Foto./ Ernesto Mastrascusa
Foto./ Ernesto Mastrascusa

Tania es un ejemplo imborrable

Este 31 de agosto, fecha de su muerte heroica en Bolivia, en 1967, es útil recordar a Haydée Tamara Bunke Bíder no solo como guerrillera, sino también por su antifascismo, de ahí que se inspirara en el ejemplo de dos combatientes rusas torturadas y asesinadas por los alemanes y adoptara sus mismas maneras de nombrarse


Se desconoce que “Tania la Guerrillera” participó a principios de 1964 en un plan de trabajo práctico como agente de la Inteligencia en una actividad clandestina denominada “Operación Fantasma”, efectuada  en la ciudad de Cienfuegos, entonces provincia de Las Villas, cuando se preparaba para integrar la guerrilla guevariana en Bolivia. Precisamente en aquellos días ella coincidió con  el Che en que “no se puede ser revolucionario sin ser antiimperialista”.

 Aquel plan, parte crucial de su entrenamiento, permitió comprobar el aprendizaje de los conocimientos recibidos en las materias de radio-transmisión, radio-telegrafía, códigos, escritura secreta, escondrijos, contactos-personales, fotografía-natural-documento-sin-revelar, envase de fotografía, el uso de los planes de comunicación y todas las medidas de seguridad y clandestinidad que se le habían enseñado para convertirse en la guerrillera audaz y valiente que nunca olvidaremos.

“Yo misma me creeré el cuento y soñaré”

Alojada en el Hotel Jagua, durante once días trabajó en forma absolutamente confidencial, como si fuera un infiltrado del enemigo en nuestro territorio nacional, por lo que tendría que burlar toda la vigilancia revolucionaria, cosa esta que le infundiría confianza en el quehacer clandestino que esperaba por sus futuras acciones en la selva boliviana.

 Ella confesó cómo aprendía mucho al principal agente de la Seguridad Cubana que la entrenaba: “Me da una gran tranquilidad tener la oportunidad de desinformar y a veces pienso que dentro de poco yo misma me creeré el cuento”.

La historia -frente a los cobardes que siempre han tratado de empañar su hazaña libertadora- recoge la heroica y firme conducta de  Tania, desde muy joven, viajera revolucionaria y clandestina en su estadía y actuación en varios países como la República Federal Alemana (RFA), la República Democrática Alemana (RDA), Checoslovaquia, Italia, Cuba y Bolivia.

 Utilizó diferentes seudónimos como “Tamara Lorenzo”, “María Iriarte”, “Vittoria Pancici”, “Haydé Bídel González” y “Laura Gutiérrez Bauer”, este último utilizado entre integrantes del gobierno y de los mandos militares del país donde luego diera su vida heroicamente.                

Ulises Estrada era realmente Dámaso

 Este trabajo surge del libro escrito sobre ella por uno de los oficiales operativos de la Inteligencia cubana que estuvo más cercano a su vida íntima, a su corazón de mujer y a su entrenamiento: “Ulises Estrada”, quien al dedicárselo, escribió: “Por el amor que le tengo”. Le puso por título a su obra Tania la Guerrillera y la epopeya suramericana del Che y lo publicó la Editorial Ocean Press, en La Habana, en 2005.

El verdadero nombre del autor es Dámaso Lescaille. Como resultado de su prolongado trabajo clandestino y de su identificación con el alias de “Ulises Estrada”, lo hizo tomar la decisión de legalizarlo y conservar el paterno como segundo apellido.

El 31 de marzo de aquel año 1967 Tania formó parte del Pelotón del Centro, donde actuaban el Che y el Estado Mayor, hasta el 17 de abril en que el comandante Guevara la ubicó en el Pelotón de la Retaguardia, dirigido por el comandante Vilo Acuña, en unión de doce combatientes, entre ellos, los cuatro de “la resaca” que se apartaron del camino revolucionario.

Los restos de su hija y de varios compañeros internacionalistas fueron recibidos en el Memorial en acto solemne presidido por Fidel, el 30 de diciembre de 1998 en la capital villaclareña, donde habló el Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez./ Ernesto Mastrascusa

 Israel Reyes Zayas (el cubano Braulio) en su Diario de Campaña dijo que “Tania estaba ahí. Se quedó con nosotros porque tiene una pierna herida”. Y otro de nuestros guerrilleros, Alberto Fernández Montes de Oca (Pacho), expuso: “La marcha del Centro es muy lenta. Tania tiene las piernas hinchadas”.

  Ya el 2 de junio de 1967 el “grupo de Joaquín” abandona la zona de Bella Vista y comienza, sin sospecharlo siquiera, su fatal y definitiva separación del resto de la guerrilla. Recordamos con dolor que, al instante de la inevitable emboscada, estaban ya a un kilómetro de donde el comandante Guevara los buscaba afanosamente.

Como consta en el Diario del Che en Bolivia, entre el 17 de abril de 1967 hasta su caída en combate el 31 de agosto de ese año, Tania, según el libro de “Ulises”, permaneció en el reducido “grupo de la retaguardia”, atacado alevosamente por 35 efectivos del Pelotón Reforzado del Regimiento “Machengo 12” de la VIII División del ejército boliviano.

El nefasto desenlace tuvo lugar gracias a la vil delación inesperada del boliviano Honorato Rojas, que en ese tiempo ni actuó como “campesino”, ni era “rojo”, ni tenía “honor” como sugerían su nombre y su apellido.

Pudo saberse la causa exacta de la muerte de Tania: “Tiro de ametralladora que atravesó uno de sus brazos, penetró el pulmón de ese lado del tórax, y le provocó severa e inevitable hemorragia interna”.

”He perdido una hija, pero me he ganado muchos hijos en el pueblo cubano”, declaró hace 25 años Nadia Bunke en ocasión del recibimiento de los restos mortales de Tania en el Memorial Ernesto Che Guevara, en Santa Clara./ Ernesto Mastrascusa

Nadia pidió a Fidel buscar los restos de “Ita”                 

 Nadia Bunke, madre de Tania, le hizo una carta a Fidel desde Berlín el 25 de diciembre de 1995 para pedirle que se hiciera todo lo posible por buscar los restos de su querida hija “Ita” -como ellos le decían desde niña-, para que descansaran en suelo cubano junto a los hermanos de lucha.

 Por supuesto, el Comandante en Jefe en otra emotiva misiva, con fecha 1 de abril de 1996, le confirmó a ella, entre otras cosas: “Puede usted contar con nuestra irrestricta ayuda y apoyo a su tan sensible solicitud”.                           

 Ello se cumplió: sus restos fueron encontrados a las diez de la mañana del 19 de septiembre de 1998 y el 30 de diciembre de ese año, en acto solemne presidido por el propio Fidel, el Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez habló en el recibimiento de los osarios de ella y de los demás combatientes internacionalistas de aquel grupo, ante el “Memorial Ernesto Che Guevara”, en Santa Clara.

Tres heroínas llamadas Tania

 Muy pocos dominan que antes de “Tania la guerrillera” existieron dos jóvenes luchadoras revolucionarias que fueron también combatientes heroicas. Tania, admirada por el historial de ambas, adoptó sus mismos seudónimos.

 Una «Tania la guerrillera» -la primera-  aparece descrita en la antología rusa de relatos titulada La mujer en la guerra civil. Y se mencionan ambas en la obra de “Ulises”. Aquella joven rusa, militante comunista, la que primero utilizó como nombre de guerra el de «Tania», se llamaba realmente Tatiana Solomaja, y fue maestra rural clandestina, misión dada por el Partido Bolchevique. Al caer en manos de los guardias blancos, contrarrevolucionarios y anticomunistas de aquella época, fue salvajemente torturada, sin que se le escuchara pedir clemencia a sus verdugos. Después de eso, y a pesar de estar enferma de tifus, en el poblado de Kozmínskoe fue encarcelada y asesinada tras las rejas, junto a otros 17 compañeros de la lucha clandestina, el 7 de noviembre de 1918.

  En el segundo caso, «Tania la guerrillera» se llamaba Zoia Kosmodemianskaia. Nació en una aldea pobre denominada Osínovie Gaí, en el norte de la región de Tambov, el 13 de septiembre de 1923, hija de Anatoli Petróvich Kosmodemianski y de Liuba Timoféievna Kosmodemianskaia.

Era domingo 22 de junio de 1941 y la Unión Soviética fue invadida por las tropas hitlerianas. Precisamente por sus cualidades, Zoia fue seleccionada para actuar, junto a otros guerrilleros soviéticos, en la retaguardia del enemigo invasor.

 El 27 de enero de 1942 el periódico Pravda publicó un artículo de Piotr Lídov –Al llegar a Petríschevo- sobre una guerrillera nombrada “Tania” que había sido asesinada y sepultada allí por los fascistas alemanes.

Dos compañeros fueron a la casa de la mamá de Zoia y le comunicaron que esa era su hija. Su hermano Shura había leído el diario y no se lo había dicho a su madre. Entonces le preguntó: “Mamá, ¿recuerdas a Tatiana Solomaja? Por eso mi hermana se puso ese nombre clandestino”.

 Zoia fue interrogada por el teniente coronel alemán Rüderer, jefe del 332 Regimiento de la 197 División. Eso fue en casa de la familia Voronin, quienes lo escucharon todo y luego lo contaron. El suboficial Kart Bauerlein presenció las torturas y comentó a los soviéticos: “Permaneció firme hasta el fin. No sabía lo que era traicionar. Aunque estaba amoratada por el frío, y sus heridas manaban sangre, no dijo absolutamente nada”. Cuatro fascistas la azotaron. Después la llevaron casi desnuda y descalza, las manos atadas, hasta donde estaba Vasili Kulik. Tenía los labios inflamados y ensangrentados. Le pidió a Kulik agua. El centinela le arrimó la boca a la lámpara para que bebiera petróleo. Un alemán le dio dos puñetazos. Otro le quemó la barbilla con fósforos encendidos. Un tercero le serruchó la espalda. La sacaron pinchándola con las bayonetas.

 Fue asesinada mediante ahorcamiento en un nogal mientras exclamaba: “Camaradas, sed más valientes, luchad, batid a los fascistas, perseguidlos. Yo no temo a la muerte. Morir por el pueblo es una felicidad”. Alguien le tomó las fotos que después salieron en la prensa soviética.

 Sus restos fueron trasladados a Moscú y enterrados en el cementerio de Novodiévichi. Póstumamente se le entregó el título de “Heroína de la URSS”. Reconforta saber que existieron tres heroicas muchachas con el nombre de “Tania la guerrillera”.

La madre de la única mujer en la guerrilla del Che en Bolivia parece tocar el alma de su hija./ Ernesto Mastrascusa

La guerrillera del Che 

Haydée Tamara nació el 19 de noviembre de 1937, diecinueve años después del asesinato de Tatiana Solomaja y quince años más tarde del ahorcamiento de Zoia Kosmodemianskaia. De padre alemán (Erich Bunke) y madre rusa (Nadia Bider), quienes habían emigrado a la Argentina huyendo de los nazifascistas.  En 1951, cuando tenía 12 años, la familia Bider  regresan a su país para ayudar en la reconstrucción de la entonces República Democrática Alemana, de Gobierno socialista. Con solo 18 años fue admitida en el Partido Socialista Unificado de Alemania (PSUA) y en 1960 conoció personalmente al Che cuando este viajó a la República Democrática Alemana (RDA).

 Varias veces colaboró con el comandante Guevara como  intérprete, y el Guerrillero Heroico captó enseguida las condiciones y cualidades de la joven argentino-alemana.

 En mayo de 1961, llegó a Cuba, donde trabajó en el Ministerio de Educación, en el ICAP y en la dirección nacional de la FMC. En La Habana se le vio vestir el uniforme de miliciana y actuar en defensa del triunfante proceso revolucionario.

Tras una rigurosa preparación, con el pseudónimo de Laura Gutiérrez Bauer, cumplió la misión secreta encargada por la dirección del país -y en particular por el Che- de establecer relaciones con la clase gobernante y el Ejército de Bolivia, a donde llegó a fines de 1964. Todo ese trabajo sirvió para la creación de mínimas condiciones que contribuirían a la apertura del frente guerrillero. En abril de 1966 ella recibió el carné del Partido Comunista de Cuba, firmado por Fidel.  

Guerrilleros sorprendidos en la emboscada

 Marcaba el calendario el 30 de diciembre de 1998 cuando se recibieron también en el Memorial Ernesto Che Guevara, en  Santa Clara, los restos mortales de los combatientes internacionalistas: Juan Vitalio Acuña Núñez (“Joaquín”); Gustavo Machín Hoed de Beche (“Alejandro”); Israel Reyes Zayas (“Braulio”); Freddy Maymura Hurtado (“Ernesto” o “Médico”); Walter Arencibia Ayala (“Walter”); Apolinar Aquino Quispe (“Apolinar”, “Apolinario” o “Apolo”); Moisés Guevara (“Guevara” o “Moisés”) y Restituto José Cabrera Flores (“El Negro” o “El Médico”). Este último, se unió a la guerrilla a mediados de marzo de 1967. Al separarse de la columna el llamado “grupo de Joaquín”, quedó, por orientación del Che, al cuidado de Tania, tarea que cumplió hasta el último momento de su vida: salió con vida de la emboscada, pero unos días después, el 4 de septiembre, fue capturado vivo y asesinado por una unidad del ejército boliviano.

Comparte en redes sociales:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Te Recomendamos