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“No estamos pidiendo limosnas ni rogando favores”

En nombre de los pueblos del Sur Global, en el Debate General del 78 Periodo Ordinario de Sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, este 19 de septiembre, intervino el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez


En un derroche de optimismo y euforia, en 2015 la humanidad se propuso, en el lapso de 15 años, alcanzar metas para mejorar la vida de nuestros diferentes pueblos, sin distinción de cultura, formación socio-económica o religión; sin embargo, evaluados a la luz del mundo actual, esos 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) no van a ser alcanzados ni de lejos.

Puede leerse en el sitio de la ONU: “Se reconoce que la acción en un área afectará los resultados en otras áreas y que el desarrollo debe equilibrar la sostenibilidad social, económica y ambiental. Los países se han comprometido a priorizar el progreso de los más rezagados”.

En un intento por lograr al menos los más importantes, hoy en día, la Organización de Naciones Unidas lo ha ajustado a seis tareas, a saber: poner fin a la pobreza, erradicar el hambre y alcanzar la seguridad alimentaria, velar por la salud, la educación, cuidar por la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer, y tener acceso al agua y al saneamiento de esta. Tal pudiera pensarse que ahora sí podemos entregarnos de lleno a los ODS, pero no pocos estadistas lo dudan seriamente. Existen varios factores objetivos y muchos subjetivos.

A todos esos obstáculos se sobreponen las sociedades del Sur, aunque es sabido que para que sus esfuerzos rindan fruto estos deben ser respaldados con acciones concretas de acceso a mercados, financiamiento en condiciones justas y preferenciales, transferencia de tecnologías y cooperación Norte-Sur.

Cuando tiene lugar el Debate General del 78 Periodo Ordinario de Sesiones de la Asamblea General de la ONU, en Nueva York, Estados Unidos, casi la totalidad de las intervenciones colocan los puntos sobre las íes, sobre por qué el desarrollo sostenible es de momento inalcanzable. Entre esos oradores estuvo, este 19 de septiembre, el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, quien hizo uso de la palabra en nombre del multilateral Grupo de los 77 y China.

Urgencias

El mandatario cubano lo dejó claro: “No estamos pidiendo limosnas ni rogando favores”. Se reclaman derechos; por ello enfatizó que el G77 “continuará demandando una transformación profunda de la actual arquitectura financiera internacional, porque es profundamente injusta, anacrónica y disfuncional. Porque fue diseñada para lucrar con las reservas del Sur, perpetuar un sistema de dominación que acrecienta el subdesarrollo y reproduce un modelo de colonialismo moderno”.

En nombre del G77 y China, el mandatario cubano subrayó ante la 78 Asamblea General de la ONU que “los esfuerzos de los países en desarrollo no bastan para implementar la Agenda 2030”./ www.onu.org

“Necesitamos y demandamos –indicó el jefe de Estado cubano– instituciones financieras en las que nuestros países tengan real capacidad de decisión y acceso a la financiación”. En otro momento expuso: “Urge una recapitalización de los Bancos Multilaterales de Desarrollo para mejorar radicalmente sus condiciones de préstamo y satisfacer las necesidades financieras del Sur”.

No se anduvo por las ramas, el presidente de la Mayor de las Antillas: “La mayoría de las naciones del G77 se ven compulsadas a destinar más recursos al servicio de la deuda que a inversiones en salud o educación. ¿Qué desarrollo sostenible puede alcanzarse con ese dogal al cuello?” Y en nombre del Sur, señaló: “El Grupo reitera hoy su llamado a los acreedores públicos, multilaterales y privados para refinanciar la deuda a través de garantías de crédito, intereses más bajos y plazos de vencimiento más extensos”. (1)

Expuso como los países del G77 han debido destinar 379 mil millones de dólares de sus reservas en 2022 con el propósito de defender sus monedas. Esto representa casi el doble de la cantidad de nuevos derechos especiales de giros que les asignó el FMI, de ahí que solicitara “la racionalización, revisión y cambio del papel de las agencias de calificación crediticias. También es imperativo establecer criterios que vayan más allá del PIB para definir el acceso de los países en desarrollo a la financiación en condiciones favorables y a la cooperación técnica adecuada”.

Asimismo, entre muchas otras ideas esenciales, expresó las siguientes: “En pleno siglo XXI ofende a la condición humana que casi 800 millones de personas padezcan de hambre en un planeta que produce lo suficiente para alimentar a todos (…)  o que en la era del conocimiento y el desarrollo acelerado de nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, más de 760 millones de personas, las dos terceras partes de ellas mujeres, no sepan leer ni escribir”. Igualmente, dejó por sentado que “los esfuerzos de los países en desarrollo no bastan para implementar la Agenda 2030”.

En contra de los bloqueos criminales

Uno de los planteamientos fundamentales de Díaz-Canel tuvo que ver con la imposición de medidas punitivas unilaterales: “prácticas de Estados poderosos para tratar de someter a Estados soberanos”. De igual modo, indicó que Cuba es el país que ha soportado por más tiempo sanciones de ese tipo. En ese sentido, manifestó: “No puedo pasar por esta tribuna mundial sin denunciar, otra vez, que hace 60 años Cuba sufre un bloqueo económico asfixiante, concebido para deprimir sus ingresos y nivel de vida, provocar escasez continua de alimentos, medicinas y otros insumos básicos, y coartar sus potencialidades de desarrollo”.

Fue enfático al decir que “no existe una sola medida o acción de Cuba para dañar a Estados Unidos, para perjudicar a su sector económico, su actividad comercial o su tejido social. No existe acto alguno de Cuba que amenace la independencia de Estados Unidos ni su seguridad nacional, que lacere sus derechos soberanos, interfiera en sus asuntos internos o que afecte el bienestar de su pueblo. La conducta estadounidense es absolutamente unilateral e injustificada”.

En esa vocación internacionalista denunció que las presiones encaminadas a aislar y debilitar economías afectan también a Venezuela y Nicaragua, y que -antes y después- han sido el preludio de invasiones y derrocamientos de Gobiernos incómodos en Oriente Medio. “Rechazamos las medidas punitivas unilaterales impuestas a países como Zimbabue, Siria, la República Popular Democrática de Corea e Irán, entre otros muchos cuyos pueblos sufren el negativo impacto de estas”, dijo.

Destacó que nuestro país “no cejará en sus esfuerzos para impulsar el potencial creativo, la influencia y el liderazgo del G77”. Al hacer referencia a la cita del G77 y China efectuada en La Habana los días 15 y 16 de septiembre de 2023, explicó que los unió “la necesidad de cambiar lo que no ha sido resuelto y la condición de víctimas principales de la actual crisis multidimensional global y el abusivo intercambio desigual actual, de la brecha científica tecnológica y la degradación del medioambiente. Pero también nos une, desde hace más de medio siglo, el desafío ineludible y la determinación de transformar el orden internacional imperante, que -además de excluyente e irracional- es insostenible para el planeta e inviable para el bienestar de todos”.

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