Los saberes no se adquieren por ósmosis

Reflexiones sobre la necesidad de crear una nueva cultura comunicacional para nuestro socialismo, tema debatido en el reciente onceno congreso de la Unión de Periodistas de Cuba que ha mantenido amplia repercusión en la sociedad   


¿Qué siente cuando ve en la televisión la novela El derecho de soñar? ¿Cómo percibe las violencias implícitas en los discursos de las series estadounidenses Chicago Med y Chicago P.D.? ¿Cuándo busca conectar o desconectar con lo “real” cotidiano?

Estas interrogantes, entre otras, colocan en la atención las maneras de ver, interpretar, y encontrar hallazgos novedosos en la pantalla que todos los días tenemos ante nosotros en el hogar.

Quizás, poco reflexionamos, o por lo menos no tanto como lo merece, en el nexo de esas necesidades con una urgencia expresada en el reciente onceno Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba: el imperativo de establecer una nueva cultura comunicacional para nuestro socialismo.

El esperado encuentro reunió en el habanero Palacio de las Convenciones a representantes de las delegaciones de la Upec en el país.

Ofreció la oportunidad de reflexionar juntos y establecer diálogos con decisores y representantes de las instituciones enfocados, igual que los periodistas, en los desafíos de una sociedad en red.

Pensemos en la implicación de varios ejes de trabajo: comunicacional, humano, económico, ético, tecnológico y organizacional. Sobre todo, en responder: ¿cómo llevarlo a la práctica? ¿son suficientes los modelos de gestiones científica e innovadoras establecidos? ¿de qué forma activar el establecimiento de relaciones entre el sistema de instituciones y el sistema de medios?

Ciertamente, los saberes no se adquieren por ósmosis. Hay que estudiar, estudiar y estudiar.

El universo mediático complejo en el que vivimos demanda considerar el concepto amplio de cultura. Este manifiesta la aptitud para establecer vínculos entre fenómenos característicos de distintas áreas de la existencia.

Si consideramos lo estético en su valía de intercambio intersubjetivo de efectos sensibles y lo meditamos en tanto hecho comunicativo propio de las interacciones humanas en los diferentes tiempos y épocas, entonces podemos “revisitar” la más remota antigüedad, el proceso de formación del hombre social en que el lenguaje le distinguió del resto de los seres vivos. En este sentido, tal disposición sensible, generadora de la dimensión estética, se instala en la posibilidad de compartir los conocimientos desde la comunicación y el arte.

Foto. / Yasset LLerena

Por ejemplo, según ilustra la imagen que acompaña esta crítica cultural, en el homenaje de la Uneac al escritor italiano Italo Calvino, a propósito de su centenario, se incluyó la actuación del cuarteto de saxofones de la Escuela Nacional de Arte.

Seamos conscientes de lo impuesto por las nuevas narrativas. Se han revalorizado y expandido hasta límites insospechados las producciones sonoras y audiovisuales en el campo del entretenimiento, una realidad que debe ser aprehendida por el servicio público al conectarse con el imaginario de las audiencias.

Sin duda, las relaciones estéticas deben ser aplicadas a partir del intercambio de efectos de sensibilidad entre las personas y se materializan en formas apreciables, desde el valor social, en mensajes de connotación dialógica.

En la actualidad, el audiovisual y las velocidades de la información instauran inéditas experiencias en diferentes escenarios, donde audiencias de diferentes edades, sexos, preferencias e intereses comparten nuevos modos de estar juntos, mediante una dialéctica de la apropiación, la cual vincula la cultura y la tecnología y, sobre todo, incluye el proceso de la comunicación.

Estudiar la imagen, todo lo que la connota y lo que de ella resulta en el mundo de hoy y el de mañana, es una inmediatez que deben atender los implicados en el periodismo, la realización audiovisual y las creaciones artísticas.

El siglo XXI demanda estrategias que contribuyan a enriquecer el pensamiento. Esta es la condición primera del hecho comunicativo y de la creación artística.

Según ocurre en cualquier otra industria, en la tv el perfeccionamiento nunca se detiene. Directivos, guionistas, directores deben sistematizar la mentalidad científica para cautivar a las mayorías.

Estos planteamientos de ningún modo están ajenos a la vocación de servicio de ese medio; uno de sus principios básicos destaca la importancia de asumir la cultura en tanto proceso de desarrollo y acumulación del conocimiento, esencia del crecimiento espiritual de los ciudadanos y de su actuación consciente en la existencia cotidiana sin abandonar nunca el pensamiento crítico.

Comparte en redes sociales:

Te Recomendamos