 2023), bajo la denominación de “Operación Guardián de la Prosperidad”, con el supuesto de acabar con la “piratería y el terrorismo”, de forma tal que una vez más desvirtúa por completo la finalidad de las acciones, encarándolas con violencia. Las tensiones en el mar Rojo, así como en Iraq, Siria, Jordania y el Líbano, hacen temer el estallido de una guerra de mayor envergadura. Otra situación alarmante es que tanto Washington como Europa aseguran que Teherán está detrás de todas las acciones militares de árabes e islámicos en contra de Israel y sus padrinos occidentales. Eso sí que son palabras mayores. Aquí el “juego” sería distinto. Naser Kanani, portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, sostiene que “los grupos de resistencia de la región no reciben órdenes de Irán para sus decisiones y acciones, la repetición de acusaciones infundadas contra Irán es una proyección y una conspiración de los que tienen interés en arrastrar a los Estados Unidos a la batalla”.

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2 comentarios

  1. Excelente actualización de los acontecimientos más recientes en el escenario del espantoso genocidio sionazi contra el pueblo palestino, y de la solidaria y heroica resistencia que se le opone.

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