Renacer en La Genética

Las recientes transformaciones en el barrio aledaño al CIGB muestran cuánto puede lograr la empresa estatal con responsabilidad social hacia su comunidad

Texto y fotos. / Ricardo R. Gómez RodrÍguez


Hay entidades que ni siquiera son capaces de limpiar su entorno. Ejemplos sobran. Pese a disposiciones y regulaciones que las conminan a proyectar su acción hacia la comunidad, hay quienes se encierran como en una burbuja, ocupándose solamente de asuntos internos.

Sin embargo, otras comprenden el rol social que le corresponde a la empresa estatal, tal es el caso del Grupo BioCubaFarma, pionero en La Habana en aportar hace meses parte de sus dividendos para realizar transformaciones sociales en el barrio Fraga, del municipio de La Lisa.

Días atrás, cuando Miguel Díaz- Canel Bermúdez, primer secretario del Comité Central del Partido y presidente de la República, llegó al renovado círculo infantil Canto a la Esperanza, los niños siguieron en su rutina. Nada los distrajo de los muñes que veían en la tele. Son demasiado pequeños para saber quiénes eran los recién llegados. Se acercaba la hora de que los padres, que trabajan al frente, vinieran por ellos.

La comunidad La Genética, frente al CIGB se integra al Polo Científico de La Habana.

El mandatario calificó de verdadero ejemplo el compromiso social de la empresa estatal, la iniciativa del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), de entregar 36 millones de pesos de sus ingresos para desplegar acciones en su vecina comunidad La Genética, situada a solo una calle de la institución científica, en la zona sur del municipio de Playa que limita con La Lisa y Marianao.

Ese dinero, junto a otros 24 millones aportados por el gobierno local, permitió hasta ahora el remozamiento integral del círculo infantil mencionado, también de la escuela primaria, farmacia, bodega, área deportiva y cuatro paradas.

Hoy es más placentero caminar de noche por el retirado barrio, porque mejoraron además el alumbrado público y las aceras.

Aunque quedan pendientes trabajos, iniciaron intervenciones en cuatro edificios familiares.

Sin duda, todas esas acciones repercuten en resultados del propio CIGB, ya que más de 600 de sus trabajadores viven en La Genética.

Tanto ellos, como sus colegas, sienten el acompañamiento de sus directivos en la solución de problemas familiares. Eso compromete y motiva.

El recién remozado círculo infantil Canto a la Esperanza atiende a hijos de trabajadores del CIGB.

Díaz-Canel señaló que esta es una manera de ir resolviendo problemas acumulados por décadas e instó a acometer iniciativas similares en zonas como el Reparto Flores, con la participación de entidades que tienen a sus trabajadores viviendo allí.

También conminó a que en el país dieran mayor participación a la fuerza laboral de cada centro, a la hora de tomar decisiones sobre el destino de las utilidades. Esa es una forma más para que la gente comprenda la trascendencia de su esfuerzo y aumente el sentido de pertenencia por su puesto de trabajo.

En los cuatro barrios del Consejo Popular Cubanacán, visitados por el presidente cubano: La Corbata, La Genética, Sexto Congreso y Barrio Nuevo no todo está resuelto. En ellos prevén desarrollar en esta etapa 65 acciones y concluyeron 24 hasta ahora, pero sin duda estas benefician a miles de habitantes.

Hubo quien se le acercó al Presidente para plantearle afectaciones al medioambiente, debido a que hay personas que hacen hornos de carbón en zonas próximas y el hollín llega hasta las casas. Situaciones como esas también pudieron solucionarse con antelación, a partir de gestiones de la propia empresa estatal y el poder popular local, sin necesidad de que llegara alguien “de arriba” a enmendarlas.

Junto a la restaurada bodega, hay una tienda, mercado y carnicería.

En el caso específico del barrio Sexto Congreso, concibieron desde hace una década una veintena de edificios, con el concepto de viviendas progresivas. Es decir, fueron entregadas sin terminar el enchape de algunas paredes y pisos. Esa misión devino tarea difícil de concluir para muchas de las familias, que ahora también sienten el alivio del apoyo del Estado y de la empresa estatal en la solución de su problema.

El presidente cubano, en los diálogos con los vecinos, insistió en que las actuales limitaciones económicas impiden que las cosas se resuelvan todas a la vez. Por eso explicó que los residentes allí deben participar en la planificación de los recursos y proponer cuáles son las prioridades. Otro detalle es la responsabilidad que tiene cada uno de los habitantes en velar por la calidad en la culminación de las obras.

Queda camino por andar, pero está claro que uno de los principales problemas hoy en el país, y mucho más en grandes localidades como la capital, es la necesidad de viviendas.

En la medida que entidades y organismos comprendan que mejorando la vida de quienes la integran, también se puede indirectamente avanzar en la producción, las ciencias y los servicios, entonces crecerá el número de familias beneficiadas y a esos inconvenientes acumulados le iremos “arrancando un pedacito”, como expresa una frase del propio presidente cubano y que se ha hecho popular en estos días.

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