Rituales que hacen parir la tierra

Segunda parte del reportaje Una Perla roja y negra


A finales de marzo concluye la zafra. Vuelven a repicar los tambores en una suerte de alegría y agradecimiento a esos orishas que velaron por una producción eficiente, aun cuando los planes parecían imposibles.

Esta vez, la conga es modesta en su recorrido y duración, pues no escapa al déficit de combustible que ha ceñido la contienda; pero, de un modo u otro, completa ese ritual iniciado en diciembre, justo antes de la molienda, en el que cada rezo y ofrenda, cada paso de la peregrinación que va desde la arcada del batey hasta la ceiba, invadiendo y bendiciendo cada hierro del central 14 de Julio, piden una campaña exitosa.

La madre de agua, situada bajo el engranaje, recoge las flores, el ron, la miel, y en agradecimiento ha hecho su parte. Puede decirse que obró el milagro: este ingenio de Rodas sobrecumplió en un 17 por ciento. Fue el único en Cienfuegos y uno de los tres en un país que vivió la peor zafra en más de 120 años.

De las escasas 474 000 toneladas de azúcar producidas a nivel nacional (52 por ciento de lo estimado), alrededor de 20 500 fueron aportadas por 14 de Julio, una de las 36 empresas agroindustriales azucareras participantes en la campaña.

Sobre la génesis de este logro, aborda Afredo Molina Rey, director de Informática y Comunicación, un hombre que no sabe si nació o lo sembraron: “Lo mejor es arrancar la zafra temprano, eso nos permitió aprovechar los recursos dispuestos al inicio de la temporada. Por otro lado, aquí tenemos una fuerza de trabajo estable que ama al central y que cuida las combinadas como niñas lindas”.

En esta especie de intercambio, otro de los directivos de la empresa, Osvaldo Benavides Aparicio, quien atiende caña, agrega que también influyen el pelotón de máquinas modernas (que muelen de noche), los tres tractores de alta potencia recibidos el pasado año para la preparación del terreno, así como las mochilas y los arados. “A esto se suma una buena comunicación entre la dirección y los colectivos, y un trabajo diario que no deja que los problemas se pongan grandes”.

Algo más de seis millones de toneladas de caña molieron 36 centrales durante la última zafra, se estima que para la próxima participen solo unos 25. / 5septiembre.cu

El ingenio 14 de Julio concluyó su contienda el 26 de marzo y días después implementaba la Norma Técnica 52, relativa al diagnóstico del estado tecnológico de la industria. Esta permitió iniciar los mantenimientos que concluirán con vistas a la próxima zafra.

Las reformas incluyen los habituales retoques en áreas de generación de vapor, planta eléctrica y maquinaria agrícola, además de la reparación de la pantalla de una caldera y el montaje de un nuevo molino.

“A la industria se le va a hacer todo lo que requiere… a pesar de las limitaciones de recursos”, declaró el director general, Amaury Rodríguez Depestre, al medio provincial 5 de Septiembre,y quizás por eso este ingenio se mantiene entre los más estables del país.

Superar las metas siempre es digno de resaltar, sobre todo en un contexto en el que pocos lo hacen, pero esta victoria lleva el amargo rezago de ser muy inferior productivamente a la de años anteriores.

La decadencia azucarera impactó con mayor fuerza en el resto de los centrales del territorio. Incluso el 5 de Septiembre, de mayor capacidad productiva, no participó en la actual molienda. Sobre las causas de este decrecimiento, comunes a varias zonas del país, Néstor Hernández Martínez, subdirector de Zafra del Grupo de Control y Supervisión Técnica de Azcuba en Cienfuegos, da su valoración:

“Incide el incumplimiento de los planes de siembra y cosecha, ocasionado por los períodos de seca o lluvia extremos; la falta de trabajadores producto del poco estímulo salarial; y la escasa asignación de recursos para la preparación del suelo, el riego y el corte.

“Estos incumplimientos nos hacen emplear en la molida retoños aún jóvenes, lo cual atenta, de conjunto con la falta de herbicidas y fertilizantes, contra el rendimiento de nuestros campos, que esta vez rondó las 32 toneladas por hectárea (t/ha)”.

Si bien es cierto que un aumento de las áreas cultivadas impactaría en los niveles de producción, un análisis del sector en otros países, o incluso de otros momentos de la industria azucarera cubana, devela que la eficiencia depende más de la calidad de la caña.

Por otro lado, en estados como Morelos, en México, la reducción de entre el 25 y el 50 por ciento del uso de fertilizantes químicos en favor de bioinsumos ha permitido aumentar la vida útil del cultivo y los rendimientos, que pasaron de 170 t/ha a más de 235.

Nosotros no tenemos esa cultura –reconocen con pesar los directivos reunidos en el central, refiriéndose a las técnicas agroecológicas. En ocasiones, recursos como la cachaza, el nitrógeno o el amoniaco presente en las raíces de varias plantas no son aprovechados.

A esta realidad se suman errores organizativos y continuos cambios en las estructuras empresariales, que como dijera Hernández Martínez, “también se pagan”. Los bajos niveles de eficiencia de la maquinaria los entrevistados los achacan a la obsolescencia del equipamiento y la falta de inversiones y reparaciones adecuadas que ha sufrido el sector por años.

Para la próxima etapa se avizora una contracción aun mayor del número de centrales activos, lo cual supone un reto para la rentabilidad de una industria que tiene entre sus proyecciones a nivel mundial la generación de biomasa, biocombustibles, biofertilizantes, alcoholes, dióxido de carbono, levaduras, madera, medicamentos y alimentos para uso humano y animal…

Contrapunteo del tabaco y el café

Para aquellos arraigados en la montaña y el llano del más grande de los municipios cienfuegueros el ritual va más al trabajo familiar conjunto, al aprovechamiento de la tierra para hacerla germinar. En este afán, dos adictivos entablan amistosa controversia para ganar la preferencia de un territorio que tiene condiciones de altitud propicias para hacerlos florecer.

En las márgenes del lomerío de Cumanayagua está El Porvenir. El nombre de esta finca de solo 9.33 hectáreas vislumbra un futuro promisorio para la agricultura. No queda trillo por utilizar. Donde no cabe un sembrado se hace un secadero de tabaco o compost.

Alcides Hernández Pérez, quien lleva las riendas de la granja, no logra llegar durante nuestra visita. Su hermano Octavio no sabe precisar sí está en trámites para importar la troceadora y moledora de cúrcuma, la deshidratadora de frutas y cáscaras de piña o algún otro equipo que busca diversificar sus exportaciones.

Octavio también labra estos campos. Asume la tarea de mostrarnos cada innovación empírica, algunas de las cuales son de su autoría. No deja de disculparse por su forma simple y llana de expresarse, sin saber que resulta la mejor manera de entender la inventiva y su necesidad en tiempos de escaseces.

Aunque la principal exportación de los hermanos Hernández Pérez es el tabaco, también envían a Rusia hojas deshidratas de piña para elaborar zapatos de cuero vegetal. / Yasset Llerena Alfonso

“Del total de tierras, empleamos 8 hectáreas para sembrar tabaco en su temporada. Incluso, la directiva de la Unidad Básica de Producción Cooperativa (UBPC) El Tabloncito, a la que pertenecemos, nos permite sembrar en sus áreas, intercalando surcos; nosotros, en cambio, le dejamos las tierras listas para plantar.

“Hemos logrado que un 33 por ciento de nuestras capas tabacaleras tengan calidad de exportación, determinada por la uniformidad del color de la hoja, su tamaño, elasticidad y grasa”, explica.

El secretario del Partido del municipio, Armando Carranza Valladares, sigue de cerca esta finca. “Distingue por ser la de mejor producción tabacalera: llegaron a cosechar más de 400 quintales de peciolos de hasta 90 centímetros. Este año, por concepto de exportación, la Empresa de Acopio, Beneficio y Torcido de Tabaco, les retornó unos 35 000 dólares”.

En El Porvenir se pasean las ocas, se cultivan clarias, tilapias, así como berenjena, maíz, frijol, distintos tipos de ají (incluido el chile habanero para exportación), plantas medicinales, viandas de temporada, semillas y posturas de café, tabaco y una variedad de plátano macho extradenso, el FHIA 04.

Una diversidad similar se percibe en el uso de técnicas agroecológicas. “Aquí practicamos la lombricultura, el compostaje, empleamos sistemas de riegos artesanales que no implican gasto de electricidad y la planta canavalia como abono para las plantaciones y el suelo”, agrega Octavio.

Un estudio conjunto entre el Instituto Nacional de Ciencias Agrícolas, la Universidad de Oriente y la Estación Territorial de Investigaciones de la Caña de Azúcar de Palma Soriano prueba que esta leguminosa mejora propiedades físicas del suelo como la porosidad, la densidad de volumen, la formación y estabilidad de agregados. Fija grandes cantidades de nitrógeno y ayuda en períodos secos y suelos deteriorados.

Los hermanos de esta finca se han vuelto referentes en estos temas, y cuando el secretario del Partido dice que ayudan a todo el mundo, se refiere a cómo transmiten sus descubrimientos y mejores experiencias a otros, sin pensar en derecho de autor.

En la montaña, el café ha ganado la lucha por la popularidad y, aunque el llano dedica cada vez más espacio a su cultivo, los casi 800 metros sobre el nivel del mar de las lomas han hecho al grano dorado de la zona, el de mejor calidad en el centro del país.

Pasando de lado al Pico San Juan –mayor elevación de la provincia–, se llega a la finca de Jesús Chaviano Ruiz, en Mayarí. Antes de 2013 era ganadero, pero sin pensarlo dos veces cambió la vaca por café. Llegamos a los predios de su granja de la mano de Omar Bermúdez Sánchez, director general de la Empresa Procesadora de Café Agroindustrial Eladio Machín.

Ha escogido a este productor entre los más de 300 usufructuarios asociados que tiene la entidad, porque en sus tierras se encuentran un banco de semillas certificado con ocho variedades, un vivero de posturas para la resiembra, una canoa de fermentación, una minidespulpadora y aulas de agrotecnia vinculadas a la Estación Científica Experimental de Jibacoa.

“Chaviano también destaca por su empleo de abonos orgánicos y el correcto manejo de los injertos, algo fundamental teniendo en cuenta que hace más de cuatro años no importamos o asignamos productos químicos”, expone el directivo.

Jesús asumió los terrenos cuando todo era monte. Hoy, además de las 10 hectáreas cafetaleras, tiene frutales y árboles maderables. “Estos nos permiten proporcionar sombra a los cafetos, elemento fundamental junto al uso de semillas certificadas, fertilizantes y sistemas de riego, sobre todo en esta zona que, pese a la altitud, sigue siendo seca y calurosa.

El director general de la Empresa Procesadora de Café muestra las 8 variedades de semillas producidas por el agricultor Jesús Chaviano, resultado de la mezcla de los granos robusta y arábica. / Yasset Llerena Alfonso

“Estuve en Costa Rica y Panamá donde los rendimientos se mantienen de dos a tres t/ha, esto se debe en gran medida a su clima, al buen estado de los suelos y árboles, y al material genético de las semillas que logran adaptarse a los cambios. Si bien nosotros tenemos varios injertos y combinaciones, la mayoría son de los años 80, donde existían otras condiciones”, alerta.

Pese a todo, las tierras de Chaviano Ruiz logran aportar entre 0.8 y una t/ha, dependiendo de las afectaciones por intensas lluvias, algo que no ocurre a nivel de país, donde los cafetales rinden menos de 0.20 t/ha. Al decir de Omar Bermúdez, estas cifras se deben en gran medida a la poca resiembra, al incumplimiento de las normas tecnológicas y el reglamento de sombra y a la falta de fertilizantes.

Entre tanto, los cumanayaguenses buscan encadenarse con otros actores comunitarios mediante proyectos de desarrollo local. Rutas del tabaco, senderos turísticos de naturaleza, centros de degustación de café, así como la posibilidad de molinar y empaquetar los granos en el territorio concretan estas aspiraciones.

Del surco al plato, ¿trabas?

Recorrer en un día todos los campos asociados a la Empresa Agropecuaria Horquita es imposible, ni siquiera con combustible garantizado –que ya es algo bastante difícil. De alguna manera sus terrenos también comprenden comunidades del municipio de Abreus. Aparenta tener una línea de horizonte sin fin.

Sin embargo, de las 22 902 hectáreas de su extensión, cerca de la cuarta parte permanece ociosa o deficientemente explotada. El resto se divide entre áreas de cultivos varios y de ganadería casi a partes iguales.

Los productos de la Empresa Agropecuaria Horquita tienen entre sus destinos dos mercados agropecuarios de la comunidad, otros dos en Cienfuegos y uno en La Habana. / Lilian Knight Álvarez

Para Horquita, como revela su director general Rolando Pérez Ramos, el primer semestre cierra con utilidades, aunque fue un constante cachumbambé: sobrecumple en la siembra y el aporte de leche, incumple en la oferta de carne vacuna, la venta, y la producción.

Pérez Ramos insiste en que están abiertos a solicitudes de mejor aprovechamiento de las zonas improductivas. De hecho, ya proyectan la recuperación de unas 500 hectáreas en sus predios y de otras 2 000 en la antigua Empresa de Cultivos Varios Juraguá, que se unió a Horquita para formar un gran polo productivo.

Los agricultores abreuenses también sufren la “plaga” de los bajos rendimientos, y con excepción de la papa el resto de los cultivos permanece por debajo de la norma cubana, aún distante de la internacional.

“Se han venido aportando entre 27 y 29 libras per cápita de viandas y vegetales al municipio (para un valor óptimo de 30) y 1.2 kilogramos de proteínas (carnes y huevos), todavía lejos de los 5 a los que aspiramos”, puntualiza el directivo.

Para elevar estos últimos niveles desde hace poco más de un año se implementaron en Horquita los módulos pecuarios. Hoy existen 11 de estos colectivos, que crían conejos, cerdos, chivos, gallinas y guineos.

En lo que el palo va y viene, la empresa consolida las ventas de productos con mayor valor agregado. En este sentido destacan las elaboraciones de las minindustrias de papas fritas, tostón, harina de yuca, frutas y vegetales en conserva. Además, se encuentra en fase constructiva una procesadora de leche de cabra.

Otras iniciativas apuestan por la reproducción de medios biológicos y materia orgánica, así como el mejoramiento de las estructuras de cultivo y las semillas. Para lograrlo, se vinculan a la Universidad de Cienfuegos, los institutos de Viandas Tropicales y de Investigaciones Fundamentales de la Agricultura Tropical y el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB).

De conjunto con esta última institución se introdujeron dos líneas de maíz transgénico, muy superior en rentabilidad, que pudiera beneficiar, entre otros, a la Empresa Productora y Comercializadora de Glucosa, Almidón y Derivados del Maíz de la provincia.

La Glucosa, como la conoce la mayoría, a pesar de que la generación de este rublo está detenida desde 2017 por una avería en el reactor, emplea en su producción materia prima importada.

Gracias a la alta demanda de sus elaboraciones, Glucosa dedicó más de 4.5 millones de pesos de sus ingresos para la importación de piezas y materias primas para su mantenimiento/ Yasset Llerena Alfonso

“El maíz nacional es muy forrajero –aclara el director Joel Portell del Sol. Para obtener una tonelada de almidón necesitamos cuatro de este cultivo nacional, en tanto solo dos del internacional como promedio”.

La semilla híbrida pudiera sustituir las importaciones de esta entidad subordinada a Labiofam, que debido a los altos costos de la materia prima solo asegura la mitad de la demanda nacional de almidón.

“Del maíz se aprovecha todo –insiste Portell–, el almidón como extensor y componente alimenticio, el forraje, el gluten y el lodo (residuo líquido de la trituración) como alimento animal y el germen, además, como fuente de aceite para consumo humano, algo que ya proyecta la entidad”.

Por ese motivo Glucosa tiene entre sus clientes a las empresas de conservas y jugos, las de medicamento, de productos lácteos, de confituras y de cárnicos. Asimismo, elabora productos terminados como natillas, cremas, polvo de hornear, siropes, vimang…

Las entidades de la agricultura cienfueguera aplican las 63 medidas encaminadas a dinamizar el sector, las cuales han permitido que cada trabajador se sienta estimulado a producir y esté consciente de los gastos.

Sin embargo, en esta ceremonia que resulta arañar la tierra y traer al mundo sus frutos, Cuba parece perder comadronas –y comadrones–, técnica y fuerzas para parir. Anuarios e informes revelan la tendencia al decrecimiento, en sus siembras, sus rendimientos, sus producciones. Detrás de la involución se esconde no solo una inversión insuficiente en uno de los sectores que más debería tener, sino también una resistencia a incorporarle al ritual nuevas formas de hacer.


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