Turquía: Capítulo inconcluso

La puja electoral por la presidencia turca queda en suspenso por unos días


Con una asistencia masiva a las urnas, la población turca no llegó a dar una respuesta concluyente a sus preferencias sobre la continuidad del actual Gobierno o su sustitución por una nueva administración.

Así, la contienda electoral de este domingo 14 de mayo ha quedado en suspenso en materia de resultados irrebatibles y las decisiones finales serán cuentas pendientes para una segunda vuelta, programada para el cercano día 28.

Para tomar en cuenta

No obstante, vale indicar que de alguna forma las tendencias mayoritarias en las encuestas precedentes, proclives a otorgar una victoria apretada a la oposición, se vieron revocadas por la realidad, toda vez que el actual jefe de Estado, Recep Tayyip Erdogan, si no alcanzó a sobrepasar  la mitad más uno de las boletas necesarias para su nominación definitiva, al menos superó por unos cuatro puntos a su más inmediato rival, Kemal Kiliçdaroglu, calificado de socialdemócrata por la prensa entendida.

Por otro lado, se confirmó que los partidarios del presidente obtuvieron la mayoría absoluta en la conformación del poder legislativo, lo que, al decir de expertos, ha sido también una sorpresa, a partir de las predicciones que antecedieron la votación.

     “Este escenario –subrayan medios informativos- no solo hace imposible una de las principales promesas de la oposición: reformar la Constitución y suavizar el presidencialismo creado por Erdogan durante sus veinte años en el poder, sino que también inclina la balanza de cara a la segunda vuelta para apostar por la estabilidad de un líder y un Parlamento del mismo color.”

   No pocos expertos señalan las manifestaciones prevotación de sectores externos occidentales y de tendencia hegemonista, que de alguna manera, y con no disimulada satisfacción, ponían en duda la ratificación de Erdogan y hacían énfasis en lo que califican de “sus tendencias al personalismo y criterios fundamentalistas”.

   Titulares presagiando una derrota significativa pues han quedado atrás e incluso se trasluce el temor de que en el segundo turno comicial el actual mandatario confirme su presencia al frente del Estado por un nuevo período.

    De hecho, debe recordarse que Turquía es lo que algunos en Occidente suelen llamar un “socio difícil y conflictivo”, sobre todo con la llegada al Gobierno dos decenios atrás de Erdogán, quien con una política externa que suele privilegiar los intereses nacionales no comulga en calidad de escudero con la anuencia ciega a cuanto se dicte fuera de las fronteras y mantiene una línea pragmática en su acción exterior, y no teme establecer vínculos beneficiosos con ningún país o bloque ajeno.

    Así, analistas recuerdan que el golpe de Estado violento orquestado en su contra en 2016 fue atribuido por el mismo presidente a fuerzas opositores ligadas a Washington, mientras que, por otro lado, Ankara y Moscú han creado un fuerte lazo de entendimiento mutuo, que sobrevive a pesar de las presiones, las críticas y los actos concretos en su contra, orquestados esencialmente a partir de los dictados geopolíticos norteamericanos.

    Ni siquiera el involucramiento absoluto de la OTAN (de la que Turquía forma parte) en la agresión anti rusa estadounidense por intermedio de Ucrania ha logrado remover la vinculación oficial turca con el Kremlin, cuya desviación y deterioro sería aplaudida a mano alzada por Occidente.

    Como se sabe, Ankara ha sido presionada por Washington en la adquisición de armamento gringo, en especial de modernos aviones de combate y, sin embargo, logró un -muy criticado por Occidente- acuerdo exitoso con Rusia para la compra de complejos coheteriles S-400, ya remitidos por el gigante euroasiático.

    Como parte de una evidente política de realce autónomo de la conducta exterior del país, Turquía se muestra activa en la solución negociada del conflicto en Ucrania, y logró ser centro del controvertido acuerdo de suministros de cereales ucranianos al mercado exterior suscrito con Moscú y Kiev en medio de las acciones bélicas.

Desde dentro

Todo indica que para los “socios” del poniente, el Gobierno de Erdogán no es seguramente el más deseado. Tildado de “extremo presidencialista”, cuando no de una suerte de “aspirante a Sultán moderno” por algunos medios y políticos occidentales, “todo podría ser más llevadero con una figura menos recelosa”.

    En consecuencia, el comportamiento de la Europa Comunitaria con respecto a un complicado vecino oriental no se ha vestido precisamente de luces.

    Aunque Turquía se adhirió al Consejo de Europa en 1949, a cinco años de concluida la Segunda Guerra Mundial, solo pudo firmar en 1963 un acuerdo de “particular relación” con la ya entonces Comunidad Económica Europea y en 1999 se convirtió en “país candidato” para su integración en la actual Unión Europea (UE), un proceso que a estas alturas aún no tiene perspectivas de concluir satisfactoriamente, a cuenta de numerosos desencuentros mutuos de diversa índole, y de demandas y condicionantes eurooccidentales que Ankara ha obviado o rechazado más de una vez.

    Todo en un contexto donde la UE, alentada por Washington, no dudó en admitir como sus pares, y sin mayores reparos, a las naciones desgajadas del ex campo socialista europeo, a partir de meras consideraciones expansionistas y hegemonistas.

  A no dudarlo, tales devaneos y postergaciones tienen que haber marcado la actitud y las políticas asumidas por Erdogan desde su llegada al gobierno, en 2013, y seguramente forman parte de su acervo táctico y estratégico.

Los turcos volverán a las urnas en pocos días para designar a su jefe de Estado. / sputniknews.com

Otros elementos

 Finalmente, entre los elementos citados muchas veces por fuentes occidentales como “perjudiciales” a la reelección del actual presidente turco se sumaban los signos de inflación en la economía local y los estragos derivados de los violentos terremotos que asolaron al país en fecha muy reciente.

    En consecuencia –se dijo– el “descontento acumulado puede pesar en la balanza de la oposición. ”No obstante, concluidos apenas los conteos de votos, donde no han faltado las acusaciones mutuas sobre fallas y actos ilegales,  lo cierto es que al parecer la gente parecería confiar en que tanto los temas inflacionarios como los de recuperación de las secuelas de los sismos pueden ser salvados con mejor suerte por las actuales autoridades que por aquellas de nuevo signo que asciendan a un Gobierno que debería asumir prioritariamente su estructuración y con la agravante de un Parlamento nacional en manos de la oposición.

     De todas formas, Turquía está aún por decidir su futuro inmediato y toca a un electorado que acudió en masa a las urnas volver a expresar su voluntad.


CRÉDITO PORTADA

Los dos contendientes para el 28 de mayo en busca de la presidencia turca. / rt.com

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