Por Manuel Guerrero Torres
Cuando en 2011 Orestes Miñoso estuvo entre los nominados y recibió nueve de los 12 sufragios requeridos dijo: «Quiero estar allí. Es el sueño de mi vida» y tres años después, al conseguir un voto menos, expresó que le gustaría «llegar al Salón de la Fama antes que el Señor me necesite y me lleve con él».
En esa ocasión agregó que no quería marcharse de este mundo sin antes ser elegido a Cooperstown, donde su nombre será inscrito junto a su compatriota Tony Oliva, también seleccionado el pasado domingo.
Tras morir en Chicago en 2015, el entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama, escribió que Miñoso “puede haber sido obviado por el Salón de la Fama durante su vida, pero para mí y para las jóvenes generaciones de afroamericanos y latinos, Minnie encarna por excelencia la historia americana mucho más que lo que una placa jamás podría representar».
Obama calificó al cubano de Mr. White Sox (Medias Blancas) y señaló que «como él ayudó a integrar el béisbol en la década de 1950, fue blanco de insultos racistas de aficionados y opositores, a veces obligado a quedarse en moteles diferentes a los que acogían a sus compañeros de equipo».
un jugador del Salón de la Fama
El propietario de los Medias Blancas, Jerry Reinsdorf, expresó en 2011 que cuando lo veía jugar siempre pensó que estaba viendo a un jugador del Salón de la Fama.
«Nunca entendí por qué Minnie no fue elegido. Él lo hacía todo. Corría, fildeaba, bateaba con poder, podía tocar y robarse bases. Fue de los jugadores más excitantes que he visto», opinó.
Marino Martínez, un historiador residente en Estados Unidos, abogó por su inclusión en ese templo del béisbol con el argumento de que «si Jackie Robinson fue la figura que rompió la barrera racial, Miñoso fue quien le abrió el camino al pelotero negro cubano y latinoamericano».
El cubano que participó en nueve Juegos de Estrellas, elegido por votación popular, y recibió tres Guantes de Oro por sus virtudes defensivas, dijo en 2011, cuando estuvo entre los nominados, que el sueño de su vida era estar en el templo beisbolero.
Aunque le negaron esa satisfacción, los Medias Blancas le erigieron una estatua en el U.S. Cellular Field y retiraron el número 9 de su uniforme en reconocimiento al promedio ofensivo de .304 y 808 carreras impulsadas con el equipo.
Atanasio (Tany) Pérez, uno de los cuatro exjugadores cubanos instalados en Cooperstown, dijo que todo jugador joven en su país «quería ser como Minnie Miñoso, y yo era uno de ellos».
«La forma en que él jugaba, duro todo el tiempo, duro. Él era consistente. Trataba de ganar cada partido. Si tú querías ser como alguien, y yo escogía a Minnie, tenías que ser consistente», argumentó.
con los Tigres de Marianao
Miñoso jugó en 14 temporadas en la Liga Cubana de Béisbol con los Tigres de Marianao y en 1946 fue proclamado Novato del Año, además de obtener los títulos de Jugador Más Valioso en 1953 y 1957.
Al conocer de su ingreso en el Salón de la Fama del béisbol cubano, en compañía de los también exbigleaguers Conrado Marrero y Camilo Pascual y otras siete figuras, dijo estar muy contento «por poner mi nombre junto a esas ilustres estrellas».
Cuando le preguntaron sobre una eventual invitación para volver a Cuba dijo que no tenía nada en contra, pero añadió que «ahora no ando del todo bien de salud».
Su muerte en Chicago en 2015, víctima de un infarto, impidió que en 2017 Miñoso fuera nominado de nuevo en la Major League Baseball (MLB) y frustró su deseo: no quiero marcharme de este mundo sin antes ser elegido a Cooperstown, donde a partir del 24 de julio próximo habrá seis cubanos, la mayor cantidad de latinos.
Martín Dihigo, Cristóbal Torriente, José de la Caridad Méndez, quienes por ser negros no pudieron jugar en la MLB, y Atanasio (Tany) Pérez fueron los primeros. (Prensa Latina)