Un vistazo al voleibol de playa y al triple salto femenino
Estimados lectores olímpicos:
Se dio un caso no tan frecuente en el deporte. Y estamos hablando del voleibol de playa: a los cubanos les hubiera sido mejor no haber terminado primeros en su grupo.

Lo explicamos: es que el prestigioso dúo sueco, primero del ranking mundial, había patinado en esa fase de grupo y esto, entrando los europeos por debajo en el organigrama, propició este difícil juego en el cruce del tercero con el primero. Pero, a pesar del revés, los nuestros se marcharon felices.
Vamos a usar una frase muy utilizada en la crónica deportiva: Noslen Díaz y Jorge Luis Alayo vendieron muy cara la derrota en octavos de final a David Ahman y Jonatan Hellvig: el encuentro, celebrado en el Estadio Torre Eiffel, finalizó un set por dos, con momentos disputadísimos.
Los europeos ganaron el primero (21-11), los cubanos igualaron en el segundo, en el cual tras el empate a 21 ninguno de los contendientes lograba sacar los dos puntos de ventaja, en medio de jugadas sensacionales, algunas de ellas con excelente defensa de los suecos. Sin embargo, el empeño tenaz de los caribeños dio resultado: 28-26. Y a jugar el tercero.
En el tercero, que concluyó 15 a 11, decidieron las fallas de Díaz y Alayo. quienes fueron hasta este domingo los que le propiciaron a Cuba las mayores emociones en estos Juegos Olímpicos París 2024.
“Ellos lograron dominar el juego, muchas veces apoyados en el segundo toque. No es algo de ahora, esa es una de las claves de su éxito. Neutralizar eso es difícil, si le saltas a uno, dejas al otro libre… más bien la clave del partido estuvo en la cantidad de errores no forzados que cometimos y eso a este nivel cuesta”, dijo Alayo.
Los dos se elogiaron y quedó claro que pueden ir por más en el futuro.
Atrás quedó también el aplauso de un público conocedor.
Una de cal y otra de arena
Quiero empezar con una verdad de Perogrullo: en los Juegos Olímpicos se caen pronósticos muy sólidos, en el camino quedan grandes estrellas y astros; otros llegan más lejos de lo esperado.

Eso ocurrió con las dos cubanas del triple salto: Leyanis Pérez, una favorita muy clara para subir al podio, quedó por debajo de sus posibilidades y fue relegada a un quinto lugar, al cubrir la distancia hasta los 14,62 metros; por su parte, Liadagmis Povea se creció hasta un cuarto más allá de un cálculo sensato, al lograr 14,64.
Bueno, cambiemos el orden en honor a los méritos mostrados aquí y empecemos con las declaraciones de Povea: “Es una cosa de locos. Salí de una lesión, con recuperación larga, y llegamos con la esperanza de ser finalistas y hacerlo lo mejor posible; no esperaba un cuarto lugar y menos tan cerca del podio”, dijo la feliz y carismática muchacha.
“Siempre quise una medalla, pero hay que ser realista. Tuve déficit de entrenamiento y, aunque lo supe recuperar con la fe de que todo iba a salir bien, es cierto que apenas competí y eso te pone en desventaja”, agregó.
Pérez, con las mejores marcas de los últimos días y semanas, considerada para la conquistar de una medalla, hasta posible de oro, tuvo este sábado una tarde-noche de la que le gustaría sacar experiencias y enterrar.
Ella explicó a los periodistas cubanos, un rato después de terminar la competencia, que el desenlace se debió a un fallo técnico que arrastra entre el segundo y el tercer paso, el cual no pudo resolver en la llamada hora cero de estos últimos tres años.

Más allá del fallo técnico, que fue muy lamentable no tuviera solución, lo cierto es que se le vio con el rostro tenso, sin la usual alegría de competir, quizás sin toda su fuerza y explosividad, y no actuó como acostumbra: de alentar al público a que la aplaudiera antes de los saltos.
Ahora, dijo, se va a seguir preparando, mejorando, en busca de un desquite en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1928.
Asimismo reconoció: “No estoy contenta con mi resultado. Me he preparado durante mucho tiempo para llegar a unos Juegos Olímpicos y me voy con un sabor amargo de que no salieron las cosas como esperaba”.
Lo ocurrido en París a Leyanis Pérez ha sido uno de los momentos inesperados y tristes para Cuba.
Vuelvo con más…
Con afecto olímpico.