Otredades: revelaciones desde Finalé

La obra más reciente de uno de los pintores cubanos representativos de la generación de los 80, llega a la habanera Villa Manuela para contarnos sobre identidad


Impresiona la variedad de recursos expresivos y técnicas que maneja el artista. / Cortesía de Villa Manuela.

Cada cual construirá su propio relato, personal e íntimo, tras descubrir Otredades; cada cual develará su noción del “Yo” y de su “Nosotros” que lo compulsa a pertenecer a un contexto, a una cultura; justo en ese esquivo y a la vez, emotivo camino que es intentar descifrar al pintor, al creador, al ser humano: Moisés Finalé Aldecoa (1957). 

Más de una veintena de piezas, integradas por cuatro esculturas en madera y 17 obras bidimensionales, conforman la muestra que exhibe la galería Villa Manuela, de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, hasta junio próximo.

Otredades trae de vuelta a las seductoras y enigmáticas mujeres de Finalé, transfiguradas en esos mundos ¿abstractos?, ¿inconexos?, ¿imaginados?, todo en uno y, al mismo tiempo, perceptible y amalgamado. En algunas obras, ellas conviven desde un halo exótico perturbador; en otras, interpelan al espectador desde la trama –el drama- de su savia vital.

El artista examina nuestras realidades, convence en medio de una sugestiva puesta en escena, dada a discursar sobre pluralidades y divergencias; revelaciones y silencios que describen quiénes somos, dónde estamos y cómo llegamos hasta aquí.

Con esta selección Moisés Finalé asume el reto de apropiarse del enfoque filosófico, psicológico, cognitivo y social que implica definirnos como sujetos dentro de un grupo humano; delinea y modela su original y peculiar matriz de identidad. 

Mirar y aceptar; observar y entender al ser caribeño y por derivación, al ser cubano, desde la perplejidad de la vida misma, de la existencia humana, es la propuesta de este cardenense impenitente, quien con dicha selección moviliza sensaciones, emociones; confronta circunstancias, significados, tradiciones.

Cautiva en Otredades la coherencia para desplegar ese juego audaz con las técnicas, la expresividad de las formas y las texturas; el manejo de los contrastes y los colores que transitan entre el negro, el rojo, las tonalidades terrosas y pasteles, el bronceado impoluto de las hebras de metal, el blanco amarillento de los costurones en los petos rojinegros; el brillo de escarcha que, discreto y sinuoso, centellea sobre opacidades.

En las obras que integran el conjunto existe una intencionalidad manifiesta por desbordar teatralidad. “Hay en estas piezas un lirismo indiscutible, una belleza radical. Moisés se confiesa, aparece en su universo el ‘Soldador’ de Adigio Benítez, aparecen las esculturas blandas de Louise Bourgeois, aparece ese sentimiento de otredad que lo embarga”, ha anotado en las palabras al catálogo la especialista Yamilé Tabío.

No cabe duda, Finalé privilegia una narrativa crítica en cada una de las piezas, constantemente se replantea el rol de las imágenes que eligió para confesar sus historias, como una forma de resistencia –nuestra resistencia- y un vehemente anhelo liberador.

Aun cuando ha alternado y consolidado su quehacer creativo entre Europa y la mayor de las Antillas, el artista se aparta del oculocentrismo occidental, de los visos de un multiculturalismo maniqueo, simbólico, estereotipado; y aguza la mirada en aras de generar una experiencia estética orgánica, íntegra, que involucra a otros sentidos como el tacto (las texturas) y el oído, con la música del maestro Emilio Martiní, inspiradas en los pregones de una ciudad –La Habana- que intenta huir de sus sombras, pero persiste en mantenerse incólume, viva.

Moisés Finalé es uno de los pintores más representativos de la generación de los años 80. Su creación artística aparece documentada en sobresalientes obras de referencia como el Diccionario de pintores, escultores, diseñadores y grabadores, de E. Benezzit, y el Diccionario de Artes plásticas Modernas y Contemporáneas, de Jean-Pierre Delarge; ambas de la parisina Ediciones Gründ.

Conviven en la muestra diferentes técnicas. / Cortesía de Villa Manuela.

Igualmente, otros sellos editoriales antillanos y foráneos han dejado constancia de su trayectoria en el universo de las artes visuales. Posee en su currículo más de un centenar de exposiciones personales en importantes museos y galerías del orbe; y sus piezas forman parte de colecciones privadas e institucionales.

Otredades destila una poética singular, transformadora, a partir de cuestionamientos que instan a repensar y reflexionar en torno a la sociedad desde la interculturalidad, en especial, centrada en la inclusión y el reconocimiento de la diversidad humana y además, en la postura de reivindicar a aquellos que, por fisuras y enmascaramientos culturales e históricos, les ha tocado el lugar de los postergados; esa es la raigal y definitiva esencia a que nos conmina su creador.

Comparte en redes sociales:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Te Recomendamos