Foto./ www-theguardian-com
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Tres amigos baleados en Vermont

El clima tenso y el apoyo de la Casa Blanca al genocidio de Israel ha generado temor en muchas personas


A los veinte años, Tahseen Ali Ahmad, Kinnan Abdalhamid y Hisham Awartani son tres jóvenes palestinos que viven en Estados Unidos. El 30 de noviembre de 2023 caminan hacia la cena del Día de Acción de Gracias en Burlington, Vermont. Van con la misma alegría que hace apenas unas horas caminaban hacia la universidad; jóvenes despreocupados que no saben que dentro unos minutos estarán en una sala de hospital, después de unos disparos dirigidos a ellos, niños felices hasta que un hombre los apuntara así: ¡bang!; ¡pam, pam!, y se doblaran para atrás, dejando a su paso un charco de sangre.

Ahora vienen hablando en árabe y luciendo una kufiya o pañuelo tradicional. Luego, uno de los proyectiles alcanzaría la columna vertebral de Awartani y posiblemente nunca volverá a caminar. Antes, cuando eran tres adolescentes en Ramala, Cisjordania, el Ejército israelí les disparó gomas durante una protesta contra la ocupación. Desde entonces no le tienen miedo a la muerte.

En Estados Unidos viven 3,85 millones de musulmanes, frente a una población de 5,8 millones de judíos, la mayor fuera de Israel. Los palestinos son alrededor de 85 mil, aunque la cifra podría ser superior, porque muchos han llegado con pasaporte de la nación donde vivían como refugiados, sin contar a las nuevas generaciones, nacidas y criadas en Norteamérica.

En estados bisagras como Michigan el voto de esa comunidad fue determinante para la victoria de Joe Biden en 2020. Allí hay más de 200 mil electores árabes registrados, de los cuales 146 mil acudieron a esos sufragios, según la organización Emgage.

El voto de la comunidad musulmana fue determinante para la victoria de Joe Biden en 2020./ www.cbsnews.com

Aunque el ultraderechista convence aún menos y nadie olvida el veto impuesto a una decena de naciones islámicas, el apoyo colectivo a Biden se ha resentido. Las causas principales de ello son la decidida apuesta de la Casa Blanca por el genocidio sionista en Palestina, el veto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas a una resolución para crear “pausas humanitarias”, y la descalificación de las cifras de muertos proporcionadas por las autoridades de la Franja de Gaza.

Como respuesta, miles de personas en Nueva York, Washington y otras ciudades salieron a las calles en concentraciones y marchas espontáneas para pedir el fin de los bombardeos en el Oriente Medio.

Uno de los heridos durante el reciente acontecimiento, Hisham Awartani, es miembro de los Estudiantes Brown y, hace unas semanas, asistió a una reunión con administradores para exigir una mejor protección al alumnado árabe y pedir a la escuela que denunciara las agresiones de Tel Aviv. La respuesta de la institución educativa sigue siendo una fuente de frustración. “Es como si tuviéramos que recibir un disparo para que finalmente el centro se dé cuenta de la gravedad de nuestra situación», comentó la doctorante Sherena Razek.

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