La tarea no es nada fácil: miles de personas son detenidas cada día en la frontera norte de México. No es nada fácil porque esta situación ha desestabilizado todas las cifras: el récord de detenciones de migrantes, el de solicitudes de asilo y el desmantelamiento de campamentos masivos. Esto es una consecuencia directa de la decisión de los Estados Unidos de activar el Título 42, que establece la devolución de indocumentados a la orilla mexicana.
Revisando las últimas declaraciones acerca del tema, uno llega a lamentar haberlas leído. Quizás las más hirientes sean las del secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, quien repite constantemente un viejo lema trumpiano: “No vengan”. Mayorkas justifica su tono a través de datos duros. En 2021 se batieron todas las marcas de cruces ilegales al norte del Río Bravo de las últimas décadas y los recientes datos oficiales indican que alrededor de 7 000 personas son detenidas cada día por la Patrulla Fronteriza.
El funcionario presenta, además, la proyección en dígitos ante la retirada del Título 42, regulación aplicada por Trump en plena pandemia bajo pretextos de seguridad sanitaria. Las previsiones estadounidenses son que, una vez levantadas las medidas, el flujo de personas llegue a 18 000 migrantes al día. “Es nuestra responsabilidad estar preparados para diferentes escenarios. No hay duda de que, si de hecho alcanzamos ese número, será una tensión extraordinaria para nuestro sistema”, alertó el secretario de seguridad nacional.
Curioso, pero no ilógico: la retirada del Título 42 se encuentra, hasta el momento, estancada. Después de muchas promesas electorales y un 2021 pandémico, la Administración demócrata planeaba levantar la prohibición a finales de mayo. Mas la decisión se ha convertido en uno de los temas centrales de la precampaña de las elecciones de mitad de período de noviembre. Por tanto, el propio Biden se muestra a favor de mantener la normativa.
Mientras tanto, ¿qué sucede en la frontera? El tramo más largo, los casi 2 000 kilómetros que separan a Texas de cuatro Estados mexicanos, ha sido escenario de tensión durante las últimas semanas. El tema no puede ser más espinoso, más delicado. De hecho, en un uso exhaustivo del Título 42, el gobernador texano, Greg Abbott, endureció los controles para los camiones y provocó un severo bloqueo en el paso fronterizo.
Por otra parte, el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, rechazó la estrategia de Abbot. México tiene un plan conjunto para el fenómeno migratorio. Alejado de las presiones diplomáticas y del enfoque policial de la era Trump, su proyecto intenta lanzar programas en los territorios de origen de los migrantes. Eso incluye esquemas de cooperación “sin excluir a nadie”, en referencia a la participación de Cuba y Nicaragua.