Cada 30 de marzo, el pueblo palestino planta un olivo en honor a sus mártires. El 2024 está marcado nuevamente con sangre. La criminalidad de Israel no tiene parangón
Este 2024 tiene para los palestinos un carácter muy singular en relación con el 30 de marzo, fecha en que conmemoran el Día de la Tierra. Ya no se trata solo de la usurpación sionista de sus predios ancestrales, sino de la propia supervivencia de la nación, a tenor de que Israel continúa con la masacre de la población de Gaza. En bombardeos diarios (que duran seis meses) han sido asesinados más de 32 000 gazatíes, en su mayoría mujeres y niños. La sociedad civil planetaria se siente impotente porque aún no se ha logrado detener las viles acciones de Tel Aviv, que cuentan con el respaldo de los poderosos, quienes –aunque piden treguas de carácter “humanitario”– siguen insistiendo en que el gobierno de Benjamín Netanyahu tiene derecho a defenderse de los ataques de la resistencia palestina, iniciados el 7 de octubre de 2023. (1)
Pero no nos engañemos, lo que ocurre entre palestinos y sionistas es el clásico esquema por despojo del colonialismo. Lo fue en marzo de 1976, cuando la población de Cisjordania convocó a una huelga general para protestar contra el robo sistemático de sus propiedades. Ante hombres y mujeres desarmados, el régimen sionista de Israel hizo entonces lo que hace hoy: asesinar. Ese 30 de marzo cayeron ultimados a balazos siete civiles, que pasaron a engrosar la larga lista de mártires palestinos. Desde esa fecha, la nación árabe exige el respeto de sus herencias de propiedad en una patria libre. (2)
De modo que la continuada masacre que en la actualidad Israel comete contra la población de Gaza se enmarca en un objetivo mucho mayor de saqueo. Lo hace sin remordimientos, sin ambages y con justificaciones ridículas, porque a la vista de todos están sus atrocidades. Incluso ya se barajan planes de reconstrucción para cuando los gazatíes hayan abandonado la zona hacia Egipto o Jordania. Y es que además del soporte material para nuevas edificaciones sionistas, el mar de Gaza es rico en gas, que por derecho corresponde a los palestinos: apetecido botín de guerra colonial. Además del odio hacia el diferente, el racismo tiene ese componente de desposesión inherente a todo sistema colonial que en el caso de Israel ha sido llevado al paroxismo, con genocidio en toda la regla: hambre, frío, terror…
Sin embargo, no es solo Gaza la que sucumbe a la barbarie. Aprovechando la “distracción” que suponen los asesinatos, las mismas autoridades sionistas ampararon este 22 de marzo de 2024 la construcción de nuevos asentamientos en un área de ocho kilómetros cuadrados de la Cisjordania ocupada. Acto que contraviene el derecho internacional y los propios deberes de una potencia ocupante. Cálculos conservadores indican que más de 700 000 colonos judíos viven hoy en Cisjordania y Jerusalén Este. (3)
El medio The Times of Israel se hizo eco de las palabras del titular de finanzas israelí, Bezalel Smotrich: “Esta zona como propiedad de Israel es una cuestión importante y estratégica. Mientras hay quienes en Israel y en el mundo tratan de socavar nuestro derecho a Judea y Samaria (nombre bíblico de Cisjordania) y al país en general, nosotros promovemos el movimiento de asentamientos con trabajo duro y de forma estratégica en todo el país”, indicó quien es un firme exponente del sionismo moderno y mano dura del actual ejecutivo, que apoya a los colonos, pertrechados con los más modernos armamentos made in USA, los cuales son utilizados para sacar a los palestinos de sus pueblos, como hacen desde 1948.
La mismísima ONU ha certificado que hasta ese momento los palestinos poseían el 94 por ciento de la tierra de Palestina y los colonos tenían apenas el seis por ciento. En ese año, Israel ocupó el 78 por ciento de la Palestina histórica y expulsó a cientos de miles de sus hogares. La perversidad sionista es mayúscula, tanto que hasta a Estados Unidos, su aliado histórico, no le ha quedado más remedio que pronunciarse contrario a esa práctica de desposesión.
Incluso la organización no gubernamental israelí Peace Now ha declarado que la nueva zona ocupada es la mayor desde los Acuerdos de Oslo de 1993. Esta agrupación de personas de bien elabora todos los años un informe que recoge las malas acciones de sus connacionales y, en ese sentido, destacó que en 2023 se establecieron en Cisjordania 26 asentamientos ilegales, 10 de ellos construidos después del controvertido 7 de octubre. Mientras, el alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Turk, denuncia que estos están creciendo a un ritmo sin precedentes: “Los asentamientos han alcanzado niveles escandalosos y corren el riesgo de eliminar cualquier posibilidad práctica de establecer un Estado palestino viable”. De eso se trata: impedir que Palestina pueda llegar a ser. No obstante este deseo sionista, Palestina ya es un símbolo, un ideal, un pueblo. También perpetúan su rebeldía a través de las efemérides. Cada 30 de marzo se le recuerda al mundo la veracidad de una lucha de liberación que ahora, en Gaza, se está cobrando cuotas muy altas en un genocidio pocas veces visto. La humanidad debería sentirse avergonzada.
2 comentarios
Si, lo que está ocurriendo en Gaza es ya de lo más vergonzoso para la humanidad, aunque una parte de ella comete y es cómplice del horrendo crimen. Palestina es asesinada y robada, pero no se rendirá jamás. Los nazisionistas quieren creer que podrán apagar la resistencia masacrando el último reducto en el sur de Gaza, pero los heroicos palestinos siguen combatiendo a los agresores en el centro y el norte arrasado. Y esa llama rebelde no se apagará nunca.
Aunque parece inútil repetir insistentemente el reclamo y la denuncia del pueblo palestino mientras sigue los crímenes y despojo israelí se fortalece la consciencia mundial y la convicción de que es imposible transigir