A la historia cubana la enaltecen nombres de jóvenes. La juventud de hoy, en la Patria soberana, tiene en sus manos el resguardo de lo alcanzado y el compromiso de continuar la Revolución. La Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), aunque sexagenaria, continúa joven por el ímpetu, el espíritu de futuro de sus miembros; porque persiste el desafío de mantenerse como vanguardia juvenil, incluso para quienes no militen en ella.

Sobre estas y otras cuestiones, conversó BOHEMIA con algunos muchachos y muchachas que edifican Cuba diariamente.

Jóvenes de su tiempo

Amanda Romero es sensible, segura y firme en convicciones a sus 24 años. Tiene una visión crítica de la realidad, mas aspira a transformarla desde la ética y la justicia. Para la doctora residente de neurología los militantes comunistas deben ser “los primeros en todo, como nos enseñó el Che.

“Ser esencialmente humanos, intransigentes ante injusticias de cualquier tipo, empezando por la explotación capitalista y contra toda discriminación. Ser un joven que trabaja para el bien mayor, sin más beneficio que el deber cumplido”.

Alejandro Mestre, de igual edad, es un joven rural nacido en Majibacoa, municipio tunero. Para él, un militante “debe tener la capacidad de buscarse problemas, reclamar de manera intransigente, con argumentos que las cosas se hagan bien. No acomodarse a una situación, siempre estar revolucionando”.

Jorge González, presidente del Movimiento Estudiantil Cristiano de Cuba (MEC-C), y miembro de la UJC, encuentra en su fe la motivación a construir una nación mejor. “Considero importante que los comités de base estén abiertos a las juventudes cristianas que también se identifican con la Revolución y el socialismo.

“Creo que ser militante se parece mucho a ser cristiano, los hay buenos y otros no tanto. Así mismo, hay militantes comprometidos y otros que te hacen dudar; están quienes piensan que por tener el carnet ya lo son y algunos que, al asumir determinada responsabilidad, se apartan de las bases”.

En ocasiones, se emiten criterios que incluyen de forma irracional a miles de personas en una misma definición, tildando a la juventud comunista de inmóvil, aburrida. Absolutizaciones al aire que no aportan nada en concreto, más que el insulto a quienes a diario actúan en concordia con su encargo social.

Las transformaciones que necesite la UJC, para estar a tono con la diversidad juvenil, solo pueden alcanzarse desde la conciencia política de sus integrantes con crítica, autocrítica y proactividad ante los problemas, sin paños tibios.

Revolucionar los espacios

“La UJC debe romper esquemas, acompañando a todos los jóvenes con voluntad de aportar a la sociedad, una organización tan importante no puede quedarse en la oficina, debe ser protagonista, sobre todo en las zonas rurales donde es tan importante la producción agrícola. No es que no se esté haciendo, pero se hace en menor medida”, valora Alejandro, basado en sus vivencias de secretario de un comité de base por más de seis años.

“Una de las fortalezas de la UJC es la capacidad de movilización, pero no explotamos esa posibilidad”, apunta. Alejandro es de esos jóvenes que cuestiona al mismo tiempo que asume los retos de su momento histórico. Hasta hace poco tiempo fue delegado de circunscripción, tratando de encauzar sueños, aspiraciones, cambios.

Por otro lado, Kevin Curbelo es un cienfueguero de 23 años que labora como electricista e integra desde hace cuatro años la organización. En su sentir “no siempre los militantes tienen las condiciones para serlo, algunos carecen de formación política e histórica y creo que eso es algo que debemos intensificar.

“Tenemos como fortaleza la masividad de jóvenes que participan en las faenas que se convocan, aclaro que las tareas son voluntarias, no se obliga a nadie a participar; asimismo, vale destacar los trabajadores jóvenes que se destacan en varios centros”.

Ese empuje y disposición propias de la edad las valora Mónica Romero, otra profesional de Salud de 27 años. “Los jóvenes son un hervidero de ideas, iniciativas y ganas. Cuando les das las herramientas y el escenario para que las desarrollen dentro de la institucionalidad se logran grandes cosas”.

“Los años de la UJC constituyen una ventaja, por la experiencia”, afirma Amanda. No obstante, considera que persisten algunos aspectos internos que pueden y deben perfeccionarse. “La falta de dirección y gestión de ideas concretas, son fallos frecuentes en la base, eslabón principal y esencia de la organización, donde está su prestigio y sus oídos, las iniciativas y los problemas”.

Destaca, asimismo, la importancia del liderazgo, del vínculo directo con los jóvenes “dejando de ser algo frío e involucrándose juntos en las acciones de interés social, motivándolos desde el ejemplo. Desterrar el formalismo y visibilizar obras que se realizan, pero que no se ven o no se dicen”.

“Hoy más que nunca estamos llamados a transformar las cosas que no funcionan o lo hacen de forma inadecuada”, aprecia Jorge. “Tenemos la ventaja –continúa– de estar en los barrios, en los centros educativos; si cada militante se compromete a cambiar algo que esté mal, podríamos lograr mucho más.

“Debemos ser un sujeto crítico, no el clásico ‘criticón’ que se conforma con señalar lo mal hecho, sino identificar lo que daña al país y trabajar por encontrar soluciones, en lugar de culpables. Ganarle espacio a la indolencia, al desinterés. Es necesario tener una juventud comunista comprometida con el tiempo que nos ha tocado vivir”.

Yuliet Teresa Villares, por su parte, es coordinadora de Comunicación en el Centro Memorial Martin Luther King. Tiene 28 años y aunque no figura en las filas de la UJC, ha tenido la oportunidad de estar cerca de su quehacer. “Valorar un gremio que no integro es complejo, pues mi visión es desde afuera, pero aprecio que tienen el desafío de representar la heterogeneidad de la juventud cubana, de dialogar, conocer esa diversidad.

“Deben ser creativos, no reproducir patrones de dirección que funcionaron en su momento y quizás no funcionen con los jóvenes de esta época”, reflexiona. Para Yuliet, el surgimiento de La Comuna como foro de articulación es un paso de avance. “Sería bueno repetirlo en otros espacios y que saliera de La Habana. Es preciso entender esa pluralidad y asumirla sin prejuicios ni temores”.

El futuro es joven

“La Revolución Cubana podrá contar siempre con la juventud, comunistas o no. No existe una tarea que se nos haya confiado y no la hayamos cumplido. Sí nos queda enfrentar los problemas que afectan a los militantes de la UJC, a los que no lo son, encaminarlos de la mejor manera posible”, concluye Alejandro.

Kevin asegura “que son muchos los jóvenes que defienden esta Revolución. Solo tenemos que seguir dándole paso a la juventud y que se le escuche. No podemos olvidar tanta sangre derramada y tantos hombres y mujeres que lucharon para que hoy tengamos una Cuba socialista”.

Para Mónica “la juventud comunista está al frente de las grandes tareas que conforman el proceso revolucionario, creo que tiene la capacidad para darle continuidad”. En tanto Amanda recalca lo imprescindible del trabajo con los no militantes para “sumarlos, no solo a la organización, sino a las tareas de construcción y bienestar social”.

Jorge plantea que la guerra cultural contra Cuba “hace creer que nuestros problemas económicos son resultado del modelo socialista, venden el ‘sueño americano’ como ideal de felicidad, cuando sabemos que no es así.

“En un contexto de bloqueo, pandemia, escaseces, manipulación mediática defendemos la Revolución desde nuestros sitios. Aunque duele cuando alguien pierde la confianza en ella, somos muchos los que soñamos y hacemos por la Patria y el socialismo”.

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“Es un reto para la UJC entender la diversidad de las juventudes y liderarlas”

Aylín Álvarez, primera secretaria del Comité Nacional de la UJC, comparte algunas ideas en exclusiva con BOHEMIA.

–¿Cómo valora el liderazgo frente a la diversidad juvenil?

–La militancia política de la UJC tiene que parecerse a las juventudes existentes en nuestro país, pudiera ser un reto, pero la organización debe renovarse diariamente para acercarse a todos los jóvenes, no solo a los comunistas. El contacto con las bases, conocer sus aspiraciones y preocupaciones es y debe ser el trabajo de la organización, debemos enfocarnos en eso.

“Es un reto para la UJC entender la diversidad de las juventudes y liderarlas; no solamente ser una organización que funcione por encargo estatal.

“Si algo puede fracturarnos es alejarnos de las esencias de los jóvenes. Parecerse a los jóvenes no puede ser un cliché. Desde los procesos que realice la organización hay que involucrar a todo tipo de joven. Tener en cuenta sus preferencias, entonces colocar esa parte formativa de la que somos responsables”.

–¿Cuáles serían los retos para que la juventud continúe el proyecto social trazado?

–Siempre hay cosas por conquistar, que se pueden hacer mejor, pero hay otras ganadas, no se pueden desconocer, tenemos que trabajar por mantenerlas, perfeccionarlas.

“Hay que valorar y darnos cuenta de cuánto más podemos hacer para mejorar nuestra educación, nuestro deporte, nuestra cultura, nuestra salud, para conocer los logros que tenemos y cuán diferentes somos respecto a otros países del mundo”.

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