Foto./ Yasset Llerena.
Foto./ Yasset Llerena.

Una leyenda siempre redivida

Valores testimoniales de notable trascendencia dramatúrgica, cultural y artística distinguen el documental Oriki para Bola de Nieve de la cineasta cubana Lourdes de los Santos


Para ella, las músicas y renombrados protagonistas, sí, ambos en plural, son motivos de inspiración que recrea en el cine documental donde plantea puntos de vista de notables connotaciones ética y estética.

La más reciente puesta de Lourdes de los Santos, Oriki para Bola de Nieve, proyectada en el habanero cine Acapulco, ilustra su particular poética, el modo de perpetuar en la memoria y en el presente, los aportes de una ilustre personalidad icónica de la cultura cubana.

Bola de Nieve trabajó junto a otro maestro indispensable, Ernesto Lecuona./ Cortesía de la documentalista.

Es consciente la realizadora de que, tras las revoluciones tecnológica y comunicativa provocadas por el cinéma verité, el documental -como forma de expresión artística- se enriquece al incluir múltiples historias de vidas, conflictos, identidades, tradiciones, aspiraciones y utopías.

En lengua yoruba Oriki significa conciencia en alabanza. Precisamente, la cineasta enfoca su percepción subjetiva al desarrollar un concepto dramatúrgico que descubre las esencias creativas del profesional original, estudioso, devenido una leyenda, ahora redivida.

Fue siempre vigilante celoso de seguir cada paso durante los procesos creativos al componer e interpretar canciones que más tarde han quedado arraigadas en el alma de generaciones.

Poco aborda la crítica cultural la configuración enunciativa de los relatos documentales. Es preciso interpretar en Oriki… la organicidad estructural y la coherencia formal del lenguaje pensado para comprender al genial maestro en toda su dimensión.

Además de acudir a la investigación en profundidad, De los Santos considera el guion en aspectos más amplios que la mera plasmación escrita. Dosifica y organiza en un diverso espectro discursivo las informaciones ofrecidas por personalidades conocedoras de un legado perteneciente al futuro.

Significativo es el sentido provocador desplegado en el documental al incluir voces autorizadas y genuinas. Nancy Morejón, Miguel Barnet, Rafael Lam y Pedro de la Hoz, entre otros testimoniantes, aportan anécdotas y datos, valoraciones sobre el artista que transmitía su natural carisma sin artificios.

Junto a nuestro Poeta Nacional Nicolás Guillén./ Cortesía de la documentalista.

El relato mantiene el interés y seduce a las audiencias, pues expone la valía de un personaje sólido. Al cantar Bola expresaba la canción a su manera, de acuerdo con sus sentimientos.

Por su parte, Rafael Solís, director de fotografía, concibe e inserta en el relato planos que constituyen unidades significantes por sí solas. Responde a una relación de causalidad, retoma una y otra vez las líneas argumentales de la narración y propicia un avance paulatino en provecho de la gramática cinematográfica.

La estética de la visualidad de ningún modo excluye la importancia del archivo en fotos fijas y secuencias que nutren la verdad artística del discurso al establecer un diálogo dinámico y expresivo centrado en indicios inquietantes de Bola, siempre abierto a la osadía, al repertorio nacional de amplia repercusión en el mundo.

Urge colocar en la pantalla televisual esta obra. Ofrece la posibilidad de redescubrir en hogares e instituciones al fabuloso maestro de la canción cubana.

Tengamos presente la pertinencia del documental en tanto aúna tradición y modernidad. Puede ser muy útil en las enseñanzas artística y general, donde maestros y alumnos cultivan saberes, espiritualidad, conocimientos referidos a la cultura cubana de amplia trascendencia en la formación del gusto desde edades tempranas.

Cierto viaje propone Oriki en una cadena de acontecimientos. En ellos fluye la necesidad de seguir descubriendo al chef Bola del restaurante Monseigneur, intérprete por antonomasia de Drume negrita, El Manisero, Chivo que rompe tambó y ¡Ay, mamá Inés! Su singularidad lo ha hecho irrepetible. Nunca se dirá lo suficiente de este grande. Conocerlo es un desafío perpetuo para todos los tiempos.

Comparte en redes sociales:

Un comentario

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Te Recomendamos