Un gajo de Vencedor

Los curiosos entretelones de cábalas, supersticiones y recuerdos


El famoso escritor colombiano Gabriel García Márquez (1927-2014), quien fue un amante de Cuba, y gran amigo de Fidel Castro, plasmó en una de sus inolvidables frases llenas de color y quizás de exageración: “No conozco a nadie en el Caribe que no sea supersticioso”.

Un aficionado con un ramo de Vencedor. / Roberto Morejón

La frase, que aparece en la revista mexicana Proceso, de abril de 1989, nos vino ahora a la mente cuando vimos una foto de uno de los emocionantes partidos de la postemporada de la 62 Serie Nacional de Béisbol.

Esa imagen quedó atrapada en el lente de Roberto Morejón, del sitio Jit, quien es uno de los mejores fotógrafos de temática deportiva de nuestro país; fiel al postulado de fotorreportero también escribió el pie.

“Un hijo de Santiago de Cuba agita un gajo de Vencedor en el Latinoamericano durante el juego contra Industriales en la semifinal de la 62 Serie Nacional de Béisbol. Otros cantaban al ritmo de la conga oriental y la clásica corneta china”.

El Vencedor es una especie endémica de Cuba, propia de la región oriental, actualmente dispersa por toda la geografía del país. Es muy apreciada por los paleros, se explica en el Diccionario básico de religiones de origen africano en Cuba, de Luis E. Ramírez Cabrera.

Con esto respaldamos la apreciación del Gabo: por supuesto, ¡estamos en el Caribe!. Y en ese momento de la toma de la imagen se desarrollaba el clásico Santiago de Cuba-Industriales. (hacía 16 años no topaban en postemporada).

Se habían disparado las cábalas (conjetura, presunción, cálculo), más que todo en las filas de los simpatizantes del equipo Industriales, ya una vez derrotado el de Santiago, antes de la final contra Las Tunas, en definitiva, campeón de modo apabullante.

Los azules, se recordó, no ganaban un campeonato desde hacía 13 años (número que muchos ven a mal; otros lo consideran de buena señal y suerte). Uno de sus jugadores más importantes, Juan Carlos Torriente, lo lleva en su dorsal; lo utiliza al revés su bateador de mayor fuerza y ex Grandes Ligas, Yasmani Tomás: el 31. En este caso todo se fue a bolina.

Hay bastante más

La foto, el recuerdo de la frase del Gabo, y todo lo demás, nos llevó a continuar investigando y a que se nos vinieran a la mente otras remembranzas, como el de una entrevista recogida en el libro Estrellas del Béisbol, de Leonardo Padura y Raúl Arce, al ya difunto industrialista Antonio Ñico Jiménez, el mejor jardinero central de los primeras Series Nacionales, integrante del equipo Cuba:

A Modesto Verdura le hicieron una broma, y lo desconcentró.  / escambray.cu

–El pitcher con mejores condiciones que yo he visto en Cuba se llama Modesto Verdura. Es una lástima que se haya lesionado en el mejor momento de su carrera, porque era un pitcher fuera de serie. Yo recuerdo que un año nos ganó siete juegos y eso que, cuando lo anunciaban, los Industriales se acostaban temprano. Por cierto, hay una anécdota muy simpática de aquella época. ¿Tú sabes cómo pudimos ganarle un juego a Verdura? Pues Ledo, que era el coach del equipo, sabía que Verdura era un poco supersticioso y, para fastidiarlo, le puso en el box de calentamiento algunos granos de maíz tostado. Cuando Verdura vio aquello se puso violentísimo y no quería pitchear. Pero tanto le dieron que calentó y abrió el juego. Lo explotamos en el primer inning.

Ventura falleció en febrero de 2019.

Por otro lado, escuché una vez, entre tantas anécdotas beisboleras, que otro industrialista, Lázaro Vargas, uno de los mejores antesalistas que han pasado por nuestros campeonatos, si había bateado bien la jornada anterior y solo calentaba el brazo al siguiente día con el mismo jugador. También vimos muchísimas personas por la televisión, que Vargas, siendo ya director de Industriales, rechazó como regalo, antes de un partido, un collar con dientes de cocodrilos de Víctor Mesa, quien en ese momento se encontraba al frente de Matanzas. Le temía a que estuviese “untao” por algún babalawo.

Algunos no lavan el uniforme de una racha exitosa, no se afeitan en unos días, se persignan antes de meterse en el cajón de bate o señalan hacia el cielo tras una buena conexión.

No solo en Cuba

Un exlanzador brazo de hierro capitalino, Lázaro de la Torre, pasaba siempre de un salto con el pie derecho la línea de foul (el gran Maradona, por citar tan solo un ejemplo de otro deporte, lo hacía en el campo de fútbol).

Pedro Medina, exreceptor azul y del equipo Cuba, para muchos el más integral de nuestros torneos, uniendo ofensiva y defensa, usaba el 31 (sí, el 13 al revés).

Otros consideran que los dos más grandes en esa dura posición han sido el difunto pinareño Juan Castro y el villaclareño Ariel Pestano. Los dos utilizaron con éxito inolvidable el 13. Sin embargo, en el momento más encumbrado del béisbol revolucionario, el segundo lugar en 2006 en el Primer Clásico, ya con profesionales, Pestano no jugó con el 13, sino con el 8.

Los dejamos con otros ejemplos:

Existe la superstición de no hablar con un lanzador que está realizando un juego perfecto o sin hits por temor a romperle la concentración o perturbarle la energía positiva que pueda tener.

Algunos utilizan el mismo bate durante una buena racha.

En Grandes Ligas varios triunfaron con el número 13,  entre ellos, algo que nos resulta curioso, tres torpederos latinoamericanos: Alex Rodríguez (dominicano), campo corto y tercera base, uno de los jugadores más destacados en la historia del béisbol; David Concepción, miembro del Salón de la Fama; y Omar Vizquel, quien recibió 11 veces el Guante de Oro, ambos venezolanos.

Esto de las cábalas y de las supersticiones no ha sido nada más en el Caribe, sino en las mismísimas Grandes Ligas, y no solo porque en ella juegan muchos latinoamericanos, tema en el cual han trascendido también ilustres estadounidenses.

No es así, pero… sí García Márquez hubiera sido un cronista deportivo quizás se le habría ocurrido la expresión: “No conozco a nadie en el béisbol que no sea supersticioso”.

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